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Perro

Reuben Morales May 14, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Carta a un perro

@ReubenMoralesYa

Querido perro, ¿cómo estás? Espero que bien. Escribo para darte una buena noticia. Ya decidí qué quiero ser en mi próxima vida cuando reencarne. Quiero ser un perro como tú.

He estado viviendo mi vida de humano y la verdad es que uno debe esforzarse demasiado para estar medio cómodo y relajado. En cambio, mírate a ti. No debes hacer nada y te recompensan con días de relax, comida, siestas, paseos por el parque y mucho consentimiento. Yo llevo tres días durmiendo cuatro horas y no he ido al parque en semanas. Solo me parezco a ti, en que a veces me gritan que estoy pasado de perro.

A todas estas, se me ocurrió la idea de no esperar a la reencarnación y empezar a tener una vida de perro ya mismo. Pensé que sería más fácil. Entonces dormí hasta tarde como tú, pero mi jefe me llamó armándome un rollo. Luego me levanté y me serví un plato de cereal así seco, sin leche y qué va. Casi me atraganto.

Después me di un autopaseo. Salí del apartamento y me monté en el ascensor. Empecé a ladrar, igual que tú, y los vecinos me comenzaron a poner mala cara. Me dio pena porque además estaba en el ascensor la vecina más bella del edificio. Para que no se pusiera brava conmigo, le comencé a lamer el zapato y después le abracé la pierna y comencé a hacerle perreo en la canilla. ¡Mala idea! La mujer me comenzó a caer a carterazos y luego se fue gritando y tomándome fotos con su celular. Y que me iba a acusar de acoso, dijo.

Yo no le paré mucho y me fui caminando hasta el parque. En el camino, me paré a la orilla de la calle y comencé a hacer número uno porque no me aguantaba más. Luego caminé un poco más y, relajadito, hice número dos. A los minutos llegó una patrulla de la policía con la sirena prendida, se bajaron dos agentes, me agarraron, me montaron en la patrulla y nos fuimos. Comenzamos a rodar y a los diez minutos de estar en la vía, qué va… No sé qué me pasó. Comencé a vomitar del mareo. Los dos policías se pusieron furiosos conmigo, enrollaron un periódico y me empezaron a dar nalgadas mientras me ponían la nariz en el vómito. De la rabia, de repente dieron la vuelta, se fueron a una perrera municipal y me dejaron ahí.

Ahora estoy aquí, encerrado, escribiéndote esta carta mientras espero que alguien venga y me adopte. De momento, estoy acompañado de un poco de perros que me gruñen todo el día. Estoy pesando decirles a los guardias que ya no me llamo Toby, sino Reuben Morales y que tengo cédula y todo.

Espero recibas esta carta para que la leas o te la lean. De momento, yo desistí de esa idea de querer reencarnar en perro. Espero más bien reencarnar en una persona billonaria. Si de casualidad tú estás pensando reencarnar en alguien, reencarna en quien quieras, menos en mí. No vaya a ser que siendo yo, te den ganas de reencarnar en perro, luego decidas apurar el proceso, vivas todo lo que me pasó en estos días y más bien tomes una decisión mucho mejor: reencarnar en un billonario.

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Sobre la destrucción y la esperanza habla videoclip “Piedra Sobre Piedra” de Emigdio Suárez

Emigdio-Horacio-Perro

La referencia histórica de Atila, conocido como el paradigma de la crueldad y la destrucción en los días finales del imperio romano, sirve a Emigdio Suárez para hablar de la desgracia que azota a Venezuela en la actualidad, en el tema “Piedra Sobre Piedra” de su álbum “Perro”; el primero como solista.

Esta canción también habla de la esperanza y de un futuro mejor “donde volverá a crecer la hierba”. La participación de Horacio Blanco; líder de Desorden Público compartiendo el rol vocal con Suárez, le imprime el espíritu y la fuerza a lo que nos tiene acostumbrados.

Su mensaje impactante y estremecedor, tiene ahora imágenes que vienen a ser casi un documento periodístico al mostrar las manifestaciones y represión vividas en Venezuela el año 2017.

El video tiene imágenes y sonidos que llegan a un lugar muy profundo dentro de la memoria reciente de los venezolanos y latinoamericanos en general. Dos venezolanos insignes Renny Ottolina y Arturo Uslar se intercalan con las voces de los cantantes conectando con un mensaje que no deja de estar vigente. “El problema es mental y emocional”, “Resiento que un líder extranjero me diga como venezolano cuál es el camino”. Duro y contestatario, pero a la vez reflexivo y conciliador es este tema que ya se puede disfrutar a través de los canales digitales y las redes sociales del artista.

