El martes se conoció que el comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, el almirante Édgar Cely, había confirmado que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) continuaban en Venezuela.

De la misma manera añadió que “lo que se mostró al final del Gobierno del ex presidente Uribe se mantiene”. Definitivamente una frase lapidaria, ya que Uribe presentó ante la OEA en el 2010 unas pruebas de la presencia de los campamentos de estas guerrillas en territorio venezolano.

Ahora bien, el presidente Santos desmintió a su comandante, alegando además que “hay muchos enemigos de lado y lado” opuestos a que la relación prospere.
Esta reacción naturalmente complace al mandatario venezolano ya que de cierta manera se está corriendo la arruga.

Pero: ¿Hasta cuando el pragmatismo en esta relación?

Al final los perjudicados son los habitantes de la frontera y … los cientos de venezolanos que son secuestrados anualmente.

Tomas Horacio Hernandez

@TomasHHR