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Cartas a un hijo

Carlos Dorado Sep 10, 2017 | Actualizado hace 7 años
¡Padres de mentira! por Carlos Dorado

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Hoy en día, los niños en general, tienen una baja tolerancia a la frustración y al dolor, porque los padres tratan de darles todo, y apenas sienten que el niño tiene un deseo, buscan cumplírselo desesperadamente. Quieren distorsionarle o esconderle las realidades de la vida. Los sobreprotegen, y en su afán de hacerles un bien, terminan haciéndoles un mal. Como decía mi madre: “Si no lloras, cuando te toca llorar, las lágrimas se quedan dentro, y resulta más difícil reír”.

La frustración y el dolor, son los que dan la base para construir la fortaleza emocional básica cuando se tiene que afrontar el sufrimiento; y no se trata de que los niños aprendan a sufrir, sino que aprendan a transitar emociones, las buenas y las malas, a vivirlas y enfrentarlas, porque sólo viviendo de vez en cuando en la oscuridad, se puede apreciar la luz.

Les damos de todo para que sean felices, sin darnos cuenta que ese todo, termina sacándole el espacio para que sean precisamente felices; y cada día vemos un mayor número de niños con síntomas de depresión, insatisfechos, sin ilusiones y sin metas, que terminan siendo caldo de cultivo para las drogas, e inclusive algunos llegan a abrazar causas extremistas, donde supuestamente les dan un sentido a su vidas.

Los Ipad, los teléfonos inteligentes, los videojuegos, y las redes sociales sustituyeron a los padres, y cualquier tema de conversación o reunión familiar pierde todo tipo de atractivo ante un chat, unas fotos en instagram, o un video en YouTube. Las redes sociales pasaron a copar sus tiempos libres, sus intereses, y sus motivaciones.

Mientras este proceso se va consolidando, los padres en su afán de complacer, y los niños en su estado de no complacidos con nada, van mermando la tolerancia a todo aquello que no les gusta, donde el padre va perdiendo la autoridad que el hijo va ganando; hasta que llega el momento en que la autoridad es ejercida por éste, teniendo el padre que someterse a los caprichos del hijo.

En primer lugar, siempre hay que poner las normas y los límites claros. Los límites no son un derecho de los padres, sino de los hijos, para así garantizarse que los padres cumplan con su sagrado deber de ser padres y no alcahuetes. No se trata de dejarles hacer lo que quieran, sino lo que deban. En segundo lugar, es necesario crear un entorno de comunicación cotidiana, de tal forma que si el niño pasa por un problema lo cuente, no porque son amigos, sino porque son padre e hijo, y tiene que prevalecer el diálogo, pero eso sí con respeto. El tercer elemento es el afecto diario. Una de las mejores cosas que pueden decir los hijos de los padres es que «somos unos pesados». El amor no es algo que se vive cada día en los detalles cotidianos. Hay que llenar el entorno de afectividad expresa, y con el tiempo los hijos no sólo lo sentirán sino que lo apreciarán.

Nuestros hijos son nuestra única esperanza para el futuro, pero nosotros somos su única esperanza para su presente, y tenerlos es el mayor honor y la mayor responsabilidad que se le puede conceder a cualquier hijo. ¡Ejerzámosla con responsabilidad! Dejemos de ser padres de mentira. Como esas películas del oeste, donde sólo hay la calle principal, y las fachadas de las casas, pero nada detrás. Todo parece muy bonito, hasta que se observa un poco más adentro.

Procuremos más ser padres de un futuro mejor, que hijos de un pasado mejor. Es nuestra responsabilidad, y eso no se puede delegar en los hijos.

cdoradof@hotmail.com

Carlos Dorado Ago 27, 2017 | Actualizado hace 7 años
Historias que inspiran, por Carlos Dorado

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Sabiduría e ignorancia, quizás sean las dos fuerzas opuestas que impulsan hacia arriba o hacia abajo a una persona, una sociedad y su futuro. Una sociedad que puede ser ignorante, pero si cuenta con buenas dosis de sabiduría, al menos entre sus líderes, irá edificando un futuro mejor; donde el país y sus ciudadanos se van haciendo cada vez menos esclavos, menos dependientes, menos manejables por factores adversos, que puedan conspirar contra un futuro mejor.

