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Los 12 puntos que Lorenzo Mendoza recomendó al Gobierno para resolver la economía, hace casi dos años

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En febrero de 2014, el presidente ejecutivo de Empresas Polar, Lorenzo Mendoza Giménez, planteó una agenda de 12 puntos en los que debía concentrarse el trabajo de la entonces, recién creada comisión de la verdad económica, para que esta instancia resultara efectiva en la tarea de aportar soluciones para los problemas económicos más urgentes que enfrenta el país.

“Agradezco que esta propuesta haya sido tan bien recibida por el Ejecutivo, y que su instrumentación haya comenzado de forma inmediata”, señaló Mendoza, quien participó este jueves en la primera reunión de la comisión.

“Esto es muy importante porque el tiempo es el factor que va a determinar el éxito de esta comisión”, agregó. “Para traer soluciones a los actores económicos y contribuir con la paz social, se necesita instrumentar de forma ágil y rápida un conjunto de medidas muy concretas, que conduzcan al país de regreso al camino del crecimiento”.

Sin embargo el Gobierno hizo caso omiso a la propuesta de Mendoza, quien aconsejó que la agenda de la comisión se enfocara en los siguientes puntos:

1. Incrementar la producción nacional para combatir la escasez y las colas. El sector privado debe recibir los insumos y las materias primas en forma oportuna y suficiente. El Estado debe garantizar y crear las condiciones para que esto sea posible.

2. Sustituir importaciones públicas y privadas para hacer realidad el «Hecho en Venezuela» y favorecer el ahorro de las divisas del país.

3. Revisar la situación real de las empresas estatales y sus niveles de producción.

4. Evaluar medidas y acciones que involucren al Estado y al sector privado en la atención de los grupos vulnerables en materia de seguridad alimentaria.

5. Asegurar un sistema de acceso a las divisas dinámico, transparente y eficiente que impida la interrupción de la producción.

6. Honrar la deuda en divisas que tiene el Estado para que el sector productivo pueda pagarle a los proveedores internacionales y reactivar las líneas de crédito, no sólo para sostener la producción sino además aumentarla.

7. Combatir la inflación y la escasez, consecuencia de una intervención del Estado que se ha traducido en congelamientos de precios por tiempos prolongados que han desestimulado la producción nacional. Es urgente un sistema de formación de precios que estimule la producción, para que las familias venezolanas tengan abastecimiento total y a los mejores precios de las marcas que prefieran, como ocurre en Brasil, China y en la gran mayoría de los países.

8. Analizar las causas macroeconómicas y microeconómicas de la inflación, como el financiamiento del gasto público con dinero inorgánico.

9. Revisar la situación laboral, de manera de acabar con el ausentismo y con la impunidad de personas que asisten a sus puestos de trabajo pero que no cumplen con sus responsabilidades o boicotean el trabajo de sus compañeros. Necesitamos un ambiente laboral productivo que permita generar nuevos empleos y recompensar a quienes hacen bien su trabajo.

10. Considerar la implementación de un programa que conecte a la juventud venezolana con el empleo formal y de calidad.

11. Garantizar los derechos de propiedad de todos los venezolanos para que quienes inviertan en Venezuela puedan hacerlo con confianza.

12. Crear las condiciones para que los productos hechos en Venezuela sean competitivos con el objetivo de estimular las exportaciones no tradicionales y permitirle así al resto del mundo valorar y disfrutar de la calidad de lo «Hecho en Venezuela».

El Presidente Ejecutivo de Empresas Polar señaló que, debido a la urgencia de las materias a resolver, la recién creada comisión debe tener un formato útil que permita concretar y contar con mesas técnicas que le den carácter permanente al trabajo. Sus integrantes, además, deben representar la pluralidad del pensamiento económico y de la institucionalidad del país. “Aquí deben participar técnicos del Banco Central de Venezuela y economistas independientes, así como representantes de los principales gremios industriales y del sector productivo en general”, enumeró.

