«Irán no quiere tensiones en la región y siempre saludará el diálogo con sus vecinos», dijo el ministro de Exteriores iraní, Mohammad Yawad Zarif, en una rueda de prensa en Teherán.
Riad rompió relaciones con Teherán el domingo, en respuesta al asalto a su embajada en Teherán por manifestantes que protestaban por la ejecución por las autoridades saudíes de Nimr al Nimr, un popular clérigo shií crítico con la casa real. Junto a él, Riad ejecutó a otros 46 presos, desatando críticas en todo el mundo.
Tras el paso dado por Riad, también Bahréin y Sudán rompieron relaciones con Irán, mientras que los Emiratos Árabes Unidos degradaron las relaciones diplomáticas y Kuwait llamó a consultas a su embajador en Irán.
Tras este efecto dominó, Zarif consideró que todos los países de la región deberían unirse, especialmente en la lucha contra la amenaza actual del terrorismo. Sin embargo, el ministro acusó a Arabia Saudí de bloquear continuamente los intentos de colaboración constructiva. «Irán siempre ha mostrado y continuará mostrando paciencia en esa cuestión», señaló.
Zarif lamentó y condenó el ataque a la embajada en Teherán y aseguró que su país respeta las convenciones internacionales y para demostrarlo actuará duramente contra los responsables. Cincuenta personas han sido arrestadas en conexión con el ataque, señaló.
