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México

Si digo todo lo que pienso de él (Guaidó) se acaban las negociaciones en México y otras perlas de Maduro #14DeAgosto
Maduro atacó y alabó a miembros de la oposición a 24 horas de haberse establecido una nueva mesa de diálogo en México 

En el marco de una reunión con los candidatos del PSUV a las elecciones de gobernaciones y alcaldías el venidero 21 de noviembre, Nicolás Maduro aprovechó para referirse al nuevo proceso de diálogo que emprendió gobierno y oposición en México.

Estas fueron algunas de las frases que dijo:

1 – «Si digo todo lo que pienso de él  (Juan Guaidó) se acaban las negociaciones en México. Derrotado te sentamos en México para hablar de paz. Te derrotamos Guaidó, el pueblo de Venezuela y su consciencia te derrotó. Estás acabado Guaidó».

2 – «¿Quiénes se sentaron en México ayer? ¿A quién representan?, me pregunto. Es importante saberlo. Representa al guaidocismo y al caprilismo. Ayer salió Guaidó con un vídeo de seis minutos, con un lenguaje neochavista. Que mal asesorado está ese señor. Le dan una tunda a su video, le dan una tunda a lo que escribe. Hicieron una propuesta engañosa». 

3 – «Cuántos de ellos representan electoralmente a Venezuela, las encuestas dicen que no pasan de 15%. Nosotros no tomamos en cuenta eso para sentarnos en México. Si hay que sentarse con el diablo, nos sentamos»

4 – «Creo que Jorge Rodríguez se lució, brilló en el firmamento mexicano y pasará a la historia de los discursos diplomáticos por la paz».

5 – «Es un hombre honesto (Gerardo Blyde), mesurado, de palabra y honor. Lo respeto desde la época que lo conocí en la Asamblea Nacional. Es un hombre muy de derechas, muy anticomunista, muy antichavista. Pero no es un hombre violento a diferencia de su jefe, que es un terrorista y asesino como Leopoldo López».

6 – «Ella (Mariela Magallanes) es empática, militante de La Causa R, me imagino que está allí puesta por Andrés Velásquez. El otro (Tomas Guanipa) renunció pero no como embajador, porque puso en Twitter que era representante diplomático en Colombia, no sé quien le dio ese puesto. Está allí por (Henrique) Capriles. Luego tiene al lado al grandeliga venezolano Stalin González, quien es mano derecha de Capriles. Carlos Vecchio  es un architerrorista, al igual que Julio Borges,  a quien muy pronto le llegará la justicia. Todos estos que he nombrado son guaidocistas». 

7 – «Lo de México es una gran victoria y tendrá repercusión histórica en los próximos años. Nosotros presentamos ayer nuestra delegación y vamos a llegar a un consenso»

 

 

 

A pesar de la negociación, la esperanza sigue viva
Aunque esa pequeña flama que es la esperanza esté el fondo del pozo, sigue viva y brillará con magnificencia

 

@ArmandoMartini

El entrenamiento castrista no permite riesgos, lo estratégico es la revolución. Su permanencia está en las exhibiciones y presencias públicas en Venezuela, no en un México encubridor, siempre tambaleante entre el poder del vecino que lo ilusiona con supremacía regional. Como si el liderazgo fuera cuestión de tamaño y no de principios, además de su afecto por tiranos que hacen en sus países lo que algún jefe mexicano quisiera hacer en el suyo pero ni de vaina se atreve.

Si el régimen va a tierra azteca o envía comisionados a tratar con una oposición empequeñecida por fracasos, limitada, infiltrada, con los mismos actores e iguales errores, es porque tiene el asunto arreglado como las veces anteriores. Tiempo perdido, simulación y para colmo embusteros. No faltarán las exquisiteces endógenas, quesadillas, tacos al pastor, enchiladas, mole y refinada tequila, pero no tienen nada que ofrecer. Discutirán fruslerías, favores que politiqueros querrán recibir trocitos de poder para alardear con que algo consiguieron. Bolsas claps no de alimentos de precaria calidad sino de delicatessen para el deleite del paladar. Gasolina para candidatos en campaña electoral y caramelos de apariencia pero sin gusto.

El usurpador –que logrará reconocimiento y permanencia hasta 2024– sabe que tiene en sus manos un partido disciplinado aunque deba compartirlo; lo cual no significa sea el mejor, sino el que más cacarea con el mito Chávez. Y aunque rumie divisiones, solo los que están nadando en la opulencia como Rico MacPato cumplen órdenes, encargándose de que las organizaciones en las cuales han dividido voluntades y expectativas, cumplan instrucciones. Que lo hagan bien o a regañadientes, es otra cosa.

Con empeño de poder y conciencia de que sin él se derrumba, el usurpador temporal manda a México y pone condiciones.

Conoce a los dirigentes y partidos, que platican excesivos y logran poco; están desgastados, no representan a nadie y solo les queda hurgar en la basura de insignificancias del régimen que, aliado con autocracias regionales, le ofrece como premio de consolación y apaciguamiento por las tradiciones abandonadas.

Con asesoría cubana el oficialismo no ha caído en la estulta brutalidad del nicaragüense que se conjura a sí mismo para reelegirse por voluntad propia y omisión generalizada, vale decir, encarcelada. El madurismo, astuto y pícaro, consciente de que la oposición mayoritaria codiciosa de cargos e ingresos que siendo minoría fracasada por sí misma no logrará, ejerce pulso de te doy este poquito para que te sosiegues y aquietes, dejando despejado el camino de lo que realmente vale, legitimación y presidenciales en 2024.

Pero la moral y el principio que esta oposición secuestrada y abreviada está sacrificando en el altar castrista, además de la confianza y fe ciudadana, es el respeto de la comunidad internacional y la Corte Penal Internacional. Aceptando regalos, que dejan sin justificación el apoyo que las potencias democráticas venían dando a quien una vez pidió a Venezuela respaldo. Embajadores o representantes quedarán cesantes. ¿Qué decir en la Organización de Estados Americanos OEA? ¿Qué explicación en Washington, Canadá, Alemania, Francia, Colombia, por nombrar algunos? ¿Cuáles argumentos de dignidad y democracia podrá esgrimir en el mundo la cancillería interina?

¿Cuánto más se admitirá la trastada? Es obligación ciudadana, ética y moral enfrentarla, de lo contrario, no saldremos de la ignominia y sus asociados. Si la claudicación se impone, ¿cómo saldrán las FARC, ELN, Hezbolá, mafias del narcotráfico y otros detalles delictivos, como el abuso y corrupción, si quienes estarán ocupando cargos, luego de la farsa electoral, serán ellos mismos?

Ir a votar el 21N es dimitir sin condiciones, entregarse humillados, resignarse a la ruindad, hacerle el juego fácil al oficialismo y su régimen oprobioso, vejatorio de los derechos humanos. Mancharse el dedo con tinta indeleble ese domingo vergonzoso es oscurecer la dignidad, el deseo ciudadano de democracia y libertad.