Sabiduría es conocerse a uno mismo, y transformarse. Es estar muy consciente de lo que se sabe, y de lo que no sabe. De lo que se tiene y de lo que se desea. Es la verdadera riqueza de un ser humano y de una sociedad.

La ignorancia ha sido el caldo de cultivo para casi todos los males en la historia de la humanidad, y quizás el arma más destructora conocida hasta la fecha. Como decía mi madre: “En las cabezas huecas se puede tocar bien el tambor, y cuanto más vacía mayor es el eco”.

Todo esto viene a mis pensamientos, mientras leo la biografía de la Sra. Rose Blumkin, fundadora en 1937 de “Nebraska Furniture Mart”, en Omaha (USA). La Sra. Blumkin, le pidió prestado a su hermano los 500 $ que requería como inversión inicial. Apenas se quedó sin dinero, vendió los muebles de su casa para seguir manteniendo el negocio.

Su lema era “Vender más barato que los demás, con un mejor servicio”. Con  perseverancia y mucho trabajo, comenzó a ver los primeros resultados. Sin embargo, los competidores de la zona comenzaron a presionar a los proveedores para que no le vendieran a la Sra. Rose, lo que la obligó a buscar otros proveedores por todo el país. 

En 1983, a la edad de 89 años, la señora Rose le vendió el 80% de  “Nebraska Furniture Mart” al Sr. Warren Buffet. Ambos firmaron el acuerdo en una página y con un estrechón de manos. “Al mejor estilo de gente como nosotros”, expresó el Sr. Buffet, quien adquirió la empresa por una suma multimillonaria, sin efectuar una auditoria a los libros de la compañía, ni al inventario. Se basó únicamente en su propia experiencia comprando en Furniture Mart, y conociendo a la Sra. Rose, de la cual dijo: “No sabrá ni leer ni escribir; pero está por encima de cualquier graduado en las mejores universidades de nuestro país; y gerencia su negocio mejor que cualquier presidente de las compañías más grandes de América. Es un ejemplo de sentido común, trabajo, constancia y pasión; con estos atributos y con tiempo es imposible no triunfar”.

Ella manifestó que vendía su negocio, porque creía que si lo hacía antes de morir, iba a evitarles a sus hijos muchas peleas por culpa del mismo. La Sra. Rose continuó dirigiendo el negocio, con sus 70 horas de trabajo semanales, y usando su bicicleta eléctrica para movilizarse, como si continuase siendo únicamente suyo.

En 1989, a la edad de 95 años, su familia la obligó a retirarse. Se sintió infeliz, y se percató de que en el acuerdo que había hecho con el Sr. Buffet no estaba la cláusula de no competencia. Por lo cual, a esa edad y en contra de su familia, fundó «Mrs. B’s Clearance and Factory Outlet». Al cabo de dos años ya generaba ganancias. Al tercer año y ya con 98 años, se lo vendió a Mr. Buffet, quien fusiona ambas empresas, manteniendo en su rol gerencial a la Sra. Rose hasta los 104 años; edad en que murió, siendo una de las mujeres más ricas del país, y dejando la más grande cadena de muebles de los Estados Unidos.

¿Sabiduría? ¿Ignorancia?…Historias que inspiran.

cdoradof@hotmail.com

¡Es el momento de buscar soluciones, no culpables!, por Carlos Dorado

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Si algo nos enseñaron los acontecimientos de los últimos meses, es el hecho de que nadie tiene el poder absoluto en sus manos, que le permita unilateralmente imponerse, por lo cual la mejor alternativa debería ser el diálogo y el acuerdo entre las partes; y dentro de ese diálogo y ese acuerdo, -más allá de lo político-, la materia más urgente e importante que debemos  abordar en estos momentos es la económica, la cual termina afectando a todos los venezolanos, sin distinción de ideologías.

Necesitamos un plan económico creíble y realizable a corto, mediano y largo plazo con objetivos claros y bien explicados, para que cuente con el apoyo de todo el país, pues no creo que haya un solo venezolano que no desee que la economía mejore; así como de la comunidad internacional, ya que sería la mejor forma que tendrían de ayudar al país.

