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Moringa

Cabello y su moringa / capsaicina dependencia por Eduardo Semtei

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El suscrito tenía un buen lapso fuera de las páginas de El Nacional. No estaba muerto. Ustedes saben dónde estaba. Estaba de fanfarria. Huelgan los comentarios. En apenas 30 días, lo que tardó mi ausencia, del 5 de diciembre al 5 de enero, todo cambió. Todo se derrumbó dentro de mí, dentro de mí. Hasta mi aliento me sabe a hiel, me sabe a hiel (Eso lo canta Aristóbulo agarrado de un poste frente a la Vicepresidencia. Mareado no por la curda, sino por la derrota). Mira mi cuerpo cómo se quiebra (sin votos ni apoyo). Mira mis lágrimas que no cesan por ti. (Sigue cantando grogui el afrodescendiente). Qué guayabo más punzante. Es como una maldición que al chavismo le llegó de la tierra infinita.

Para sorpresa de las masas, Diosdado, el Ángel Caído (tremendo tortazo, se despatilló de tal manera que le da pena hablar en la Asamblea, no vaya a ser que le apliquen el alicate que él usaba con tanta alevosía y agresividad) resultó pues, el hombre, el susodicho, el de marras, un consumidor inveterado, un adicto esclavo de la moringa, remedio casero para los aspavientos previos a la agonía parlamentaria y a la muerte súbita del poder e invitó, mira qué tupé tiene el tipo, a los parlamentarios opositores a hacerse también esclavos de la “aplicación” de la moringa que, supongo, él practica con frecuencia.

Aquí vamos a aclarar las razones por las cuales Diosdado, Sanguino, Eeckhout, Carreño y otros gerentes del antivalor, la antipatria y el dominio de lo antijurídico están usando en forma farmacodependiente tal arbusto. Cada uno de ellos lleva más de 1.000 cápsulas bien edulcoradas en sus maletines y las consumen cada 2 horas, noche y día. ¿Por cuál vía? ¡Vaya usted a saber! Pero oyendo la recomendación del Mandinga ex presidente, es fácil imaginar.

Moringa es una planta  ampliamente usada por la práctica del ayurveda, la medicina tradicional de la India. Aunque ustedes no lo crean, el gobierno chavista le compró a Cuba 10.000 kilos de semillas de moringa a unos precios que parece más bien que hubiéramos comprado trufa blanca, azafrán o cardamomo. Fue una recomendación de Fidel al Eterno. Esa práctica médica es tan antigua como la medicina china. Las hojas se aplican como cataplasma para las heridas (los oficialistas tienen el corazón roto y quieren sanárselo, dejaron el pelero, salieron trasquilados) y se la frotan en las sienes para dolores de cabeza (tener a la oposición mandando en la AN debe dar una cefalea insoportable, una especie de migraña arrolladora, como si fuera una elección). La corteza es considerada como antiescorbútica (se le están cayendo  los dientes, ya no muerden, solo mascan el agua). El jugo de la raíz se aplica externamente como rubefaciente para aliviar la irritación (lo colorado que tiene la piel no es por enfermedad sino por arrechera). El aceite se aplica externamente para enfermedades de la piel (sobre todo aquellas pieles sensibles al roce opositor y a la verdad). La goma rojiza que exuda se utiliza a veces para aliviar la diárrea (allí no opino, no vaya ser que… tremenda ca…). Las raíces se usan como tónico (se lo beben como ron para olvidar las penas) para el cuerpo (que lo tienen mallugado) y los pulmones (casi no pueden respirar por la herida) y como emenagogo (aumenta la menstruación ¿y para qué quieren eso? ¡Por Dios!) expectorante (tienen el pecho trancado y lleno mucosidades rojas) diurético suave (la gente del gobierno se orina de miedo pensando lo que pueda pasarles cuando caigan) y como tranquilizante para aliviar la epilepsia (ciertamente le dan temblores, convulsiones y calambres cuando los invitan a interpelaciones en la Asamblea) y para aliviar la histeria (bueno eso es perfectamente normal en ellos, fíjense bien en Pedro Carreño).