Afortunadamente, no todos los dirigentes opositores son cómplices de la calaña. Quedan unos pocos que, así como ahora tendrán que volver a empezar enarbolando con más razón banderas de la decencia, seriedad, y decoro; más la ardua tarea de fortalecer la confianza ciudadana que lleva veintidós años esperando un cambio de gobierno y sistema.

Necesitamos un nuevo camino que restituya la ruta hacia la educación de excelencia, la prosperidad bien habida y el honor de las buenas costumbres. Una esperanza que sigue allí, golpeada, debilitada, pero firme. En la Venezuela que subsista el 22N, la dignidad y vigor por los cuales lucharon nuestros libertadores se habrá sofocado. Pero esa pequeña flama que es la esperanza en el fondo del pozo, sigue viva y brillará con magnificencia.

TALITA CUMI

TALITA CUMI

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Noruega y México confirman fase final de conversaciones exploratorias entre Maduro y oposición
Henrique Capriles confirmó su participación en el proceso de diálogo con el gobierno de Nicolás Maduro que tendrá México como sede y que, probablemente, comenzará el viernes 13 de agosto

 

La Cancillería de Noruega y México confirmaron la fase final de conversaciones exploratorias entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, a propósito de la mesa de diálogo que tendrá lugar en México.

El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, confirmó a través de su cuenta de Twitter esta información: «Les confirmo que la Cancillería noruega nos ha comunicado que las partes que participarán en el diálogo sobre Venezuela han entrado a fase final de sus pláticas exploratorias a fin de iniciar negociaciones en nuestro país».

El aviso llega luego de que en días pasado el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció que el país albergaría las negociaciones entre el gobierno de Maduro y la oposición por la crisis que se vive en Venezuela.

«Noruega confirma que el Gobierno de Venezuela y la Plataforma Unitaria Venezolana están en la fase final de las charlas exploratorias, con el objetivo de empezar las negociaciones en México facilitadas por Noruega», señaló a su vez el Ministerio Noruego de Relaciones Exteriores.

El sector de Capriles participará

Capriles explicó que las negociaciones en México serán entre el Ejecutivo de Maduro y la oposición, y no entre dos gobiernos.

«El proceso de negociación es entre la oposición y Maduro, no es entre dos gobierno, es entre el gobierno de Maduro que controla el poder y nosotros que somos la oposición», dijo Capriles en una rueda de prensa.

Asimismo, confirmó su participación en el proceso de diálogo con el gobierno de Nicolás Maduro que tendrá México como sede y que, presumiblemente, comenzará el viernes 13 de agosto.

Capriles explicó que en la delegación opositora estará el secretario general de Primero Justicia, Tomás Guanipa. También estará Stalin González.

Para Capriles, «se busca que sea, como todo proceso, que vaya incluyendo» a los diferentes sectores y «que genere resultados» para que «no sea otro fracaso más», para lo cual subrayó que «hay que ser eficiente».

«Creo que el proceso no debería ser nunca un ‘show’ de televisión ni para los medios de comunicación», zanjó.

Un sector no fue invitado

Los diputados de la Asamblea Nacional, agrupados en la Alianza Democrática, informaron que no fueron «invitados» a la negociación con el gobierno de Nicolás Maduro y un sector de la oposición.

«Informamos al país que no hemos sido invitados a participar en el proceso de diálogo y negociación auspiciado por el Reino de Noruega, ni conocemos la agenda que en este se desarrollaría, lo cual consideramos como un muy mal inicio para este capítulo de conversaciones», explicaron en un comunicado.

Agregaron que no se sienten representados por ninguno de los «factores presentes» en la ronda de negociaciones, «ni por los factores del gobierno, ni por el factor de la oposición presente en la misma».

Con información de EFE.

Conexión Migrante Jun 21, 2021 | Actualizado hace 3 años
Redes migrantes en la pandemia

Una investigación de Conexión Migrante, con apoyo de la Fundación Gabo.

Textos:  Nadia Sanders/ Imágenes: Ximena Natera

  

El 28 de marzo del 2020 quedará grabado en la memoria de muchos migrantes en Nueva York. Uno de ellos es Pedro Rodríguez, quien ese día se levantó a las 5 y comenzó a conducir hacia el popular barrio de Flushing, en donde se encuentra el banco de alimentos que dirige. Su primer recuerdo al llegar son los destellos de las balizas de un grupo de patrullas cuando el cielo aún estaba oscuro. Pensó que habían asesinado a alguien, pero un oficial lo abordó para explicarle que miles de personas hacían fila afuera de sus instalaciones en espera de alimentos. La pandemia estaba ahí.

 

—¿Es usted Pedro Rodríguez?

—Sí.

—Usted tiene una línea de más de 20 bloques.

—¿Cómo?

—Sí, de acá, a acá… ¿Quiere a la Guardia Nacional? La gente está muy desorganizada. Aquí no hay control.

En la ciudad con más millonarios del mundo, los más pobres rompieron el confinamiento enfrentando el riesgo a morir, en busca de comida para sus hijos. Pedro, un empresario de origen colombiano que llegó a Nueva York hace 50 años, tenía previsto entregar ese día 2 mil cajas de víveres en La Jornada, su banco de alimentos. Pero esa mañana, la fila del hambre tenía 20 mil personas.

Nueva York, el escenario favorito de las series de ciencia ficción para detonar el apocalipsis, fue el primer punto de América en recibir el golpe de la pandemia de Covid 19. Cuando la ciudad que nunca duerme guardó silencio con el inicio del confinamiento, la comunidad de inmigrantes indocumentados fue la más afectada. 

Académicos calculan que hay más de 600 mil inmigrantes indocumentados en el estado de Nueva York, de los cuales unos 400 mil son de origen mexicano. Después de sobrevivir a cuatro años de odio de Donald Trump y de navegar en el sistema por la persecución migratoria, ahora enfrentaban a un enemigo invisible.

Las iglesias y las redes de migrantes que se han formado en los últimos 20 años en Nueva York fueron el alivio para miles de familias confrontadas con el hambre, el virus y la muerte.

En todo el estado existen alrededor de 150 organizaciones de la sociedad civil enfocadas a atender a la población migrante mexicana. Las de más experiencia son veinteañeras y han vivido las peores crisis de Nueva York: el ataque a las Torres Gemelas, en 2001; o el desastre por el huracán Sandy, en 2012. Y también han aprendido a crear alianzas y a jugar con las reglas del sistema.

La Coalición Mexicana: de la mano de la iglesia, el gobierno y la academia

A la Coalición Mexicana llamaron mujeres por teléfono en busca de comida a inicios de marzo, recuerda Jairo Guzmán. Y en esos días llegaron mexicanos pidiendo un termómetro porque estaban carísimos, 

Jairo llegó de México a Nueva York de las manos de sus padres cuando era un adolescente. Hoy es el director de la Coalición Mexicana, una de las organizaciones de base que apoya a la comunidad inmigrante, la mayoría indocumentada, desde hace 20 años.