Un país, que por un lado no tenga acceso al endeudamiento externo, y que pague intereses superiores al 20% por su deuda; a pesar de haber sido un excelente pagador en toda su historia (teniendo uno de los índices más bajos de endeudamiento externo a nivel mundial); y que por el otro lado a través de la manipulación de la tasa de cambio, que es manejada arbitrariamente por intereses ocultos, y se la devalúen en un 100% en cuestión de semanas; irremediablemente estará  toda su población condenada a la miseria.

Ese plan tiene que afrontar la parte cambiaria, donde haya una tasa libre de compra suficientemente atractiva para que todos los dólares que entran al país vayan a incrementar las reservas internacionales, y no alimenten al mercado negro. Donde se establezca una tasa de venta de dólares que tenga un soporte económico defendible, como podría ser la tasa implícita (Masa monetaria/Reservas internacionales) por el factor riesgo país; y que esos dólares vayan únicamente a la compra de materia prima para la industria nacional y bienes de primera necesidad. Buscando como objetivo a mediano plazo la unificación cambiaria y la eliminación del control de cambio.

Ese plan tiene que afrontar la parte social, eliminando el control de precios para los productos que no sean de primera necesidad, y otorgando subsidios directos a las personas de bajos recursos por montos que le permitan afrontar las necesidades básicas; logrando que todos los que deseen  puedan importar lo que quieran, siempre y cuando utilicen sus propios recursos.

Ese plan tiene que afrontar el problema de las industrias básicas, donde se cree un centro internacional de exportaciones (CIE) que le compren a éstas  en Bsf y vendan en divisa, a precios internacionales. Igualmente, en algún momento habrá que eliminar las subvenciones a las mismas, y llevar una parte minoritaria de su capital a los mercados bursátiles internacionales, que le otorguen transparencia a la gerencia, y se obtengan los recursos necesarios para mejorar la producción.

Ese plan tiene que reactivar el mercado bursátil venezolano, donde se diseñen nuevos instrumentos de emisión de deuda que incentiven al ahorro, y sea al mismo tiempo una fuente alternativa de financiamiento para las empresas. También hay que enfrentar la reestructuración de la deuda externa y el endeudamiento futuro, basado en un plan nacional de divisas creíble y realizable.

Mi madre solía decirme: “Hay dos tipos de personas, las que siempre tienen un problema para cada solución, y las que siempre tienen una solución para cada problema”.

Hoy más que nunca, necesitamos soluciones.

cdoradof@hotmail.com

¿El éxito como sinonimo de felicidad? por Carlos Dorado

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El otro día me preguntaron: ¿Cuáles son las variables que definen el éxito? El éxito es quizás una de los conceptos más difíciles de definir, ya que todos aquellos que disfrutan de un buen nivel de “felicidad” en sus vidas, se podrían considerar exitosos.

El éxito per se no debe ser un objetivo, ni debe ser medido por el tamaño de lo que se logra, sino más bien por el disfrute que se hace de lo que se logra. El éxito quizás ni exista, es una lucha de obstáculos sin fin y de objetivos que se van alcanzando. Mi madre solía decirme: “Ser exitoso no te asegura la felicidad, pero la felicidad te da más posibilidades de éxito”

Por lo cual, lo primero que hay que tratar es de ser feliz con lo que se va obteniendo, y nunca considerarse exitoso. Sin embargo; si tuviera que enumerar las variables, según mi experiencia en la vida, diría que las más importantes son: Contar con las condiciones adecuadas, tener la mentalidad necesaria, pasión por lo que se hace, capacidad de sacrificio, paciencia, perseverancia, confianza en uno mismo, suerte, nunca sentirse exitoso y apreciar lo que se obtiene.

Hay una película muy inspiradora sobre el éxito, basada en la vida de Bethany Hamilton; una surfista profesional Hawaiana, la cual escribió su biografía en 2004, en un libro titulado “Alma de surfista”, y del que se hizo una película en 2011 con el mismo nombre.

