Pulso Latinoamericano | César Montúfar: Ecuador está a 4 años de caer al nivel de Venezuela
Pulso Latinoamericano | César Montúfar: Ecuador está a 4 años de caer al nivel de Venezuela

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Rafael Uzcátegui
@fanzinero

 

La Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador ha sido noticia en las últimas semanas, debido a las pretensiones del gobierno del presidente Rafael Correa de asfixiar su autonomía e imponer un rector diferente al electo por los mecanismos institucionales. ¿La razón? La libertad académica de la casa de estudios, que la ha convertido en epicentro del debate intelectual, de altura y con crítica, sobre el proceso político promovido por la llamada “Revolución Ciudadana”.

En su sede, en Quito, conversamos con César Montúfar, director y profesor del Área de Estudios Sociales y Globales, sobre las similitudes entre Ecuador y Venezuela. Con una vasta obra publicada, sigue el pulso de la realidad del país cada semana a través de su columna en el diario El Comercio. En el año 2012 recibió una condecoración por parte de la Cámara de Comercio de la capital ecuatoriana por su defensa de los valores de democracia, justicia y libertad.

– Los gobiernos venezolano y ecuatoriano son permanentemente comparados como parte de una misma tendencia. ¿Cuáles son sus problemas comunes actuales?

– En el caso del Ecuador, el correísmo creó un nuevo régimen político distinto al anterior. Creo que en Venezuela también. En el Ecuador existe un deterioro grave de los derechos humanos, pero no sé si al nivel de Venezuela. Quizás en algunos derechos como el de libertad de expresión, por la aprobación de la Ley de Telecomunicación, en Ecuador los medios estén mucho más controlados, pues existen muchos mecanismos para que el gobierno, a través de sanciones administrativas, haya generado una verdadera situación de censura previa. Este, quizás, sea un derecho que en Ecuador se haya deteriorado más que en Venezuela. Igualmente el derecho a la asociación mediante el decreto 16, garantía que se deteriorado más fuertemente. Sin embargo otros, en comparación con Venezuela, han sido menos golpeados.

 

El mito soy yo

 

– Comparativamente a lo logrado en Venezuela alrededor de la noción de la “revolución bolivariana”, ¿El correísmo logró construir una identidad política en torno al llamado “Buen Vivir” o a su partido Alianza País?
– Creo que no. En el caso venezolano tiene que ver con la fuerza del liderazgo de Hugo Chávez en relación al de Correa. Digamos que el chavismo se movió discursivamente en torno a una frecuencia mucho más mitológica, como lo del culto a Bolívar. En cambio acá no hay algo similar. El Buen Vivir no reemplaza a ese mito fundacional tan fuerte. El correísmo no ha logrado esos niveles importantes de apoyo sobre la base de una conciencia profunda. Creo que en 2017 puede pasar algo similar a lo que ocurrió en Venezuela cuando fue elegido Nicolás Maduro. Es decir, que puedan continuar siendo gobierno porque pueden conservar una mayoría electoral. Por ello, otra diferencia es que la composición de la oposición ecuatoriana es distinta a la venezolana: Aquí hay dos oposiciones muy diferentes. Pero podría darse que en 2017 pudiera reelegirse un gobierno de Alianza País como fue elegido Maduro, o porque el propio CNE, que en Ecuador se llama igual, haga alguna maniobra que impida un recambio. Pero allí va a pasar algo similar, el desgaste del gobierno, con un liderazgo mucho menos potente y en una situación de agravamiento de la crisis económica, posiblemente conduzca a la situación ecuatoriana a lo que ustedes ya están viviendo. Es una crisis ya presente en todos los niveles. Mirándolo este momento hay más posibilidades que exista una continuación electoral del correísmo, sobre todo porque la oposición ecuatoriana no está en perspectivas de lograr algo parecido a lo que fue la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

 

Dos oposiciones

 