La primera crisis que enfrentó Jairo fue los ataques terroristas a las Torres Gemelas en 2001. Trabajaba para la representación del gobierno de Puebla y se dedicó a buscar a las víctimas de origen mexicano.

—Se trataba de ayudar a trasladar a un ser querido a México y de ayudar a personas que no estaban legalmente casadas para que tuvieran derecho a ciertos recursos (…). Empezamos a buscar casos donde se buscaba dinero del fondo de ayuda del 9/11 para enviar a las mujeres que quedaron viudas en México. Esto fue posible con el apoyo de otros abogados que trabajaron de forma voluntaria, —recuerda—. Y una de esas abogadas me ayudó a crear la Coalición.

En el 2020, a Jairo le tocó vivir la peor pandemia del último siglo y se enfocó en conseguir dinero para comprar comida para los inmigrantes, materiales de protección, y a crear materiales informativos de salud en lenguas indígenas desde su sede en el anexo de una iglesia católica en el Bronx.

—Recuerdo ir al supermercado y no encontrar carne. Fuimos supermercado tras supermercado. No había artículos de limpieza, el papel de baño desapareció. Y, de repente, se siente ese nervio: ¿será o no será cierto esto que está pasando?

Para comprar alimentos y equipo médico, Jairo redactó cartas a filántropos y fundaciones donde daba cuenta de las necesidades materiales y el número de familias que debía atender con el respaldo de su trabajo durante 20 años.

La Coalición también contactó a Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Nueva York y a hospitales con quienes ya había trabajado en programas de salud. El hospital presbiteriano de Nueva York, en el alto Manhattan, les brindó comida para 100 familias por cuatro meses, que se extendieron a ocho y continuaban hasta marzo de este año. Hoy su sede opera entre cajas de víveres, pañales, material informativo de pruebas de Covid en varios idiomas y bolsas de tela con alimentos.

Por su experiencia en las oficinas del gobierno de Puebla en Nueva York y en la Administración de Servicios a la Niñez, Jairo aprendió que las instituciones de gobierno en Estados Unidos responden a números. Cuando vio el tamaño de la emergencia por la pandemia, empezó a recabar datos.

—Hicimos una encuesta en la segunda semana de marzo a 160 personas con la plataforma Survey Monkey. Les preguntamos (a los beneficiarios) si tenían dinero para comprar los productos básicos de 14 días y si confiaban en que les iban a pagar, si confiaban en el gobierno. Esa información la usamos con el Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York para decirles: miren lo que está pasando. Todo esto se puede convertir en algo peor si ustedes no apoyan.

En respuesta, el Departamento de Salud envió cubrebocas, guantes, termómetros y financió personal de apoyo.

Jairo también ha aprendido que las universidades son un gran aliado para las organizaciones de la sociedad civil por varios motivos.

—Yo me acerqué mucho con las universidades que podían acreditar que el trabajo que íbamos a hacer era bueno. Tengo una buena relación con la Universidad de Columbia, hablando con profesores que podían aportar a los programas que queríamos desarrollar para el bienestar de las familias. Cualquier proyecto que quería hacer, invitaba a las universidades a evaluarlo y dejaba que dijeran sí sirve o no sirve por tal motivo.

El espacio donde opera la Coalición es el anexo de una iglesia católica que le fue otorgado gracias a un obispo con quien trabajó Jairo, en el popular barrio del Bronx, a donde llegaron las primeras olas de migrantes mexicanos hace poco más de 20 años.

Entre las familias que ha atendido durante la crisis por la pandemia, recuerda en particular el de una madre mexicana que despertó con su esposo muerto en la misma cama.

—El esposo se enfermó de Covid 19 y murió en la habitación que rentaba, ella es la que se encargó de llamar a la ambulancia, se llevaron el cuerpo, —recuerda—. Ella salió a pedir apoyo y la familia de él se espantó por el estatus migratorio de todos y la sacaron, la arrojaron del departamento. La niña más pequeña apenas tenía un año, el mayor tenía 8. Eran niños pequeños. Ella se quedó con sus hijos. Buscaba a dónde irse a quedar, buscaba comida, buscaba ropa. La última vez que la vimos se fue con unas amistades a Connecticut.

Los migrantes que murieron por la Covid-19

La tasa de fallecimientos de latinos por Covid es del 34% del total en Nueva York, casi el doble de las muertes registradas entre la población blanca.

Muchos de estos migrantes eran el único sustento de sus familias. Aún se desconoce cuántos huérfanos ha dejado la pandemia. La Administración de Servicios a la Niñez en Nueva York informó vía mail que son “muy pocos” los menores que han tenido que ponerse al cuidado de otros adultos —generalmente miembros de su misma familia— debido a la pérdida de sus padres por Covid 19. Sin embargo, no ofrecieron información de cuántos de ellos son mexicanos.

Antes de la pandemia, la mayoría de la comunidad migrante trabajaba limpiando casas, en las cocinas de restaurantes, en la construcción y en entregas a domicilio. Este grupo destina más del 30% de su ingreso familiar a pagar la renta del lugar donde vive y suele compartir vivienda entre hermanos y primos para reducir los costos. El desempleo los golpeó con fuerza, 60% se quedó sin trabajo, según la oficina de asuntos migratorios del alcalde de Nueva York. La pérdida de empleos para el resto de la población fue del 36%.

Un rasgo de parte de la inmigración mexicana en Nueva York es que la gran mayoría proviene de comunidades rurales del centro y sur de México, y muchos hablan una lengua indígena. Su vida se limita a ir a trabajar y regresar a casa. Hacen poco uso de los servicios públicos por temor a ser deportados. Pueden llevar años en Estados Unidos, pero muy pocos hablan inglés de forma fluida.

Red de Pueblos Trasnacionales: se habla náhuatl, mixteco y totonaco en NY 

Desde su sede, en el sur del Bronx, Marco Antonio Castillo, antropólogo y activista mexicano, nos platica que ha trabajado con comunidades indígenas en Nueva York desde hace 20 años. Es el director de la Red de Pueblos Trasnacionales, organización que trabaja en la reivindicación de la identidad y las tradiciones de los migrantes indígenas en la capital de la economía del mundo.

—Durante la pandemia fue muy evidente que no todos los migrantes son iguales. Las personas que no se sienten cómodas con su español y no conocen el inglés, usualmente porque hablan una lengua indígena, son más temerosas para solicitar ayuda. Es la gente que prefiere y elige vivir en las sombras —comenta Marco en una jornada de entrega de despensas a migrantes latinos con música de cumbia como fondo—. Rápido se corría la voz de que en los hospitales “te mataban”. Y generaron un montón de teorías y sospechas. La gente terminó guardándose en su casa. Muchas personas murieron encerradas, viviendo el Covid en sus cuartos, en sus casas.