Lorenzo Mendoza explicó que en la actualidad el sector privado está en capacidad de garantizar el abastecimiento de aquellos productos que cuentan con materia prima disponible. Ratificó su disposición, y la de Empresas Polar, a apoyar el trabajo de la comisión en todos los aspectos en que sea necesario, con el fin de lograr que ocurran a tiempo los cambios económicos que el país necesita.

“Lo importante es que en esta instancia se comprenda que el sector privado es un aliado indispensable para alcanzar las soluciones que el país necesita con tanta urgencia. De lo contrario, será imposible que el sector empresarial cumpla con el imprescindible papel que le corresponde en la recuperación económica”, afirmó Mendoza.

Narda Sanabria: La mujer que pidió la condena de Leopoldo López

@MariaAlesiaSosa

DURANTE LA ÚLTIMA AUDIENCIA de Leopoldo López, uno de los acusados, dijo refiriéndose a la fiscal 47° del Área Metropolitana de Caracas, Narda Sanabria: “Usted me acusa de terrorista y de otros delitos, sin ninguna prueba, es como si yo la acusara de narco fiscal por todo lo que dicen por ahí de usted, pero no puedo hacerlo porque no tengo pruebas”. Fue un momento tenso en el juicio, pero justo en ese instante la fiscal acusadora del Ministerio Público (MP) había salido al baño, como lo hacía constantemente durante las audiencias del caso López.

Al menos seis personas que acudieron a las 70 audiencias de juicio coinciden en que el único verdugo en el caso de López no fue la jueza Susana Barreiros. La fiscal Narda Dianette Sanabria Bernatte, encargada por el MP del proceso del dirigente de Voluntad Popular también firmó la sentencia que mantendrá a López tras la rejas durante casi 14 años.

Sanabria tiene 40 años de edad y forma parte del Ministerio Público desde el año 2000. Vive en la urbanización Santa Fe, del Municipio Baruta, al sureste de Caracas. Está casada con el también fiscal Jesús Gerardo Peña, director general de Actuación Procesal del Ministerio Público.

En 2008, fue el esposo de la fiscal, Jesús Peña, quien fungió como acusador del MP en el caso de López donde se le acusaba por presuntas irregularidades en unas donaciones de fondos de Pdvsa a Primero Justicia, cuando la madre de López, Antonieta Mendoza, trabajaba en la filial petrolera. Justamente ese caso fue el que sirvió a la Contraloría General de la República para inhabilitar a López políticamente, y prohibirle su candidatura a la alcaldía metropolitana en 2008.

Sanabria es conocida por casos emblemáticos, como el de estudiantes procesados tras participar en las protestas de 2014 contra el Gobierno, y fue una de los dos fiscales en el caso del asesinato de la ex Miss Venezuela, Mónica Spear, y su esposo, Thomas Berry.

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Los que coincidieron con la fiscal Sanabria en las audiencias del caso López, al menos de verla en las audiencias, dicen que es una mujer que se arregla, va siempre muy maquillada. Lleva el cabello rubio y su contextura es gruesa. Un vídeo publicado el 6 de junio de 2015 por La Patilla, la muestra en una misa privada en la iglesia La Chiquinquirá, donde casualmente se celebraba una vigilia por los llamados presos políticos.

En alguna oportunidad, Lilian Tintori, esposa del dirigente de oposición Leopoldo López, aseguró que los miembros del Ministerio Público siempre la habían tratado con respeto, pero en ocasiones, Tintori fue objeto de burlas por parte de esta fiscal. Según afirmaron varios testigos, Sanabria, en repetidas ocasiones le hizo morisquetas a la familia de López durante las audiencias. “A veces torcía los ojos a la familia y le hacía señas despectivas con la mano, refiriéndose al acusado”, declaró una fuente que prefirió no identificarse.

