ONU advierte vulnerabilidad de migrantes venezolanos ante COVID-19 - Runrun
ONU advierte vulnerabilidad de migrantes venezolanos ante COVID-19
El enviado de la ONU, Eduardo Stein apela a la «corresponsabilidad» de cara a la Conferencia de Donantes del martes, también como un «seguro de salud pública»

 

La pandemia del coronavirus agudizó las carencias de una población «vulnerable» -que ya suma cinco millones- como lo es la de los migrantes venezolanos. El enviado de la ONU para esta crisis, Eduardo Stein, confía en que de la Conferencia de Donantes del martes salga el compromiso compartido de ayudar a la región, no solo por una cuestión de Derechos Humanos, sino también ahora por salud pública.

Stein reconoce que la pandemia complicó una situación que sigue siendo sumamente compleja. Las restricciones adoptadas por varios gobiernos para impedir la expansión del coronavirus acarrearon un impacto colateral en venezolanos que ya habían encontrado un medio de vida, «por modesto que este fuese», y que ahora se quedaron sin trabajo.

Las organizaciones humanitarias estiman en 1.400 millones de dólares las necesidades de estos colectivos, pero -a fecha de 21 de mayo- apenas han recibido unos 88,7 millones, un 6 % del total. En este contexto surge la Conferencia de Donantes impulsada desde la UE y en la que España participa también como organizadora, convocada para el 26 de mayo.

El enviado explica en una entrevista a Europa Press que los venezolanos no son ajenos a un «desastre laboral» que no entiende de territorios y que se está cebando sobre todo «con la gente que vivía al día». Entre los efectos ya comprobados estarían un aumento de los desahucios o una subida de los casos de violencia de género.

Retornos por vías legales e ilegales

La situación es tal que muchos se están replanteando su situación, incluso la vuelta. «Si me voy a enfermar, si me voy a morir, tengo que ir a morir a mi país, con mi gente», plantea Stein como un posible razonamiento para estos retornos, que según el Gobierno de Nicolás Maduro ya superarían los 40.000 desde que el brote de coronavirus originado en la ciudad china de Wuhan comenzó a agravarse.

Stein afirma que las cifras oficiales serían inferiores a 40.000, pero solo son cálculos razonables a partir de los retornos consumados por «vía legal». A ellos habría que sumar otros «miles» más de venezolanos que han regresado a su país por rutas alternativas, al margen de unos pasos que ahora el Gobierno de Maduro intenta controlar.

El régimen de Maduro ya avisó esta semana de que tomaría medidas para prevenir la llegada del virus a través de estos retornados, estableciendo por ejemplo medidas de cuarentena en áreas fronterizas, pero según Stein el intento de Caracas por vigilar las entradas no es nuevo, ya que en algunos momentos llegó a imponer un límite de 300 cruces diarios.

Estos límites han generado algunos «tapones» en las fronteras de Colombia, Ecuador o Perú, explica el enviado internacional, que no sabe en qué medida pueden afectar ahora las cuarentenas. «Depende de las capacidades de salud pública del gobierno venezolano para regularizar estos procedimientos de contención», declara.

En el otro sentido, el de salida, «los flujos también siguen». Aunque no se alcanzan los «picos» previos a la pandemia, cuando se llegaron a registrar 5.000 o 6.000 cruces diarios, Stein señala que sigue habiendo un flujo irregular que puede llegar en algunos casos a «cerca de 2.000».

Países «exhaustos»

La mayor parte de la carga de esta emergencia migratoria la están asumiendo en estos últimos años los países de la región, que desarrollaron programas específicos para atender a los venezolanos pese a tener «presupuestos exhaustos» y «capacidades institucionales sobrepasadas».

Incluso con la pandemia, destaca Stein, los países vecinos a Venezuela llevan a cabo «los mejores esfuerzos». Sin embargo, ve necesario seguir avanzando hacia una «corresponsabilidad» que implique a otros actores internacionales. La Conferencia de Donantes entra en juego en este sentido, principalmente en el terreno económico.

«No solo existe la motivación humanitaria para atender a una población en sus derechos de protección», sino que también es un «seguro de salud pública», en la medida en que si esta población no es atendida «debidamente» y carece de acceso a protección puede representar un «multiplicador de contagios» de coronavirus, según el representante de la OIM y Acnur.

Ahora, prosigue, se antoja «doblemente importante poder contar con apoyos externos para presupuestos que están ya totalmente desbordados», toda vez que «los países vecinos no aguantan más».

Stein no ve «prudente» anticipar el dinero que se espera recaudar en la próxima cumbre telemática, ni tampoco cuál sería el objetivo mínimo. Sin embargo, pero reconoce que por «expresiones privadas» trasladadas por algunos donantes se esperan fondos tanto de gobiernos concretos como de bancos de desarrollo.