Para los que sí llegaron a llamar una ambulancia fue especialmente difícil localizar a sus familiares en la red de hospitales. Estaban desbordados por la emergencia, sin ventiladores suficientes y almacenaban los cadáveres en tráileres con sistemas enfriadores hasta que fueran reclamados. Muchos de esos cuerpos, con nombres mal escritos por la disonancia del idioma o, de plano, con nombres falsos porque hay migrantes que trabajan con otra identidad.

La Red ha contribuido a formar el primer Colectivo de Intérpretes Indígenas, que trabaja con el Departamento de Salud de la ciudad para traducir materiales de información sobre el coronavirus a tres variantes de tu’un saavi (Mixteco), me’phaa’ (Tlapaneco), náhuatl, Mam y Kichw.

En Nueva York hay hablantes de 21 lenguas indígenas originarias de México, según la Endangered Language Alliance.

—Imagínate cómo una persona migrante indígena se mete a la tarea de localizar familias. La familia te dejaba en un hospital, pero el personal no les decía que estaba en otro por los niveles de saturación —dice Marco—.  Encontramos migrantes  fuera de Nueva York, en Filadelfia, en Nueva Jersey, en Long Island, en el norte del estado de Nueva York, a cinco o seis horas de aquí.

La Red de Pueblos Trasnacionales tiene siete comités en diferentes partes del estado de Nueva York. Cada uno se mantuvo en contacto con sus conocidos durante la pandemia y enviaba un reporte diario de cuántos casos de personas fallecidas o enfermas conocían y trataron de ubicar a las personas no localizadas por sus familiares.

—El mecanismo era hacer toda la historia. Saber a dónde lo habían llevado e ir al hospital. A veces los hospitales no tenían ni registro de la persona porque no había cupo. Entonces, había que identificar a la ambulancia, indicar el nombre de la persona, el día y la hora en que la llevaron. Preguntar a qué otro hospital la trasladó. Hablar a ese otro hospital, lo ubican y te dicen: no, pues, necesitaba un ventilador y aquí no había; lo llevamos hasta Filadelfia —explica—. La chamba era buscar personas en todos los hospitales.

La Red es autogestiva, pero cuando empezó a fluir la ayuda en Nueva York por parte de fundaciones más grandes, fueron un canal para comprar despensas y distribuirlas entre las familias migrantes latinas.

—Las comunidades que vienen de pueblos indígenas tienen un capital organizativo importante, vinculado a mayordomías y fiestas comunitarias. Todas esas redes, hicieron que fluyera más fácilmente la articulación durante la pandemia.

Hicieron un convenio con la Casa del Indígena Nativo Americano para entregar mes con mes mil bolsas de alimentos con huevo, vegetales, cereales para los niños y fruta a familias de lengua indígena. Durante el 2020, repartieron alrededor de 2 mil 500 despensas.

Hubo otras fundaciones con más capital que también ofrecieron ayuda. La Red obtuvo así una beca durante la emergencia que le permitió dar cheques a las familias más impactadas. Entregaron 10 mil dólares en ayudas económicas para el pago de rentas y 20 mil dólares en tarjetas de ayuda económica con 200 dólares cada una. 

 La parroquia del Buen Pastor: un duelo con dignidad

El sacerdote Juan Carlos Ruiz, al frente de la parroquia del Buen Pastor, en el barrio de Bay Ridge, activó las redes de apoyo que conoció en el movimiento de Occupy Sandy, que surgió tras el impacto de la tormenta en Nueva York en 2012.

—Habíamos articulado la respuesta bajo el lema de “los indignados de ayuda mutua”, con 17 centros en los primeros tres meses —dice el padre Juan Carlos—. Nosotros lo empezamos desde la iglesia luterana de San Jacobo.

El padre recuerda que las iglesias sirvieron como almacenes de herramientas para la reconstrucción de las casas; en otras, cocinaban 200 mil comidas a la semana y tenían alrededor de 15 mil voluntarios al día.

El movimiento Occupy Wall Street era reciente y se sumó a las redes de apoyo en una coalición llamada Mátrix, que coordina las ayudas.

Con el inicio de la pandemia, el padre Juan Carlos echó mano de todos sus recursos para ofrecer ayuda a la comunidad migrante. Desde su parroquia se entregan 7 mil libras (30 toneladas) de alimentos cada semana.

Sus tres voluntarios de base crearon grupos de Whatsapp y Wechat y se apoyan con personas que hablan inglés, árabe, chino y español para convocar a las comunidades en distintos horarios. El lado más oscuro de la pandemia fue mirar a la muerte de frente.

—Teníamos gente infectada que habían soltado del centro de detención viviendo en las calles porque no querían contagiar a su familia; gente que fue encontrada días después porque los apartamentos ya olían mal. Y familias enteras donde los adultos estaban enfermos y tenían niños sanos, pero sin nada de comer. Alrededor de todo esto, el terrorismo, porque la migra nunca paró en deportar a la gente.

Una de las familias a las que ayudó el padre fue la de Ángel Gordillo, un inmigrante mexicano de origen oaxaqueño que enfermó de Covid 19 junto con su esposa, Olga, y su hermano René. Ninguno pudo salir de su departamento mientras estuvieron enfermos y el padre Juan Carlos fue de los pocos que le llevó comida a su puerta.

—Fue el alma que Dios me puso en mi camino para muchas cosas. El padre nunca me dejó. Siempre me mandó despensas para que mis hijos comieran —dice Ángel en su departamento, donde vive con sus tres hijos y su sobrino de 16 años.

Al hermano de Ángel comenzó a faltarle el aire. Un par de semanas después murió en el hospital. Su hijo menor vivía con ellos, pero su esposa y sus tres hijas mayores viven en Oaxaca. Por ellas, Ángel decidió enviar las cenizas a México. Pero en el consulado mexicano se enfrentó entonces con el muro de la burocracia. En esos días, se enteró que el padre Juan Carlos tenía planeado llevar a México las cenizas de otro migrante y se acercó a él.

—Yo llegué al consulado y había un cuartito de 12 por 12 metros, donde tenían todas las urnas, todas las cajitas amontonadas —recuerda el padre Juan Carlos—. Yo creo que eso es una falta de respeto para las vidas. Eso es algo que cristaliza cómo se nos trata no solamente en la muerte sino en la vida. Entonces, yo dije, al menos un grano, una brizna de dignidad. Tengo que hacer ese viaje. 

Fuerza Migrante: echando mano de las redes sociales

Sin conocer a nadie, Javier Correa, conocido como Chalino, le escribió a integrantes de la plataforma Fuerza Migrante vía facebook para pedir donaciones y llevar alimentos a su comunidad.

 Así logró ofrecer despensas a sus vecinos y, en unas semanas, lo invitaron a crear la unidad de asistencia comunitaria de Fuerza Migrante.

Alto, con un corte de pelo estilo mohicano, a sus 37 años, Chalino se ha involucrado en los movimientos de migrantes para enviar ayuda a México en emergencias como los sismos de 2017. Ahí conoció a integrantes de la brigada de los Topos, un grupo de rescatistas que surgió de la sociedad civil en los sismos de 1985 en Ciudad de México y ofrece ayuda en casos de desastres.