La decocción de la raíz se utiliza en el PSUV para la hidropesía (quieren bajar las barrigas acuosas que acumularon de tanto chupar el presupuesto). Las hojas en infusión se toman para mejorar la digestión (jamás podrán digerir ni metabolizar la derrota aunque tomen toneladas de moringa). Coñísimo. Ustedes se imaginan cómo estarían los rojos rojitos si no existiera Pepeganga, digo la moringa. Tomándole la palabra al Ángel Caído, Henry Ramos Allup, estrenando su cargo de presidente de la Asamblea Nacional, compró un gruesa de potes del producto y lo repartió democráticamente entre los diputados. No hubo discriminación ni ventajismo alguno. Esa fue una gran noticia. Lo que no sabía Henry Ramos Allup es que la moringa roja rojita de Cabello y la pandilla del  PSUV lleva oculto borbotones de capsaicina. Ya veremos el porqué.

La capsaicina se encuentra en todos los ajíes picantes. En unos con mayor intensidad que en otros. La medición de lo picante representa una especie de práctica gustativa, como lo haría un buen catador de vinos, determinando  indicadores de pungencia. Este último concepto se refiere a la sensación de ardor agudo producida por vegetales hortícolas. La pungencia tiene una escala llamada de Scoville. Sigamos.

La capsaicina genera una sensación de “calor” con efectos medicinales. Ayuda a la pérdida de peso (para Calixto Ortega, Darío Vivas y por supuesto su última adquisición, Hermann Escarrá). Tiene propiedades antiinflamatorias (perfecto para los moretones e hinchazones que le salieron de la parranda de palos que llevaron en las elecciones parlamentarias, es contigo Ernesto Villegas, Jaqueline Farías, Roque Valero, Elvis Amoroso, Pollino Álvarez, William Ojeda y la lista sigue larga). Tiene una actividad antioxidante (tarde piaste pajarito, ya el socialismo del siglo XXI está oxidado, nació contaminado, lleno de moho y orín, sin remedio alguno), con capacidad de inhibir células cancerosas (cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo, conjurado y trasmutado). La capsaicina tiene también efectos positivos en el sistema cardiovascular (están de infarto cada vez que piensan en las venideras elecciones de gobernadores, alcaldes y presidenciales). Hasta aquí pues toda la explicación científica de las razones para usar y abusar de la moringa con aditamentos de capsaicina. En todo ello concuerdo con su utilidad médica, pero pregunto inocentemente: ¿por qué la usan en forma de supositorio? Opine usted amigo lector. Dele duro por Twitter.

 

@eduardo_semtei

El Nacional 

 

Diosdado, el zar de la moringa por Carlos Valero

DiosdadoCabello-

 

Me gustó mucho lo que ocurrió el 15 de enero en la Asamblea Nacional. Por primera vez en muchos años, el país observó algo parecido a una “rendición de cuentas” del poder ejecutivo al poder legislativo. Hubo problemas de coordinación con la casa militar sobre el tema de los periodistas dentro del Hemiciclo y las barras del gobierno intentaron, sin lograrlo, opacar el discurso de Henry Ramos Allup, quien con mucha veteranía en varias ocasiones controló sus gritos histéricos. Además, en esa sesión que no dudo en calificar de histórica, ocurrió una extraña coincidencia entre Nicolás Maduro y Henry Ramos. Ambos trataron en tono burlesco y despectivo, al otrora hombre fuerte de la revolución, Diosdado Cabello, relegándolo a la estratégica misión de proveer moringa, tanto para los opositores como para los diputados oficialistas. Para los representantes de los dos únicos poderes que emanan del pueblo, Cabello quedo para solucionar los problemas de salud, distribuyendo la mágica hoja proveniente de la India, Bangladesh y Afganistán, y cuyas propiedades curativas, según curan desde el cáncer hasta la impotencia sexual.