Aqre6iD0vYzVMwtaVBH2fA53y3bJR8P0X2UOZq_Adw7AFiscal Narda Sanabria (vestido anaranjado) habla con Lilian Tintori a las afueras de la Sala donde se llevaba a cabo la audiencia de López

El viernes 4 de septiembre, cuando iba a celebrarse la última audiencia, y que, posteriormente fue diferida, Sanabria se acercó a Tintori en las afueras de la sala en el Palacio de Justicia, y le dijo entre sarcasmo y risas. “¡Bueno, ¿quién sabe?, a lo mejor hoy sale libre!”, contó una de las personas cercanas a López, que estuvo en esa sesión.

Fue ella también quien logró sacar de sus casillas a Leopoldo López durante su exposición de defensa que duró tres horas, el jueves 10 de septiembre de 2015. “López, mientras hablaba, fue constantemente interrumpido por la fiscal”, explica una fuente que estaba en el sitio. “Hasta que él perdió la paciencia y le dijo de forma molesta: ¿Me vas a dejar terminar de hablar?, posteriormente pidió disculpas a los presentes y continuó”.

Una de las interrupciones en el discurso de López, fue para decirle que no hablara de los 43 muertos de 2014, vinculados a las protestas, cuando el líder político estaba haciendo una lista detallada de las víctimas. Sin embargo, ella misma había traído a colación la relación entre López y los fallecidos. “Lo que quería era sabotear su defensa, y desconcentrar a López, se notaba una rabia personal contra él”, explica un testigo.

En otra audiencia de López, Sanabria escondió un celular debajo de su toga, cuando estaba prohibido ingresar teléfonos a las sesiones. “El móvil empezó a vibrar, ella se puso nerviosa y se le cayó al piso”, contó una persona cercana a uno de los acusados que estaba allí. Relató que la jueza Susana Barreiros tuvo que regañar a la fiscal.

La fiscal Narda Sanabria fue la encargada de llevar la acusación contra el periodista Leocenis García, presidente del grupo 6to Poder, por supuestos delitos de legitimación de capitales en grado de coautor en las actividades ilícitas de operaciones cambiarias, evasión fiscal y extorsión. Según lo publicó el semanario 6to Poder, el 17 de Abril de 2015, supuestamente “sobre Sanabria recae una investigación abierta por el Ministerio Público por lavado de dinero, extorsión y narcotráfico”.

En otra publicación del mencionado grupo editorial 6to Poder, del 13 de noviembre de 2014, se hacen otras denuncias contra Sanabria.

El jefe directo de Sanabria es el director contra corrupción del Ministerio Público, Nelson Mejía, quien, según varias fuentes, es pareja de Perla Jaimes, ex abogada de Globovisión y de Nelson Mezerhane. Jaimes negó a Runrun.es que fuera novia de Mejía, aunque reconoció que eran «íntimos amigos».Captura de pantalla 2015-09-15 a las 13.14.28

Tras conocer la sentencia de casi 14 años de cárcel para López, la senadora republicana de Estados Unidos, Ileana Ros-Lehtinen solicitó al gobierno de Barack Obama, que se aplicaran sanciones contra la jueza Susana Barreiros y los fiscales acusadores.

También ella estaría en la lista de funcionarios venezolanos a quienes el gobierno de EEUU le revocó la visa para entrar en ese país en diciembre de 2014, por los señalados vínculos con narcotráfico.

Las 10 claves de la defensa de Leopoldo López

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@MariaAlesiaSosa

El abogado defensor de Leopoldo López, Juan Carlos Gutiérrez, ofreció una rueda de prensa en la que expuso las razones por las que asegura que el líder de Voluntad Popular debe ser absuelto de todos los cargos, en la audiencia final que se llevará a cabo el próximo jueves 10 de septiembre.