– ¿Cuáles son las divergencias internas de las oposiciones al correísmo?
– Hay varias. Una primera es que, a diferencia del chavismo, el correísmo no logró captar a toda la izquierda dentro de su plataforma electoral. Alianza País no es el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv). Eso muestra manifestaciones políticas de una izquierda no correísta, sin mucha fuerza electoral pero con mucha amplificación en la visibilidad del debate público, y que además incorpora movimientos sociales importantes, indígenas y sindicales. Existe una oposición social y política desde la izquierda al correísmo y esto en Venezuela no existe porque el Psuv la absorbió. La segunda diferencia es que en el Ecuador todavía están presentes como opciones electorales, aunque débiles, supervivientes del anterior régimen político. Son los casos de Lucio Gutiérrez y  Álvaro Noboa. Hay un populismo de derecha que ha persistido, débil, pero existe. Una tercera diferencia es que tienes una derecha también vinculada con el viejo régimen que a su vez también existe. Si bien el correísmo arrasó con los actores del régimen político anterior, no lo logró totalmente. La oposición ecuatoriana es muy heterogénea y muy difícilmente se dé un fenómeno como el de la MUD en Venezuela. Y a eso le sumas el hecho de que no hay, en el caso ecuatoriano, la emergencia de liderazgos jóvenes, similares a los de Henrique Capriles o a Leopoldo López que, aunque proviniendo de la derecha, puedan tener la capacidad de captar todo el espacio de la oposición. Tenemos una oposición tremendamente fragmentada y los sectores de oposición de izquierda, en muchos casos, preferirían al correísmo que a la oposición de derecha. Eso propicia las condiciones para la reelección del correísmo y que el Ecuador en unos 2 ó 3 años se encuentre en la misma situación que está Venezuela en este momento. Para resumirlo todo: creo que el Ecuador está a 4 ó 5 años atrás de lo que ha sido el proceso venezolano, si es que de alguna manera uno puede pensar que estos son procesos que tienen lógica o trayectoria de consolidación o de desgaste.

– A lo interno de Alianza País,  ¿hay facciones o grupos?

– Sí, como en el chavismo. Pero la diferencia es que ninguno tiene una alianza militar. Aquí los militares están por fuera. Hay un sector más ideológico y otro sector más, digamos, mafioso. Una diferencia gruesa entre el chavismo y el correísmo, y que también se expresa en el caso ecuatoriano, es que el tema comunicación, la potencia del aparato de propaganda es tremendamente fuerte. Es toda una maquinaria con presencia dentro del propio grupo de gobierno. Sin embargo, el liderazgo absoluto de Correa dentro de todas las facciones es determinante. Creo que el sector que va a ganar la mano dentro del gobierno es el sector más mafioso del correísmo, el que maneja los negocios, la facción liderada por el actual vicepresidente. Ese grupo tendrá que pactar con los otros y quizás forme un gobierno muy débil con un Correa que seguirá en la escena, pero que también va a quedar muy debilitado y va a continuar debilitándose, porque al dejar el gobierno la crisis se agravará.

– ¿Es posible hablar de “unidad cívico-militar” a la ecuatoriana?

– Los militares siempre han sido un Estado dentro del Estado en Ecuador y así se han mantenido, a pesar de los intentos divisionistas del correísmo, de antagonizar entre la oficialidad y la tropa, lo que más o menos Chávez hizo. Los militares hoy en Ecuador se mantienen aislados del proceso político, constantemente provocados por el gobierno. Correa les ha provocado en los últimos meses intentando que reaccionen y ocurra una situación de golpe de Estado que incluso le permitiera a Correa un tipo de salida distinta a la prefigurada. Son pocos los oficiales correístas dentro del gobierno. Más bien la oficialidad en su conjunto, y la tropa también, rechaza al gobierno. Y tampoco los militares están en condiciones de reaccionar para generar un tipo de respuesta político-militar al correísmo, que sería nefasto porque eso le ayudaría al gobierno a consolidarse.