Desde el sótano de un edificio de Manhattan que está remodelando, recuerda que se animó a ir a Hunts Point, uno de los centros de distribución de comida más grandes de Estados Unidos, a pedir donaciones. Después de llevar comida semana tras semana a su comunidad, una vez le ofrecieron sólo piñas.

— Recuerdo muy bien que nos dieron tres camionetas repletas de pura piña. Obviamente, no van a comer pura piña nuestros paisanos —comentó. Así fue como empezó a buscar bancos de alimentos para llevar comida al barrio de Queens.

Chalino es un migrante que llegó hace 16 años a Estados Unidos y cree que puede hacer más que sólo trabajar y enviar dinero a sus hijos en Monterrey. Ya logró hacerse de una camioneta, que ha llamado unidad asistencia comunitaria de Fuerza Migrante, porque fue la primera organización que lo apoyó para conseguir alimentos.

Fuerza Migrante es una plataforma que busca unir a las organizaciones de migrantes en todo Estados Unidos con el fin de ocupar espacios de representación en el Congreso en México desde el exterior. Durante la pandemia, trabajó desde su Coordinación Binacional para ayudar a los migrantes a contactar al personal del Consulado Mexicano y solicitar la repatriación de cuerpos.

Chalino coordina como voluntario uno de los 17 puntos de distribución de víveres que tiene La Jornada, el banco de alimentos fundado hace 12 años por Pedro Rodríguez.

El día en que don Pedro, como le dicen los voluntarios, se vio rebasado por las necesidades de la gente, acudió al gobierno de la ciudad y a los bancos de alimentos privados Food Bank New York y City Harvest para pedir más comida.

La Jornada tenía, hasta el mes de mayo, voluntarios de 18 países y una distribución de alimentos en 17 puntos en el condado de Queens. Cada semana entrega comida para 13 mil 500 familias, con ayuda de otras organizaciones y líderes que permiten potenciar la cobertura en los barrios más necesitados.

Nueva York, ciudad de migrantes

Nueva York es una ciudad con un amplio legado de migración. La ola migratoria más significativa en el último siglo es la que provino de Europa, explica la académica Norma Fuentes, doctora en sociología y académica de la Universidad de Nueva York (CUNY).

“Nueva York tiene el legado más viejo de migración de los EE. UU. y es una de las ciudades más ricas del mundo. Es el centro financiero del mundo. Muchas fundaciones que tienen un legado muy amplio fueron creadas por inmigrantes europeos que no se han reemplazado hace 50 años. Quienes se han beneficiado de este legado han sido las olas de migrantes de Latinoamérica y de Asia”, dice la investigadora en entrevista telefónica.

Muchas de las organizaciones enfocadas a los migrantes se encuentran en Nueva York y cuentan con registro 501(c)3, ante el Departamento de Estado; otras trabajan como colectivos; y también hay planes de acción desde las iglesias.

Esas grandes fundaciones, como la Robin Hood Foundation, fueron una de las principales fuentes de ayuda para las redes de migrantes, que han ido aprendiendo con cada crisis.

“El modelo de ayuda que se ejercita en la ciudad, en un centro donde tradicionalmente han llegado los inmigrantes y donde existen muchas instituciones que están con un legado, es diferente al modelo de rescate para los indocumentados que va a existir en un destinos nuevos”, advierte la investigadora. “Porque ahí no están las instituciones, no está el legado, no está la ideología de que hay que ayudar y proteger a los inmigrantes. Y muchos de esos lugares son muy conservadores.”

Los migrantes de NY dejaron de ser invisibles al sistema

Miles de inmigrantes latinos iniciaron una movilización a inicios de marzo para exigir la aprobación de un fondo de ayuda por 3 mil millones de dólares. Tomaron los puentes de Brooklyn y Manhattan y algunos hicieron huelga de hambre. Marcharon hasta Albany, la capital de Nueva York, y se manifestaron frente a la casa del gobernador, Andrew Cuomo.

Esta movilización se dio a unos meses de que el movimiento Black Lives Matter ocupó las principales ciudades de Estados Unidos tras el asesinato del afroamericano George Floyd, en Minneápolis.

En abril pasado, el Congreso de Nueva York aprobó 2,100 millones de dólares como fondo de ayuda a inmigrantes indocumentados que perdieron su empleo durante la pandemia, con un pago de hasta 15,600 dólares en un año.

La decisión ocurrió meses después de que asumió la presidencia el demócrata Joe Biden después de vencer a Trump. Se trata del apoyo más grande a inmigrantes indocumentados en la historia de Estados Unidos.

“De alguna manera, Trump sacó a relucir tanto odio y racismo escondido en este país. La fealdad de Trump, el caso de George Floyd y el coronavirus hizo ver a  los migrantes como héroes porque nunca dejaron de trabajar”, comentó la académica de CUNY. 

Norma Fuentes considera que la aprobación de la ayuda a los inmigrantes indocumentados no hubiese recibido tanta atención si no hubiera sido por la movilización de la segunda generación de migrantes, los hijos de los que llegaron hace 20 años y que salieron a marchar con ollas y escobas.

“Esto es debido a la movilización virtual, al social media de la segunda generación, que son los que hablan el idioma, que son los que entienden los teléfonos (celulares), las redes sociales, el Instagram. Esto es el resultado de facebook y de los millennials, que están muy activos”, afirma.

La pandemia atizó las buenas voluntades. Y la comunidad migrante mexicana, que ha navegado en modo invisible, comienza a exigir sus derechos. Ningún estímulo económico traerá de vuelta a los caídos, a los padres, madres, hermanos o hijos que la Covid-19 les arrebató. Pero sí demuestran que esta comunidad se organiza y actúa para dejar de vivir en las sombras de Nueva York.

Este artículo hace parte de la serie de publicaciones resultado del programa Laboratorios de Periodismo de Soluciones de la Fundación Gabo y la Solutions Journalism Network, con el apoyo de Tinker Foundation, instituciones que promueven el uso del periodismo de soluciones en Latinoamérica.

INAC extiendió por 30 días más prohibición de vuelos internacionales
Panamá, Rusia, México, Turquía, Bolivia y República Dominicana son las naciones autorizadas

Este viernes en la noche, el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) emitió un comunicado donde extiende por 30 días más la medida de restricción que existe sobre los vuelos internacionales desde y hacia cualquier aeropuerto del país.

“El Instituto Nacional de Aeronáutica Civil, cumpliendo con los lineamientos del Ejecutivo nacional, informa que continúan abiertas las líneas aerocomerciales para el traslado de pasajeros, carga o correo, entre Venezuela y los países Panamá, Rusia, México, Turquía, Bolivia y República Dominicana”, dijo el comunicado.

Igualmente indicaron que las operaciones dentro del país solo están habilitadas para Canaima, Porlamar y Los Roques. 