Como lo hizo en la última audiencia el viernes 4 de septiembre, Gutiérrez mostró pruebas para demostrar la inocencia de su defendido. Algunas de las ideas más importantes que dijo fueron las siguientes:

  1. “No hay posibilidad de que Leopoldo López sea declarado culpable, porque no hay pruebas que lo vinculan a los delitos”.
  2. Sobre el supuesto incendio ocurrido en el edificio de la Fiscalía General de la República, dijo que no había ni una prueba para afirmar que hubo tal incendio. “El análisis del sitio del suceso determinó que nada se quemó, no hubo muebles, mesas, sillas, ni nada quemado, ni libros. No se encontró evidencia de polvo químico de extinción. Tampoco se utilizaron los los extintores de fuego”. Reiteró que el cargo que le imputan a López de determinador del incendio en la Fiscalía es absolutamente falso. “Esto es parte de una jugada para pretender simular un delito que nunca sucedió”. Además mostró una foto de la fiscal a las 5:30 de la tarde del 12 de febrero de 2014, en la fachada de la Fiscalía, y no hay ninguna evidencia de que hubiera habido un incendio.
  3. Además dijo que dos jóvenes confesaron haber participado tirando piedras hacia el edificio de la Fiscalía. “Dijeron que formaban parte de un grupo de seis personas y que actuaron con voluntad propia, y no enviados por López. Confesaron que no habían escuchado los discursos de Leopoldo”. Gutiérrez indicó que esta era una evidencia inequívoca.
  4. Sobre el hecho de que la Fiscalía sostiene que los estudiantes imputados (Coello, Holdack, Martín y González) fueron enviados por Leopoldo López para cometer los hechos de violencia, Gutiérrez dijo que el Ministerio Público recolectó 32 teléfonos celulares de personas que estaban en los alrededores y ninguno demostraba relación con el líder de Voluntad Popular. “De los teléfonos recolectados, no hay ninguno que tuviera intercambio de mensajes o mencionara a López. El único que tenía alguna vinculación política era con el presidente Nicolás Maduro y con el Psuv”.
  5. “¿De dónde surgió la violencia el 12F?” Se preguntó Gutiérrez.  “Las verdaderas causas de la violencia de ese día fueron las muertes de Bassil Dacosta y Juancho Montoya, que sucedieron a dos cuadras de las puertas de la Fiscalía”. Resaltó que gracias a la investigación periodística se supo qué fue lo que pasó y dónde se originó la violencia.
  6. “Fue la propia Fiscalía quien presentó una acusación en la muerte de Bassil Dacosta contra funcionarios del Sebin y la PNB, así como en el caso de la muerte de Juancho Montoya. La Fiscalía certificó que esos hechos ocurrieron antes de los supuestos hechos contra el edificio del MP. La violencia se originó mucho antes, con las muertes de estos dos hombres”, aseguró el abogado.
  7. “¿La palabra puede generar violencia? Sí, pero la palabra estuvo acompañada de marchas pacíficas y constitucionales. La críticas que hace López en su discurso es legítima y con propuestas y proyectos para construir un país mejor”. El abogado dijo que en un sistema democrático esas críticas son permitidas, y ninguna persona debe ser privada de su libertad por ello. “Si se condena a Leopoldo, se condena a todo el país y se condenan las bases de la democracia”.
  8. “La verdad es una sola y el derecho como ciencia debe aplicarse correctamente. La verdad está íntimamente vinculada con la evidencia, y las evidencias certifican que Leopoldo López nunca fue determinador de violencia”.
  9. Con respecto al delito de asociación para delinquir que le imputan a López, su abogado dijo que nunca hubo evidencia que demuestre que él forme parte de un grupo que comete delitos. “No hay nada, ni un indicio. Es un delito fantasma, acompañado de argumentos falaces del Ministerio Público, sin soportes probatorios”.
  10. “La esperanza y la certeza de los abogados y de la familia de Leopoldo es que exista una conexión entre la justicia y la verdad. Que la jueza no caiga en el abismo de la sinrazón y de la falsedad”. Dijo que la única manera de que haya un futuro mejor para la justicia en Venezuela es que se libere y absuelva los estudiantes y a Leopoldo López. “La verdad es una sola e inequívoca”, reiteró.
Secretario general de la OEA llegó a la frontera para visitar a los colombianos deportados

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El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, fue recibido este domingo en la ciudad de Cúcuta por centenares de colombianos que fueron deportados o decidieron regresar de Venezuela, quienes le manifestaron el drama que viven y pidieron justicia.