Desde muy pequeñita, Bethany ya surfeaba a gran nivel y apuntaba a convertirse en surfista profesional. A los 13 años, ya competía y ganaba eventos de surf en Hawái. Pero un mal día, de golpe, todo cambió. Un tiburón tigre se cruzó en su camino mientras surfeaba con su amiga, la también profesional Alana Blanchar, en la playa de Tunnels Beach, en Hawái.

Mientras Bethany estaba relajada, estirada encima de su tabla disfrutando del mar, un tiburón tigre la atacó, y le arrancó su brazo izquierdo. Después de haber perdido mucha sangre, los médicos lograron salvarla. Sólo 10 semanas después del ataque, cuando estuvo mejor curada de los puntos, Bethany volvió a subirse a su tabla. “Mi ilusión y mi pasión era convertirme en surfista profesional y un simple ataque de tiburón no me lo iba a impedir” declaró en una de sus entrevistas.

Después de mucho esfuerzo, trabajo, empeño y gracias a su pasión por el surf, Bethany volvió a la competición. Rechazó ser tratada de manera diferente al resto de competidoras y surfeó en igualdad de condiciones. Con 15 años, consiguió participar y ganar el campeonato NSSA. Con 17 años le llegó la oportunidad de hacerse profesional y no la desaprovechó ¡Había peleado tanto por sus sueños que era cuestión de tiempo que lo consiguiera!

Para mí, Bethany es un claro ejemplo de cómo se debe afrontar la vida. Aun bajo las circunstancias de que un día la desgracia toca la puerta, entra y se queda como una compañera más de uno. Luchar con perseverancia, sólo con la esperanza de sacar la desgracia de tu vida, sustituyéndola por felicidad; es el verdadero triunfo de una persona. ¡Sin importar si le llaman éxito o no!

Por eso, la diferencia entre lo que uno es y lo que uno quiere ser, es lo que hacemos y cómo lo hacemos, sin pensar si es fácil o difícil, sino con la firme convicción de que vale la pena, sin claudicar ante las dificultades, sin mirar para atrás, con entusiasmo y pasión, logrando poco a poco aquello que soñamos.

¡En ese momento quizás seamos exitosos, pero lo importante es ser felices disfrutando de lo que vamos logrando!

cdoradof@hotmail.com

¡El año que vivimos en peligro! por Carlos Dorado

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El año que vivimos en peligro” es una película dramática de 1982, dirigida por Peter Weir y estelarizada por Mel Gibson y Sigourney Weaver. Está basada en la novela homónima de C.J. Koch. En dicha película; Mel Gibson, es un periodista australiano,  que llega a Yakarta (Indonesia) para cubrir la explosiva situación que vive ese país, durante el derrocamiento del presidente Sukarno.  Allí, conoce a Jill Bryant (personaje representado por la actriz Sigourney Weaver); una funcionaria de la embajada británica, con quien  mantiene una intensa relación amorosa, mientras el país se debate entre la revolución comunista o la dictadura militar.

Creo que sería un buen film para ver durante estos días, donde diese la impresión de que en nuestro país, después de meses viviendo en peligro,  pareciera que el tiempo se nos agota, sin lograr que las partes lleguen a un acuerdo, para lograr el bien y la paz de todo el país.

Cuando el odio es el gran protagonista, estamos negándonos a reconocer las consecuencias que pueda traer consigo una falta de acuerdo, llegando a un momento en que la vuelta atrás deja de ser una opción. ¡Esa intransigencia puede convertirse en un atentado contra el país!

Somos todos sin excepción, los responsables de nuestros sufrimientos, de nuestro dolor, de todo lo que nos ha sucedido, y de todo lo que nos está sucediendo. Lo hemos escogido así como país. Hemos sembrado semillas y recogemos la cosecha. Debemos ser responsables y asumir con humildad los errores de unos y los aciertos de otros; sobre todo cuando en el pasado seguramente los errores de unos eran los aciertos de los otros, y viceversa. ¡Todos somos venezolanos!

Decía Nelson Mandela: “Si quieres hacer la paz con tu enemigo tienes que trabajar con él. Entonces se convertirá en tu compañero”. ¿Trabajar con el enemigo? Para esto se requiere de mucha racionalidad, pragmatismo y poca ambición personal.