En política no hay palabras sueltas ni gestos desarticulados, mucho menos cuando se realiza, en cadena nacional y con el interés de todos los venezolanos, un acto como el ocurrido el pasado viernes 15 de enero. La forma como Maduro trató a Diosdado Cabello no es gratis y viene a ratificar lo que se rumora en los pasillos del Palacio Legislativo. Existe un intento, hasta ahora eficaz pero costoso para el PSUV, de relegar a Cabello a un segundo o tercer plano por parte de Maduro, Cilia y el gobernador de Aragua, Tareck. Dentro de la lucha intestina por el poder al interior del PSUV, Cabello perdió casi toda la influencia que tenía en el gabinete; ya no preside el principal poder en un sistema democrático, como lo es la AN, y todas sus gritos afirmando que sería desconocida la nueva asamblea, afirmando que no habría ni un centavo para pagar la luz, fueron desmentidos por Maduro cada vez que se refería a HRA como el Diputado Presidente de la Asamblea Nacional, cuando ordenó a los ministros ponerse a la orden de la AN y cuando escuchó, cual muchacho regañado, el discurso de HRA que en menos de treinta minutos desmontó las bases del discurso oficialista.

Sobre el contenido del discurso de Maduro, podríamos, haciendo  esfuerzo de síntesis, expresar que lo más relevante es su absoluta desconexión con los problemas económicos y peor aún de las vías para solucionarlo. Se mostró inseguro, incómodo y sudoroso cuando abordó el tema económico y financiero, insistiendo en la guerra económica y culpando al imperio por la caída de los precios del petróleo. Para él la economía sigue siendo un problema de flujo de caja y logística. En lo político resaltó el llamado a constituir una comisión de la verdad, que fue por cierto una de las conclusiones y promesas no cumplidas de la “mesa de concertación y diálogo”, coordinada por Gaviria después de los sucesos de abril del año 2002, y que en mi opinión, debemos poner a funcionar de inmediato. Destaca en este discurso la ausencia de una frase referida al tema de la seguridad personal. El discurso de Maduro, así como el gabinete recién nombrado, solo anticipan la profundización de la crisis económica. Sigue, citando a Octavio Paz, con una ceguera ideológica que le impide pensar.

El poder de democracia es por definición limitado, temporal, se obtiene por delegación de los electores y quienes lo ejercen están obligados a rendir cuentas a los verdaderos dueños del mismo, a saber, el ciudadano, a través de los mecanismos institucionales que define la Constitución y las leyes de la República. En nuestro país, por casi 17 años, quienes han ejercido el poder asumen que la ecuación es inversa. Se sienten amos absolutos de la verdad, imbuidos de una prepotencia sin límites, se asumieron como los dueños del país, relegando al ciudadano a un rol de mero elector sin ningún control de la gestión pública, porque hacer una revolución es demasiado sublime como para dejar que un puñado de paisas inconformes opinen sobre ella. El partido, dueño y señor de todo, está por encima del bien, el mal y la Constitución. Sin embargo, el 6D esta situación anómala cambió radicalmente y hoy el  pueblo, a través de la AN, vuelve a retomar el control sobre los poderosos. El plano al que ha sido relegado Cabello trae para el país una buena y una mala noticia. La buena, Diosdado pierde influencia en el seno de PSUV y pronto estará, cual Rafael Ramírez o Elías Jaua, sometido a un despido indirecto, degradado a una responsabilidad menor. La mala, que de esa disputa Maduro-Cabello no puede salir nada bueno para el país, porque los dos representan el atraso y la barbarie política.

Si personajes como Diosdado Cabello no entienden el poder del mandato popular, quedarán relegados a simples y ordinarios surtidores de moringa, segundones sin voz ni mando.

 

@carlosvalero08