Venezolanos intentan cruzar la frontera entre México y Estados Unidos en carros particulares

FOTO: EFE

La nueva modalidad es adquirir un vehículo con placas de California que se venden a costos bajos en Tijuana, para posteriormente intentar evadir los filtros de seguridad en la garita de San Ysidro

 

Los venezolanos se han sumado a la ola de migrantes que intentan cruzar por la frontera entre México y Estados Unidos, por lo que ahora han participado en una nueva modalidad que consiste en utilizar vehículos extranjeros para atravesar la frontera desde Tijuana hacia San Ysidro.

De acuerdo con el secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana Municipal (Sspcm), Pedro Cruz Camarena, en las últimas dos semanas han detectado entre 6 y 12 vehículos diarios en los que se transportan personas en tránsito intentando llegar a EE.UU.

Explicó que la modalidad es adquirir un vehículo con placas de California que se venden a costos bajos en Tijuana, para posteriormente intentar evadir los filtros de seguridad en la garita de San Ysidro.

Sin embargo, los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), los detectan ya que llaman la atención al tratarse de unidades familiares.

Cruz Camarena expresó ante la prensa local que esta acción ha generado un retraso en los cruces fronterizos en vehículos, ya que los agentes de CBP se concentran en revisar la documentación de todo aquel que viaja al vecino país.

«En su mayoría son inmigrantes de origen ruso, venezolano u hondureño», aseguró el funcionario, quien añadió que también han detectado estos grupos hospedados en hoteles de la zona centro de la ciudad de Tijuana.

Explicó que cuando los migrantes son descubiertos en su intento de cruce vehicular, se les confisca la unidad, la cual es enviada a un remolque municipal, mientras que los migrantes son llevados a un albergue o con el propio Instituto Nacional de Migración (INM).

Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, en marzo se interceptó a 172.331 migrantes indocumentados, el mayor nivel mensual en dos décadas. 

Honduras detiene a seis venezolanos que iban a EE. UU. guiados por coyotes

Las autoridades de Honduras detuvieron este miércoles 16 de junio a 23 migrantes, incluyendo seis venezolanos, que iban guiados por dos presuntos coyotes hacia la frontera con Guatemala para continuar viajando hacia Estados Unidos.

Un comunicado de la Policía Nacional de Honduras indicó que detuvieron a nueve inmigrantes provenientes de Haití, seis de Venezuela, seis de Chile, uno de Panamá y uno de Cuba.

 La detención se produjo en el sector de Cofradía de San Pedro Sula, departamento de Cortés, norte del país, cuando los inmigrantes viajaban en un autobús conducido por uno de los supuestos «coyotes», agregó.

Los hondureños detenidos, de 30 y 33 años, fueron puestos a disposición judicial y serán acusados por los delitos de “tráfico ilícito de personas», señaló la Policía hondureña.

Los extranjeros permanecen retenidos en una oficina del Instituto Nacional de Migración en el norte del país, donde las autoridades decidirán si les concederán un permiso para que crucen el territorio nacional o los regresan a sus países de origen.

Más de 3.000 inmigrantes extranjeros han sido detenidos en Honduras en lo que va de 2021 por ingresar de manera ilegal al país con la idea de llegar a Estados Unidos, según cifras del Instituto Nacional de Migración (INM).

*Con información de EFE

Mexicanos en NY: Los caídos que dejó la COVID-19

Una investigación de Conexión Migrante, con apoyo de la Fundación Gabo.

Textos:  Nadia Sanders/ Imágenes: Ximena Natera

 

Cuando Antonio Romero, de 59 años, escuchó el teléfono esa noche de mayo del 2020, no quiso hablar y le dio el aparato a su hijo Rey, de 19 años. Personal del Hospital Lincoln, en el Bronx, le dio la noticia de que su mamá había muerto.

—Llamaron como a las dos de la mañana y nos dijeron que se le paró el corazón. Que nos iban a llamar para ver si la podían rescatar. Y no. Nos llamaron una segunda vez, y murió. Eran como las dos, dos y media, recuerda Rey.

María Moro, mujer de 52 años, migrante mexicana, madre de cuatro hijos, habitante de Nueva York por décadas, murió a los 52 años por Covid 19 y era indocumentada. Se dedicaba a vender elotes con mayonesa y queso, esquites, donas y puro antojo para mexicanos y latinos en un carrito de supermercado en su vecindario: el Bronx. Sus vecinos dicen que era especialmente querida y su lugar aún permanece vacío, los otros comerciantes de la calle no lo ocupan porque guarda un lugar en su memoria.

Antonio Romero, originario de San Juan Huiluco, Puebla, ha vivido en Nueva York desde 2001. Tiene cuatro hijos. En mayo de 2020, su esposa María Moro, falleció por complicaciones provocadas por el contagio de COVID-19.

La comunidad migrante latina resultó ser la minoría más afectada por la pandemia de Covid 19 en Estados Unidos, especialmente en la ciudad de Nueva York. Y muchas de las personas muertas eran madres y padres de menores en un país donde los derechos no son para todos y sobrevivir a la pandemia ha sido especialmente duro para las personas sin documentos.

La población latina y migrante tuvo la mayor tasa de muertes, hospitalizaciones y contagios por Covid 19, con 366 muertes, 1,417 hospitalizaciones y 8,959 contagios por cada 100,000 habitantes, tasa por arriba de la que registró la población afroamericana y asiática, según el Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York. En total, se han registrado 33,331 muertes al 11 de junio por Covid 19, de las cuales, el 34% era población latina.

La preocupación por pagar la renta

Hace más de 30 años, Antonio emigró desde San Juan Huiluco, en Puebla, a Estados Unidos. Después lo alcanzó María, y 15 años después, llegaron sus dos hijos mayores, también indocumentados.

—La primera hija vive en Carolina del Norte con su esposo; tengo otro hijo que vive por aquí (en Nueva York). Y tengo los dos menores de edad, porque estos son de la segunda cosecha. Después de 15 años, volvimos a tener a estos muchachos, de 19 y 16 años, que nacieron aquí en Nueva York.

La familia Romero vive en un edificio donde conviven decenas de departamentos. Muchos de los inquilinos son trabajadores esenciales. Cuando la pandemia alcanzó este inmueble, se esparció por todos los pisos. En el caso de la familia Romero, se enfermaron tres de los cinco integrantes. (Mott Haven, El Bronx).

María tenía diabetes y esclerosis múltiple, una enfermedad del cerebro y la médula espinal que puede provocar discapacidad y no tiene cura. Meses después de que nació Lucy, su hija menor, perdió la vista y pudo recuperar cierta visibilidad después de meses de tratamientos.

—Pero como yo trabajaba, a las terapias y las visitas médicas la llevaba aquí el muchachito. —dice Antonio al referirse a su hijo Rey, quien vivió su infancia visitando hospitales por la frágil salud de su madre.