En “Piedra Sobre Piedra”, participa la formación de Emigdio Suárez + La SuperPower y en este tema está invitado en la batería Mamel Roura, de Amigos Invisibles. “Piedra Sobre Piedra” es un reggae poderoso, áspero, que sin dejar atrás una letra de categórica denuncia, despliega un aire de esperanza que está también presente en las imágenes.

 

¿Eres un perro o un automóvil? por Carlos Dorado

Carretera

Cualquier persona puede criticar y censurar, es un derecho que le pertenece, y casi nadie está dispuesto a renunciar. ¡Es uno de los mejores disfraces para esconder la mediocridad!

La crítica es la fuerza del impotente, y los que critican en forma ligera, y en muchas ocasiones mediante un par de frases con un twitter, tienen una ventaja en comparación con el suicidio: En el suicidio uno la toma contra uno mismo, en la crítica la toma contra los demás.

Mi madre siempre me contaba el cuento del burro, el anciano y el niño; el cual decía que en un pueblecito de una comarca recóndita, un campesino que tenía un hijo de unos diez años, decidió que debía vender su burro en un mercado para tener algo más de dinero.

Se levantó temprano, le preguntó a su hijo si quería acompañarle y ambos se pusieron en marcha. Al verlos un vecino, media hora más tarde, se echó a reír y le dijo al campesino: “Pero hombre, ¿Cómo teniendo un burro tan lozano dejas que tu hijo haga el camino a pie? Ja jajá ¡Pero qué bobo eres, vecino!”

Padre e hijo se miraron, y tras reflexionar un instante el campesino se dio cuenta de que tenía razón. Montó a su hijo en el burro y continuó caminando.
Al rato se cruzó con ellos un viajero que les saludó cortésmente, y les dijo: “¡Muchacho! (dirigiéndose al niño); eres joven, ¿Cómo vas ahí sentado, dejando que tu pobre padre haga el camino a pie?”

Dicho lo cual prosiguieron su viaje. Padre e hijo se miraron de nuevo y decidieron que el viajero tenía razón, así que intercambiaron los lugares.

Siguiendo en el camino, se encontraron con una lavandera: “¡Pero mira que ustedes son bobos! (exclamó la mujer); con un burro tan fuerte, y no se dan cuenta de que los dos pueden ir montados sobre él,… Ja jajá”.

De nuevo padre e hijo se miraron y se dieron cuenta de que tenía razón, con lo cual el hijo subió también a lomos del burro.

Llegando la hora del mediodía, cuando el sol calentaba fuerte el camino, el campesino y su hijo se encontraron con un párroco.

“¡Ay, Cielo Santo! (dijo el sacerdote), ¿Habrase visto modo semejante de castigar a un pobre animal? Tanto usted como su hijo gozan de una salud envidiable. ¿Por qué van subidos a lomos del pobre burrito en un día tan caluroso? ¿Es que quieren reventarlo?”

El cura continuó su camino, y padre e hijo se miraron de nuevo, apeándose del burro tras meditarlo despacio. Continuaron el camino a pie, tal como lo habían comenzado.

Al llegar al mercado, el padre se agachó junto a su hijo y le dijo: “¿Has visto hijo mío? Cada persona que nos hemos ido encontrando en el camino nos ha dado un consejo sobre cómo debíamos hacer el viaje. Y cada vez nos ha parecido que llevaban razón. Pero la razón de uno, la criticaba el siguiente, y la de éste era de nuevo criticada por otro. Y así pasa siempre en esta vida.

Por eso, hijo mío; hemos de aprender una cosa de esta jornada: Has de hacer siempre aquello que tú consideres correcto sin dejarte llevar por lo que los demás te digan, pues solamente tú eres responsable de tus actos, y sólo debes responder de ellos ante tu conciencia.

La vida es como un automóvil cuando pasa por la carretera y de repente, sale un perro que trata de alcanzarle, corriendo tras él y dando ladridos.

El automóvil sigue su camino, y deja al perro atrás. Entonces el perro vencido, fatigado, con el rabo entre las piernas, se vuelve fracasado, a su sitio, esperando otro automóvil

¡El automóvil es el arte; el perro que ladra es la crítica!

cdoradof@hotmail.com

Vida de perro, por Laureano Márquez

perro

 