Como sociedad, como país, hemos atacado siempre los efectos más que las causas, y mientras el ataque se realice tan sólo contra los efectos, ningún cambio es posible. El verdadero reto sería la construcción de un país basado en la racionalidad. Se habla de democracia, pero se le comprende muy poco, y a menudo nos olvidamos que la razón construyó al actual mundo moderno. ¡Es una cosa preciosa, pero también frágil, que puede ser fácilmente corrompida por la irracionalidad!

Nunca he podido concebir cómo supuestos seres racionales pueden perseguir su felicidad ejerciendo el poder sobre otros. Lamentablemente no somos lo que pensamos, sino lo que sentimos, y en un sentido muy pragmático, todos nosotros tenemos dos mentes; una mente que piensa y otra mente que siente. Una de ellas es la mente racional, la cual es consciente, más despierta, más pensativa, más constructiva, más capaz de ponderar y de reflexionar. La mente emocional es más impulsiva, más poderosa, más ilógica, y hasta más destructiva.

Por eso las situaciones que se están dando durante este año que estamos viviendo en peligro, son tan desesperadas, tan irracionales e incomprensibles; que sólo vamos a poder entenderlas después; cuando ya haya transcurrido el tiempo.

En ese momento podremos analizar las causas, pero es el país en general quien tuvo que vivir las consecuencias de las pasiones desenfrenadas, las ambiciones, y las acciones atroces.

¡Qué insensatos, e irracionales los que pretenden buscar la dicha de los hombres, escondidos en la satisfacción de sus deseos!

cdoradof@hotmail.com

 

Carlos Dorado Jul 16, 2017 | Actualizado hace 7 años
Tu me enseñaste, por Carlos Dorado

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Tú me enseñaste que una buena comida te alimenta un día, el conocimiento toda la vida. De preocuparme y ocuparme sólo de aquello que puedo cambiar. Que los fracasos, son el verdadero inicio para los éxitos. Que probar y fallar encierra muchas lecciones, no probar no encierra ninguna.  Que puedo elegir entre la comodidad o el trabajo, pero rara vez ambas cosas, y que es mejor arrepentirse de haber hecho mucho, que de haber hecho poco.

Tú me enseñaste que nunca hay que perder la humildad, ya que es el lugar más seguro para estar. Que el propósito de la vida no es que sea vivida, sino que sea aprovechada, y que nada vale el lamentarse del mañana, si no lo hacemos hoy. Que si quiero una vida única, debo rodearme de gente única. Que nunca debo aprovecharme de nadie, pero tampoco permitir que nadie se aproveche de mí. Que atravesar un valle, no significa que todo sean valles, y que atravesar montañas no significa que todo sean montañas; la vida al igual que la tierra están hechas de valles y de montañas. Que la vida es como un partido de fútbol, que pocos juegan y muchos miran. Que es mejor ser el escultor, que la talla esculpida por el escultor.

Tú me enseñaste a atreverme a atreverme. Que demostrar es la mejor y única forma de convencer. Que si no hago nada para cambiar una situación, entonces resultará justo que esté en ella. Que de todos los caminos se aprende algo, sólo no se aprende de aquel que no recorro. Que no importa lo grande que sean mis sueños, sino lo que estoy dispuesto a sacrificar para alcanzarlos. Que la vida sólo nos da dos opciones: trabajar por aquello que nos apasiona, o trabajar en aquello que le apasiona a otros. Que la vida es un ciclo, donde el fin del anterior, es el inicio del siguiente.

Tú me enseñaste a dejarme la piel cuando el resultado dependa de mí, y a no esperar nada o casi nada, cuando depende de los otros. A que lo importante no es cuánto estudio, sino cuánto aprendo. Que suprimiendo aquello que me aporta poco, potencio aquello que me aporta mucho. Que no hay ninguna noche que haya sido eterna, ni tampoco ningún día, y debo comprar el paraguas cuando hace sol, para no mojarme cuando llueve. Que el constante no deslumbra, pero siempre vence. Que aumentando las horas de ocupación, reduzco las de preocupación.

