Andreína Mujica / París, Francia
7 de la mañana. Aún no amanece pero al día se le adelantó Charlie Hebdo, por lo cual a las 9 y 15 am de la mañana del miércoles 14 de enero, tan solo una semana desde la ejecución del grupo de periodistas del semanario, París madruga para conseguir un ejemplar histórico.
Aún no habían conseguido a los asesinos y con la fuerza de un titán los sobrevivientes lanzaron un aviso sorprendente : «No nos van a silenciar, el próximo miércoles sale Charlie Hebdo».
En tan sólo una semana editaron ocho páginas, las más difíciles en los últimos veintitrés años. Sin embargo, la locura se fue a internet, y desde una subastadora en línea (Ebay) se decía que podía costar de 120 euros a cientos de miles, pero se detuvo un poco la demanda cuando el semanario anunció un nuevo tiraje de 2 millones más.
«Es algo inédito en la historia del periodismo mundial, y por supuesto jamás visto en Francia», comenta una señora en entrevista con la televisión china. Italia, Noruega, Checoslovaquia, España, Argentina o México, hay por todas partes periodistas del mundo entero siguiendo la noticia.
Las colas se terminan y como un ouroboro vuelven a nacer en su final, se hacen segundas y terceras filas para anotarse en las listas, estamos en invierno y la gente hace colas de una hora y media, hasta dos por comprar un ejemplar. Pero se acaban en tan sólo 15 minutos. Por cada kiosco entregan entre 30 y 55 ejemplares.
Los vendedores de los kioscos reaccionan de diversas formas. Unos con humor, «No me quedan, pero tengo muchas cosas para leer, revistas, coleccionables, otros periódicos, y lo mejor, en todos está Charlie». Otros se molestan y salen con el gesto típico francés de la manito arriba abánicando hacia atrás, «¡Eh voilá, il y pas!» «¡Que no quedan!»
También están los que te dicen «Me queda un sólo ejemplar del Canard Enchaîné (Pato encadenado)», el otro semanario que ha sido amenazado en los últimos días.
Desesperados, unos cierran sus santamarías, hay avisos escritos a mano suelta: «No tengo más Charlie Hebdo, las listas para un ejemplar el día de mañana jueves son de hasta tres páginas».
La gente se detiene en la calle y pide echarle un ojo al semanario, una chica lo fotografió página por página con su tableta, era una locura, comenzaron a comprar y esconderlo, si lo abrían en un café o en la calle alguien se iba a acercar.
Sencillo, ante la demanda, se van a imprimir 2 millones más, distribuidos en 25 países, 16 lenguas, estas 8 páginas van al Guinness de la historia del periodismo. Charlie pasó de 60 mil ejemplares cada miércoles a 5 millones.
Ni siquiera ellos lo creen, para Luz, el caricaturista que hizo la nueva portada, el esfuerzo ha valido la pena, lo que se reúna con las ventas irá para las familias de sus compañeros, intentando presentar a la prensa la portada, no aguantó y literalmente se desplomó en llanto. Cinco millones de ejemplares no valen los cinco compañeros que ya no están.
