Economistas consideran una burla el aumento de salario decretado por Maduro
Economistas consideran una burla el aumento de salario decretado por Maduro

B1jN4-fIMAArP9o1

Vía DLA

Economistas venezolanos calificaron de “burla para los venezolanos” el incremento salarial del 15% anunciado el lunes por el presidente Nicolás Maduro porque, según ellos, ese monto no llega ni a cubrir los gastos básicos de una familia en el país sudamericano.

Pero el «hijo de Chávez» sigue insistiendo en que el cambio oficial es de 6,3 bolívares por dólar, cuando en realidad es imposible encontrar en el país ese valor. En el mercado negro un dólar cuesta 100 bolívares.

Si llevamos el nuevo salario mínimo de 4.889,11 bolívares, a la tasa real de cambio, ello representa sólo  48,89 dólares en el mercado neghro, que es donde se venden todos los productos y servicios a los que acceden los venezolanos. En el «mundo financiero de Maduro», con una tasa de cambio de 6,3 bolívares por dólar, el salario mínimo representaría 776 dólares pero, coinciden todos los economistas, es una fantasía.

 

Pesadilla en puertas

Según el economista Francisco Faraco, es impresionante, en el actual contexto económico de Venezuela, que “un Gobierno tome medidas que en lugar de desacelerar la tendencia inflacionaria, más bien la aviva”. A su juicio el presidente venezolano vivió una “pesadilla con el aumento de 45% que el mismo decretó para los militares y, para tapar el hecho con un dedo, le asignó un incremento de 15 % a los civiles que, en realidad es una tercera parte de lo recibido por los uniformados y no sirve para nada”.

Agregó que ambos incrementos son como el dicho venezolano “pan para hoy y hambre para mañana». «Cuando cobren, tendrán un poquito más en el bolsillo pero al mes siguiente ese dinero se acabó. Otra cosa, es que este Gobierno construye a través del Banco Central de Venezuela una realidad virtual con las cifras que el mismo Maduro crea, que no es lo que se percibe en la calle. En sus mediciones sólo colocan los productos básicos y no otros renglones como licores y bebidas, alquiler de viviendas, entre otros”.

Resaltó que, casualmente, “el día que Maduro viene con esta ‘genialidad’, los precios del oro disminuyen, el del barril petrolero sigue bajando y por ende, nuestras reservas igualmente caen considerablemente”.

 

¿Cuánto habrá caído?

Para el especialista en Economía Luis Oliveros, el incremento salarial tiene dos interrogantes “la primera es ¿cuán grave es la inflación a los ojos del Gobierno? y la segunda, ¿cuánto ha caído la popularidad de Maduro y sus aliados combo para que se vean en la necesidad de aumentar el salario mínimo?”.

El economista fue preciso al decir que “la mejor medida para preservar el poder de compra del salario de los venezolanos es tener una eficaz política antiinflacionaria. Venezuela no tiene nada de eso”.

Por su parte, el también economista Orlando Ochoa consideró que el porcentaje de incremento salarial tiene una relación directa con “el miedo” que le tiene el Gobierno a los militares. «Por eso fue de 45% para ellos, mientras que para la población apenas alcanzó el 15%”, subrayó.

Ochoa aseguró que Venezuela está al borde de una “hiperinflación” y aseveró que las cifras de 2015 no estarán, como indica el presupuesto elaborado por Marco Torres, ministro para Economía, Finanzas y Banca Pública, de 25 a 30%,  sino que “con el agudo desbalance fiscal y cambiario se espera una inflación entre 100 a 120%”, indicó.

 

No hay camino

Según Pablo Castro, coordinador nacional de trabajadores del partido Un Nuevo Tiempo (UNT) y dirigente sindical, “el aumento del 15 por ciento del salario mínimo es una burla para los trabajadores del país, que sufren los mismos efectos de la inflación». Estimó que no bastan los incrementos salariales porcentuales, «porque si no hay un cambio en la política económica, no habrá salario que alcance la inflación”.

«Hay que revitalizar el aparato productivo, la inversión productiva, para generar empleos, con ingresos reales sustentados en la producción nacional. Hay que controlar el gasto público, no produciendo dinero inorgánico, para que el Gobierno gaste sin ningún tipo de control y entren recursos al torrente financiero exagerando la demanda, cuando la producción de bienes escasea”, concluyó.