La pérdida de María y el hecho de quedarse sin empleo por el confinamiento han llevado a Antonio y a sus dos hijos menores a una situación precaria. Para marzo de este año, debían al menos 3,000 dólares por rentas atrasadas y su estado migratorio irregular lo excluyó de los apoyos que dio el gobierno federal a los ciudadanos estadounidenses por 600 dólares semanales durante varios meses.

El 86% de la población mexicana que vive en el estado de Nueva York renta la vivienda que habita y el pago consume más del 30% de los ingresos de la mayoría (60%). En promedio, viven cuatro personas por vivienda y dos de ellas trabajan para el sustento del hogar. La pérdida de los ingresos de uno de ellos pone en serios problemas a la familia.

Rey es un joven ecuánime, tiene casi 1.90 metros de altura, es delgado, usa lentes y su cabello lacio es tan largo que puede alcanzar su cintura. Por comodidad, lo amarra en un moño estilo samurai arriba de su nuca. Desde el 2020, ha tomado el rol de apoyo en el sustento de su casa. En plena pandemia, una de sus primas lo recomendó para trabajar como cajero en un Car Wash. También en pleno confinamiento inició sus estudios universitarios gracias a una beca que obtuvo por buenas calificaciones en el bachillerato. Quiere ser enfermero.

En el departamento de la familia Romero Moro, los hijos instalaron un altar sobre una mesita junto a la barra de la cocina. La foto de María, con pelo ondulado, robusta, de piel blanca, sonriente, tiene al lado unas flores frescas y dos velas en vaso de vidrio. Sus hijos la extrañan, pero, al menos Rey, no llora cuando habla de ella. Cuenta que su hermana prefiere pasar gran parte del día en la casa de su tía, hermana de su mamá. Su papá dice que es porque allá tiene con quién platicar.

Las cenizas de María están en una caja de madera barnizada en color cerezo a los pies de la cama que compartía con Antonio, en la parte alta de un ropero de madera, embonado entre la base de la cama y la pared.

—¿Pensaron mandarlas a México?

—No habíamos podido, la situación está muy difícil.

—¿Supieron que el consulado en un momento dado estaba apoyando para eso?

—Nunca puede usted comunicarse, llama siempre y nunca le contestan. Siempre dicen: “llame a esto, y la extensión” y nunca responden.

El departamento tiene cuatro divisiones, donde duermen Antonio, un hermano de él, su hijo Rey y su hija Lucy. Creen que Rey fue el primero en contagiarse de Covid 19. Cuando María fue llevada al hospital, Antonio también se sintió enfermo pero no quiso atención médica.

—Ya el Covid ya había entrado fuerte. De hecho, por donde vive una cuñada, en Brooklyn, ya nos habían dicho que habían muerto dos conocidos de ellos y ya nosotros ya sabíamos. (…) Los paramédicos se la llevaron cargándola en la camilla. Pero ella salió bien. El único problema es que cogió pánico porque sentía que se le tapaba la respiración. Pero todavía estaba buscando el cargador del teléfono y todo, —relata Antonio. Después, él mismo comenzó a sentirse mal y avisó en su trabajo, un restaurante de comida griega—. Entonces, fue que yo ya no fui a trabajar. Yo no fui al médico, me seguí tomando el té con Tylenol (paracetamol).

Cuando Antonio recién había llegado a Estados Unidos, sus conocidos lo previnieron de nunca ir a un hospital para no tener problemas con Migración. Tenía la misión de no enfermarse, pero la primera vez que le dio tos y fiebre, un conocido le pasó un remedio de su abuela. Le dijo que ella partía a la mitad dos naranjas agrias y las ponía a cocinar; y una vez calientes, se las pasaba por la espalda. A la noche, otra vez; y después de dos curaciones o tres, “se iba la tos”. Para la fiebre, machacaba tomate verde, el de la cascarita verde, le echaba aguardiente, lo ponía a entibiar en la lumbre y luego se los untaba en el pecho, la espalda y en los pies. “Y se iba la fiebre”.

Antonio Romero y su hijo Rey en su departamento de Mott Heaven

Antonio libró los síntomas con tés, pero lo que ahora lo tiene angustiado es que no tiene un empleo. El restaurante donde trabajaba no volvió a abrir. Y el adeudo por la renta avanza mes con mes. Está pensando en buscar ayuda con organizaciones, el Consulado Mexicano o el nuevo gobierno mientras logra encontrar un trabajo de nuevo. Mientras, seguirá vendiendo comida en su barrio, como hacía su esposa.

El apoyo económico por seguridad alimentaria para menores llegaría más de un año después, con un pago de 300 dólares mensuales por cada hijo menor de 17 años., El Congreso de Nueva York aprobó en abril de 2021 un presupuesto de 2.1 mil millones de dólares para dar apoyos por hasta 15,000 dólares para inmigrantes indocumentados que puedan documentar que perdieron su empleo durante la pandemia. 

María Moro cuidaba a sus hijos y vendía botanas mexicanas en la esquina de su casa. Desde su fallecimiento, es Antonio quien se ocupa de seguir preparando y vendiendo los tradicionales elotes.

‘Mi esposo estaba muerto en la cama’

Una mujer, con tres hijos pequeños, llegó un día a las puertas de la Coalición Mexicana, organización de base de apoyo a migrantes, que opera en el anexo de una iglesia en el sur del Bronx.

Días antes, su esposo había amanecido muerto al lado de ella, en su cama, donde también dormía su bebé de poco más de un año. En la misma habitación, dormían sus otros dos hijitos de no más de 8 años y se encontraban en un departamento del hermano de su esposo.

Jairo Guzmán, presidente de Coalición Mexicana, una organización de apoyo a la comunidad latina, en especial migrantes y trabajadores esenciales, relató este caso como uno de los que más lo han conmovido.

—Me dice: despertamos y mi esposo estaba muerto en la cama. Ellos dormían juntos con su bebé. Ella salió a pedir apoyo ese día. Y al salir, la familia de él se espantó por el estatus migratorio de todos (sin documentos) y la sacaron, la arrojaron del departamento.

—La niña más pequeña apenas tenía un año, el mayor tenía 8. Eran niños pequeños, —recuerda el fundador de Coalición Mexicana—. Ella se quedó con sus hijos. En este caso, lo triste para los niños fue que pierden al papá y pierden al resto de la familia, a los tíos, las tías. Porque la familia la corrió. Y los niños sufren la pérdida del papá, la pérdida de la extensión familiar. No me imagino eso. El dolor que han de haber tenido esos niños, sin mencionar lo que está sufriendo la mamá.

La Coalición Mexicana es una de las más de 150 organizaciones de origen mexicano que tuvo contacto y canalizó ayuda a la población migrante en la ciudad de Nueva York durante las semanas más letales por la pandemia de Covid 19. 

                                                                                                              Migrantes hacen fila en espera de una caja de alimentos en Corona, Queens.

