Proeza popular por Ramón Guillermo Aveledo - Runrun

 

Hace un mes, nadie habría imaginado el cuadro político venezolano del domingo 14 de abril en la noche. Una elección convocada con todas las ventajas para los que mandan y su candidato, con los poderes públicos como comando de campaña y el presupuesto nacional como tesorería, en medio del genuino duelo de una importante proporción de la población por el difunto Presidente y con los medios de comunicación encadenados, de facto o por obligación, con motivo del tal acontecimiento.

La campaña que encabezó Henrique Capriles tuvo como adversario al Estado venezolano. Sus ocupantes usaron y abusaron de todos sus recursos para atacar, calumniar, manipular. Se inventaron «guerras» como la eléctrica, en realidad desatada por la incompetencia, y «atentados» en plural, contradictorios entre sí. Abuso también del lenguaje agresivo, propiciador del enfrentamiento.
Y ¿cuál es el resultado? El dado por el CNE es estrecho y ofrece dudas, que bien pudieron superarse tempranamente para bien de todos. Se prefirió apresurar las cosas y generar tensiones. Nosotros insistiremos pacífica y legalmente en buscar modos para que la voluntad del pueblo sea acatada y respetada por todos. Es nuestro derecho y nuestro deber. Mal se hace intentando tergiversar nuestra intención. Pero lo que nadie sensato puede discutir es que un país nuevo se mostró en el voto.
Mitad y mitad a pesar de todo el ventajismo. Mitad y mitad. Y, en el fondo, un compartido anhelo de paz, de convivencia, de justicia, de encuentro venezolano por encima de diferencias. Un anhelo que traspasa fronteras. Ese fue el gancho de Capriles para esos cerca de 800 mil votantes del fallecido Presidente hace seis meses que ahora lo prefirieron, y no lo supieron leer los que, cómodos en el poder, sólo se escuchan a sí mismos. Sin perder la confianza de quienes lo habían escogido en octubre. Unidad fortalecida en la acción política y muy clara en su mensaje al país, que es de inclusión, de unidad nacional.
Hoy, quienes gobiernan no pueden ignorar eso. Reclaman ser reconocidos como el poder que son, pero no reconocen el tamaño real de Venezuela y que ser venezolano no puede tener alcabalas partidistas. Es sabido, pero hay que repetirlo, aquí nadie sobra. Todos hacemos falta. Todos nos necesitamos.
Es un logro de Capriles y de la Unidad, cierto, pero sobre todo una colosal proeza popular. Millones de hombres y mujeres en toda Venezuela. En barrios, urbanizaciones y campos. En universidades y cuarteles. En partidos, empresas y sindicatos. En el desempleo y la informalidad. En las artes y el espectáculo. Ellos son los héroes. Los verdaderos héroes.
Ramón Guillermo Aveledo 
Secretario de la MUD