Tú me enseñaste que el silencio de los buenos, es el que convierte en gritos la palabra de los malos. Que la gente que hace grandes cosas además aplaude, y el que no hace nada, es el que más critica. Que la disciplina que otorga pequeños triunfos, es la misma que da grandes victorias. Que si quiero vivir dos vidas, debo vivir la que tengo con el doble de intensidad. Que no debo gastar energía en las batallas de los otros, debo ahorrarla para las mías. Que el dinero es destructivo cuando es un fin, pero constructivo cuando es un medio. Que la satisfacción de conseguir, vale mucho más que el lujo de poseer. Que nunca debo explicar las excepciones, si no dejo claras las reglas.

Tú me enseñaste que si quiero una vida apasionante, debo perseguir un sueño, y que vivir no es una lucha; es un privilegio, no habiendo privilegio mayor que el de contribuir a un mundo mejor, y aunque no podemos hacer crecer más rápido las plantas, sí podemos regar el jardín. Que vivir mejor, no es equivocarme menos, sino aceptarme más.

Pero sobre todo me enseñaste… Que la vida es más corta de lo que pensamos, pero somos más fuertes de lo que creemos, y menos felices de lo que podríamos.

 

Carlos Dorado

cdoradof@hotmail.com

¡Gente anónima, mediocre y cobarde!, por Carlos Dorado

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Hay mucha gente que se escuda en el anonimato de plataformas como las redes sociales, para esconderse, ya que no logran acumular la suficiente valentía para atreverse a presentarse con nombre y apellido, y muchísimo menos expresar cara a cara sus comentarios. Esconderse detrás de una máscara o un anonimato, hace valiente a cualquiera, y es el poder del anonimato que le da esa supuesta valentía, que barniza un cuerpo lleno de cobardía.

El anonimato, le ofrece una vía de escape segura que le garantiza esa impunidad tan importante para su cobardía, esos llamados “usuarios troll” los cuales sólo se dedican a insultar, y a difamar; sabiendo que nadie les puede sacar sus puntos débiles, que nadie puede hacerles daño, mientras ellos le hacen daño a quien quieran. ¡Ésta también es una forma de ser terroristas; pero en las redes sociales! Mi madre solía decirme: “Carlos, el  que por detrás habla siempre de alguien, es porque siempre está “por detrás” de ese alguien, y eso es quizás lo que más le duele”.

Gente anónima y mediocre, que en la mayoría de los casos tienen unas grandes carencias personales, que tratan de poner a los demás justamente lo que ellos saben que son, siendo esa mediocridad el condimento más amargo de su existencia. Lamentablemente es más contagiosa la mediocridad que el talento, y lo que realmente esconden es un elevado sentimiento de inferioridad.

¡Anonimato y mediocridad! son su único equipaje, para estos que viajan por la vida tan afanados en labores absurdamente ruines, que nos le queda tiempo para elevar aunque sea un poco su vida, creyendo que sólo bajando a los demás, pueden elevarse ellos. ¡No existe nada que odien más los mediocres que la superioridad de talento!

Quieren visibilidad en el anonimato, a sabiendas de que no tienen que comprobar nada, ni responder por lo que no tienen que comprobar; apelan a la superficialidad, al insulto, al desprestigio, y al amarillismo. Cuanto más descabellada es una tesis, más se promociona y se difunde. ¡Estas mentes vacías se especializan en llenar de basura la red, y de este modo, adquieren notoriedad!

El resultado de ello es una formidable selección a la inversa. Destacan los charlatanes, los que buscan el escándalo a toda costa, y quedan en la sombra las personas serias, los que de verdad piensan y construyen. La envidia los reconforta, y responde a las inquietudes que los corroe por dentro, y les permite justificar su mediocridad y cobardía; hasta creer que son virtudes, y que las puertas del cielo sólo se abrirán para los infelices como ellos, que pasan por la vida sin dejar más huella que sus traperos intentos de hacer menos a los demás y de excluir, y a ser posible destruir, a quienes son mejores que ellos.

¡Sólo los cobardes son valientes con su anonimato! Siendo su principal arma el ordenador y una conexión a internet, que los convierte en acusadores anónimos, dispuestos a criticar la vida de los demás, olvidándose casi siempre de analizar la de ellos mismos.