– ¿El partido Alianza País intentó promover nuevas estructuras de representación en la sociedad?

– Se intentó pero sin éxito. Acá no hay nada parecido a lo que Chávez logró hacer, de meterse y tratar de organizar desde el Estado a la sociedad. Lo intentaron, por ejemplo mediante “Comités de la Revolución Ciudadana” en los barrios. Han generado sí un tipo de organización paralela, sobre todo a nivel sindical y a nivel indígena, a nivel de la organización de maestros, pero sin mayor fuerza. El tejido organizativo de la sociedad en Ecuador de alguna u otra manera ha logrado con mucha dificultad mantenerse, muy debilitado, pero se ha mantenido. A diferencia del gobierno de  Chávez, el de Correa es un gobierno sustentado en la propaganda. Sostengo que el chavismo sí es un movimiento populista, logró tener vinculación orgánica con la sociedad. El correísmo no, porque es más un fenómeno mediático. Por eso el énfasis en la ley de comunicación, en todos esos mecanismos legales a través de los cuales han logrado tener un control del acceso a la información que circula, de las opiniones que se emiten.

– En Venezuela, algunos opositores a Maduro afirman que Correa es un autoritario “eficiente”. ¿Esto también es parte de la propaganda?

– Creo que lo es, pero es algo que se percibe. Aunque es distinto a los niveles de politización, de ineficiencia o corrupción que se han dado en el chavismo. Algunos han dicho que en Ecuador hay un populismo tecnocrático. No creo que sea eso. Opino que la forma de gobierno de Correa es más parecida a la de Álvaro Uribe que a la de Chávez. El ex presidente de Colombia también fue un fenómeno mediático.  

 

Crisis regional

 

– Con la muerte de Hugo Chávez también se sostuvo que Correa intentó copar el espacio internacional que había dejado el líder venezolano…

– Claro. Lo que pasa es que el tamaño del Ecuador y su proyección económica es muchísimo más pequeña que la de Venezuela. No tenemos el peso geopolítico necesario. Hoy Correa ha quedado como lo que es, no más que eso. Hay que decir que la crisis no es sólo venezolana o ecuatoriana. Las de Brasil y Argentina marcan regionalmente la vigencia o viabilidad de los proyectos de integración que se generaron alrededor de Unasur. Estamos al final de un ciclo, asociado con este boom de los commodities, de los precios del petróleo y de los productos primarios,  lo cual -dada la naturaleza de estos regímenes políticos-  no necesariamente tienen una salida. Es decir, creo que el correísmo puede sobrevivir. Son regímenes muy resistentes al aferrarse al poder porque tienen otro funcionamiento de su lógica de legitimación. A diferencia de regímenes anteriores, que ante una crisis así ya se hubieran desplomado cien veces. No es tan sencilla la transición a la democracia con ese tipo de autoritarismos. En el caso ecuatoriano -más difícil que el venezolano, porque aquí la potencia y su capacidad de comunicación está mucho más desarrollada-  es todo un aparato. Es una corporación de comunicación la que se ha creado. Además, y es importante, han logrado aislar su crisis del contorno internacional. Miren lo difícil de aplicar la Carta Democrática en el caso venezolano. Igual va a ser para el caso ecuatoriano, a través del debilitamiento de organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Han logrado desactivar los espacios institucionales que internacionalmente operaban como contrapeso. Recordemos el caso de Perú, cuando el colapso del fujimorismo, la Organización de Estados Americanos (OEA) la Comisión Interamericana tuvieron un papel importante. Estos regímenes han logrado mucho más que los autoritarismos del pasado.

 

∗ Rafael Uzcátegui , periodista, sociólogo y coordinador general de Provea, inicia con esta entrevista una serie de conversaciones con analistas latinoamericanos, quienes comparan los contextos de sus respectivos países con la realidad de Venezuela.