Las redes de pueblos indígenas se activaron en la pandemia

La Red de Pueblos Trasnacionales, una organización que impulsa el reconocimiento, la identidad y el orgullo de los pueblos indígenas que han emigrado de sus lugares de origen, también mantuvo activas sus redes de apoyo a través de redes sociales. Marco Antonio Castillo, activista y director de la red, recuerda que los miembros de diferentes regiones contactaron a los integrantes de sus redes para saber sus necesidades esenciales. Miles se habían quedado sin empleo de un día a otro, confinados en departamentos de espacio reducido, con más de tres menores, matrimonios, primos o más familiares. Algunos prefirieron morir en casa antes que pisar un hospital.

—Hace un mes (febrero de 2021), tuvimos un caso en el cual una persona aplicó para la distribución de alimentos y pidió para que se lo llevaran a la casa. Se le llevó su pedido, lo doble de comida de lo que normalmente damos porque no podía salir. Tres días después, me llama la familia para pedirme una funeraria porque la señora había fallecido. Estaba muy joven, tendría unos 32 añitos, con un bebé recién nacido y un niño de 11 años. Nos dejó preocupados, recuerda Yogui Ariza, integrante de la Red de Pueblos Trasnacionales, originaria de Puebla y migrante en Nueva York desde hace casi 20 años.

El dolor no vino solo, llegó con la carga de tener que pagar entre 5,000 y 12,000 dólares por los servicios funerarios para cremar y recuperar el cuerpo de su familiar, sin poder verlo de cuerpo entero por última vez. En el área metropolitana de Nueva York, hay aproximadamente 350,000 mexicanos. Y la Red calcula que más de la mitad vienen de municipios rurales e indígenas de menos de 10,000 personas. Las lenguas más comunes son el náhuatl, mixteco, totonaco y tlapaneco. También hay habitantes de la zona Mixteca que incluyen regiones de Guerrero, Oaxaca y Puebla. Para estas culturas, la cremación de los cuerpos no forma parte de sus creencias.

—Claro, no es parte de su cultura. Además de la incertidumbre de recibir las cenizas de alguien que no ves. La gente se resistía. Le decían al Consulado y nos decían: no queremos la cremación; queremos el cuerpo completo. El argumento siempre era: “mi mamá tiene que verlo, no podemos enviar las cenizas”, recuerda Marco Antonio.

El viaje de regreso

Al menos 10,352 restos de mexicanos en cenizas fueron repatriados de Estados Unidos a México por la vía consular durante 2020 hasta el 30 de abril del 2021 . El número más alto, 1,306, provino de la zona triestatal de Nueva York, Connecticut y condados de New Jersey. Le sigue el estado de Chicago, con 675 casos y Raleigh con 544, según datos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, obtenidos a través de una solicitud de acceso a la información. 

—La mayor repatriación de mexicanas y mexicanos, —dijo en entrevista el Cónsul de México en Nueva York, Jorge Islas López. — La Secretaría de Relaciones Exteriores se dio cuenta de la magnitud, y ellos absorbieron la totalidad de los apoyos para ayudar a las familias más necesitadas. Nos mandaron suficiencia presupuestal para que se apoyara a todas las familias que cumplieran con ciertos requisitos. Y 500 familias fueron beneficiadas para servicios  por un monto de hasta 1,800 dólares y el traslado de las cenizas.

Pero para muchos integrantes de organizaciones civiles, la actuación del consulado fue lenta y hubo más decesos que no buscaron la repatriación por esa vía.

Muchas urnas de cenizas permanecen en los hogares de sus familias en Estados Unidos por cuestiones de apego o burocráticas, ya sea porque tenían errores en su acta de defunción o porque no lograban comunicarse con su consulado.

Aunque haya vacunas…

Después de casi un año, Jairo no puede borrar el sentimiento que le imprimió la mujer que despertó junto al cuerpo inerte de su esposo y llegó a las puertas de la Coalición Mexicana.

—No la dejaron tener ninguna idea o estar involucrada de qué hacer con el cuerpo de su esposo, de despedirse. El hospital no le dio nada de información porque no estaban casados. Todo se lo dieron al hermano de él. Y como sacaron a la señora, buscaba a dónde irse a quedar, buscaba comida, buscaba ropa. La última vez que la vimos se fue con unas amistades a Connecticut. 

Mientras la ciudad que nunca duerme despierta del confinamiento, la vacunación no ha sido igual de accesible para todos. La cobertura de la vacunación ha alcanzado, con al menos una dosis, a la mitad del total de la población en la ciudad de Nueva York, pero la cosa no ha sido pareja para los latinos. En su caso, sólo una cuarta parte ha tenido acceso a la vacuna.

La población migrante sin documentos no tiene acceso a los mismos derechos que los ciudadanos de Estados Unidos. A los paisanos les toca navegar con la pandemia hasta que el cuerpo aguante.

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Este artículo hace parte de la serie de publicaciones resultado del programa Laboratorios de Periodismo de Soluciones de la Fundación Gabo y la Solutions Journalism Network, con el apoyo de Tinker Foundation, instituciones que promueven el uso del periodismo de soluciones en Latinoamérica.

80 migrantes venezolanos denuncian expulsión de Estados Unidos
Los migrantes denunciaron que bajo engaños les tomaron sus huellas y les aseguraron que los trasladarían a un lugar seguro. Sin embargo, terminaron deportados a México sin sus documentos

 

Un grupo de venezolanos denunció que las autoridades de Estados Unidos los expulsó de dicho país luego de ser detenidos y procesados para dejarlos en libertad en esa nación. Un vocero del grupo señaló que los funcionarios de migración les quitaron los pasaportes y les pidieron tranquilidad mientras duraba el trámite.

Se conoció que los migrantes ingresaron a Estados Unidos el domingo 5 de junio, y el martes 8 los llevaron a un autobús en el que los iban a trasladar a un lugar seguro; sin embargo, fueron a otra ciudad para luego ser expulsados sin explicación alguna.

“Me quitaron el pasaporte, 600 dólares y mis cosas”, denunció un ciudadano, de acuerdo con un video que circuló en redes sociales.

Rolando Vázquez, abogado de inmigración, también denunció la situación con un video de El Paso, un punto de tránsito fronterizo entre México y Estados Unidos. De acuerdo con el experto, el grupo deportado al país azteca está integrado por unos 80 venezolanos. “Bajo engaños de que los liberarían, los trasladaron en autobús y luego en avión. Los dejaron en la frontera sin sus documentos ni sus pertenencias. ¡Esta es la realidad!”, sostuvo Vázquez.

El experto señaló que esta es una situación real que está ocurriendo con bastante frecuencia. “No es lo que quiere aparentar esta administración, que la situación en la frontera está en control. Había niños presentes”, señaló Vázquez en referencia a la administración de Joe Biden.

Actualmente la frontera sur de Estados Unidos permanece cerrada, por lo que no son admitidos migrantes en busca de asilo. Sin embargo, la administración de Joe Biden permite la permanencia de niños no acompañados y también son consideradas familias con niños pequeños.

*Con información de EP y EN