El otro día vi a un señor paseando a un perrito y me puse a pensar en la libertad. Esas vainas me pasan a veces: contempló cualquier pendejada y me voy asociando una idea con otra. Casi siempre me tomo un café y se me pasa, o si no, me pongo a chatear por «whatsapp»,  que es la mejor forma de perder tiempo y de embrutecimiento colectivo que ha inventado la humanidad desde que los romanos se plantearon el pan y circo hasta hoy. Y es que el perrito en cuestión quería ir para un lado y su dueño, ejerciendo fuerza sobre el collar con la cuerda,  lo obligó a ir para otro. Pensé inmediatamente en  quien ustedes imaginan. Sí, en ese -no por el perro, obviamente, él es el dueño- . Él nos trata como si fuera nuestro amo,  como si supiera mejor que nosotros lo que nos conviene, como si nuestro criterio fuese el de un can que no sabe lo que hace y se encapricha -vaya usted a saber por qué olor que se le cruzó en el camino- a cambiar de rumbo. Cada vez que puede nos cae a palos, al punto que ya le tenemos tanto miedo que solo caminamos por donde él dice, casi sin contrariarlo y evitando cualquier tipo de presión que sabemos solo desencadenará más violencia. Encima estamos cundidos de garrapatas, sin perrarina, obviamente sin visitas al veterinario, sin baño y sin champú anti pulgas.

Nosotros tenemos más fuerza que él y unos colmillos capaces de arrancarle un brazo a cualquiera, pero somos mansos. Nunca aprendimos a morder porque nos criamos en un hogar, que no era el mejor y donde nos daban un correazo de vez en cuando, pero -con todas sus fallas- comparado con este dueño, aquello era el paraíso y aprendimos a ser civilizados. Con el cambio de dueño aprendimos que todo es relativo, que lo menos malo puede ser mucho mejor que lo muy malo. Que no es exactamente es lo mismo recibir un palazo cada 15 días  que palo mañana y tarde.

Nosotros no podemos liberarnos de este tiránico nuevo dueño  porque su uso de la fuerza es muy superior a nosotros. A pesar de nuestra mansedumbre, nos ha puesto preventivamente un bozal. Nos tiene todo el tiempo amarrados con la dichosa cadena y no hay un solo defensor de los derechos de los animales en toda la cuadra. Lo único que nos queda es ladrar, pero eso tampoco lo permite. Recibimos palos por los ladridos.

¿Qué podemos hacer?  Una de las opciones es pegar la carrera. De hecho, algunos cachorros pertenecientes a este señor lo han hecho. Se cambiaron de perrera a una más amable y floreciente, pero los perros extrañan sus espacios, los territorios que han marcado su alma. Lo que sí debemos hacer -sin importar dónde te encuentres- es mantener viva la esperanza, que es lo contrario al miedo. La esperanza es activa, si no hacemos algo, no llegará o tardará más.

El punto es que no somos perros. Somos seres humanos. Un perro no es libre porque no elabora el concepto de la libertad, pero los hombres no hemos hecho otra cosa a lo largo de nuestra historia que buscar la manera de vivir mejor, no sólo en términos de eso que llaman bienestar, sino vivir en una sociedad política mejor, ejerciendo nuestro derecho a tener criterio propio. Claro que también cabe la posibilidad de que lo que llamamos libertad, sea un puro instinto y que somos de derecha o de izquierda, votamos o no,  por la misma razón que un perro escoge un poste u otro. Yo me resisto a aceptar esta animalización a la que hemos sido reducidos. Nadie puede ser sometido para siempre: ni siquiera Corea del Norte o Cuba, por muy poderosos que sean sus amos. Algún día esos países -cuando sean verdaderamente libres- se preguntarán cómo un solo hombre pudo hacerles tanto daño.  Nosotros también nos preguntaremos cómo pudo ser destruido nuestro país en el momento de mayor bonanza petrolera, pero sobre todo nos preguntaremos cómo fue que aceptamos tanta ignominia. «Abulia y barbarie», que decía Picón Salas. Sé que algún día saldremos de esto, que este tiempo pasará, que el alma bondadosa venezolana va a prevalecer. Mientras tanto, no pararé de ladrar por lo que queda de la noche,  hasta que amanezca otra vez.

¡Guau, guau, guau…..guauguaguguauuuuuuuu!

@laureanomar

 

Este perro se convirtió en un aro de hula hula

ulaula

 

Este niño logro conseguir que su perro se convirtiera en un ula – ula. Mira como el cachorro se agarra de su propia cola, atrapa al joven y comienza a girar . El resultado es muy cómico, el animal ni siquiera se detiene una vez que pequeño se cae al suelo, pero en medio de tanta risa a su amigo humano no parecía importarle.

 

Adorable perro acaricia a su dueño mientras duerme (Video)

 Perro

Un Yorkshire terrier, llamado Rilo, pasa suavemente su pata izquierda por la cara de su dueño.

Los terrier de Yorkshire aparecieron por primera vez en el Reino Unido durante la época victoriana y son productos de la combinación de los terrier escoceses e ingleses. Su pequeño tamaño y buen temperamento lo hace uno de los perros de compañía más populares del mundo.