¡Estas personas crean sus propias tempestades, pero después se esconden cuando llueve! El día que ese anonimato levante su velo, lo cual es sólo cuestión de tiempo, seguramente no sabrán enfrentar con valentía a ese hombre que vilipendiaron, chantajearon, y desprestigiaron; porque vivieron tanto tiempo siendo cobardes, que seguramente terminaron con la valentía completamente atrofiada.

¡Quizás en el fondo, de lo que realmente se están escondiendo es de ellos mismos!

cdoradof@hotmail.com

¿Dónde está la solución?, por Carlos Dorado

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Estamos llegando a una gran intolerancia como sociedad. Una intolerancia que está exterminando cualquier vestigio de transigencia y solución. Nos estamos convirtiendo, en unos intolerantes que no toleramos la tolerancia. Actitudes intolerantes hacia las opiniones de otra persona, que traen como consecuencia la discriminación y la agresión; incrementando los niveles de violencia, y donde nos estamos acostumbrando a vivir sus múltiples consecuencias: La inestabilidad, la injusticia, la depresión económica…, la infelicidad.

No me gustan las personas intolerantes, ya que considero que la tolerancia es fuente de paz y progreso, mientras que la intolerancia es la fuente de desorden, pelea y retroceso. La sola existencia de gobiernos y de partidos políticos dispuestos a exterminar al disidente o al contrario a cualquier precio, es una prueba manifiesta de la intolerancia. ¡Donde unos apelan a la policía, al verdugo, y los otros a la masa violenta!

Debemos terminar con el sectarismo y la intolerancia de aquellos que defienden con vehemencia su doctrina, y su forma de actuar; y los cuales suelen ser los más intolerantes, con los que no comparto su forma de ser y de actuar. Sí, pero argumentarán algunos: ¿Dónde está el límite de la tolerancia? ¿Cuándo los tolerantes deben reclamar el derecho a no tolerar a los intolerantes? ¿Dónde está la solución? Precisamente la tolerancia es encontrarnos en nuestras diferencias, a través del respeto y del diálogo.

Un respeto que siempre fue la base del entendimiento entre los seres humanos. Pero el respeto debe ser respetado por ambas partes, donde no cabe que unos lo pidan para ellos, pero no estén dispuestos a dárselo al otro. En estos momentos nuestra sociedad atraviesa una etapa inmadura, y quizás esto explique un poco nuestra historia reciente.

Charles de Gaulle decía; “Patriotismo, es cuando el amor por tu patria es lo primero; nacionalismo, es cuando el odio por lo demás es lo primero”. Somos un país nacionalista en momentos en los que debemos ser patrióticos. ¿Merecemos un mejor país, o el país merece mejor gente? Hace tiempo que dejamos de ser venezolanos primero que nada, para convertirnos en “gobierno”, o en “Oposición”. ¡Estamos perdiendo esa conciencia colectiva basada en los principios y valores que nos enseñaron nuestros padres!

Un país no es mejor que otro por el hecho de haber nacido en él, un país es mejor que otro, porque su gente lo ha hecho mejor que otro; y es aquí precisamente donde hemos fallado estrepitosamente, y a pesar de nuestras inmensas riquezas, lo cual no es mérito nuestro, estamos logrando destruirlo, y esto sí es responsabilidad nuestra. ¡Nacimos en Venezuela, pero no queremos trabajar por el futuro de Venezuela!

Ojalá y no tengamos que decir el día de mañana: ¡Así fue!, o ¡Así pudo ser! Pues lo deseable es que “el así fue” sea el futuro, la paz, el trabajo y el progreso (y no lo contrario); y que el “así pudo ser” pudo haber sido un futuro brillante.

¿Dónde está la solución? Humildemente y reiteradamente vengo expresándola a través de mis últimos artículos, lo que me niego a aceptar es que la solución esté en la violencia (venga de quienes venga), y nos acostumbremos a la anarquía y nos sigamos enamorando de la sangre. Y lo menos aceptable es que termine en una guerra entre hermanos, donde seguramente acabará triunfando (como casi siempre) el que tenga más fuerza, más crueldad; pero no necesariamente el mejor para nuestro país y su futuro.

cdoradof@hotmail.com