Vestidos muchos de ellos con camisetas amarillas de la selección colombiana de fútbol y con globos de colores en los que habían escrito palabras como «justicia», «vivienda digna», «salud», «educación» o «respeto», los colombianos reclamaron sus derechos en la visita que Almagro hizo al albergue instalado en el coliseo municipal de Cúcuta.

Antes de la llegada del jefe de la OEA se escucharon por altavoces canciones típicas como el bambuco «Soy colombiano», que habla del orgullo de haber nacido en este país andino.

Almagro llegó al albergue en compañía de la canciller colombiana, María Ángela Holguín; del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, y del embajador del país en la OEA, Andrés González Díaz, para ver sobre el terreno la situación de los deportados por el Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro.

También lo acompañan en esta visita el alcalde de Cúcuta, Donamaris Ramírez, y el gobernador del departamento fronterizo de Norte de Santander, Edgar Díaz, quienes lo recibieron en el aeropuerto Camilo Daza de esta ciudad.

Sentados delante de las filas de tiendas de campaña instaladas por el Gobierno colombiano en el coliseo, los deportados le contaron al secretario general de la OEA su drama, especialmente lo difícil que ha sido estar separados de familiares que tuvieron que quedarse en Venezuela por tener esa nacionalidad o para cuidar sus enseres.

En medio de aplausos y reclamos de la gente, Almagro bajó de la tarima para escuchar más de cerca las peticiones de los colombianos.

«Almagro, ¡justicia, que estamos cansados de tantos desplantes de Venezuela!», gritó un señor en medio de la multitud.

Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), desde el pasado 19 de agosto, día en que Maduro ordenó el cierre del principal paso fronterizo entre Cúcuta y San Antonio (Venezuela), seguido del estado de excepción en una franja limítrofe de la región del Táchira, al menos 1.355 colombianos han sido deportados de ese país.

Otros 15.000 colombianos han regresado por su propia cuenta al país procedentes de Venezuela ante el miedo de la deportación, agregó el organismo en un balance divulgado ayer.

Después de este primer contacto con los deportados, el secretario general de la OEA se trasladó a la vecina localidad de Villa del Rosario para visitar otro albergue, llamado «Morichal», donde se sentó a conversar con los niños presentes, que le contaron su situación.

Posteriormente se dirigirá al puente internacional Simón Bolívar, que conecta al Norte de Santander con el estado venezolano de Táchira, y se reunirá con el gobernador Díaz y el alcalde Ramírez.

Colombia no logró el pasado lunes durante la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA celebrado en Washington que se convocara a los cancilleres de los 34 países que integran el organismo interamericano para analizar la crisis en la frontera colombo-venezolana.

Isabel Allende: Venezuela no se ha muerto, no se acabó el país

 @MariaAlesiaSosa

(Sausalito, California)- LA OFICINA DE ISABEL ALLENDE, LA ESCRITORA  que no la senadora, queda en el número 116 de una callecita en Sausalito, una pequeña ciudad cruzando el Golden Gate de San Francisco, donde viven no más de ocho mil personas. La localidad está empotrada en la montaña y da para el Pacífico. Esa orilla de California, a más de nueve mil kilómetros de distancia es la misma costa de Chile, aquella que la escritora dejó hace 42 años con la urgencia de huir de un golpe militar.

En Sausalito, la cima también está llena de casas con vista al mismo mar azul plomo de Valparaíso o Zapallar. “Sí, es igual”, dice. La casa queda a una cuadra de la marina, y es la que tiene más verde en sus patios. Al menos los martes por la mañana, se siente callada la vecindad.  

Isabel Allende abre la puerta ella misma y recibe a las visitas como una castañuela. Siempre sonriente. Pero asegura que carga con la tristeza de su reciente separación y la angustia de saber que tiene que poner a dormir para siempre a Olivia, su perra desde hace 17 años.

La casa, convertida en oficina, tiene un counter y a mano izquierda un salón con decoración victoriana, de colores claros. Hay un sofá blanco con grandes cojines, una poltrona, y una mesa de comedor, donde esperan el té y las galleticas que arregló Lori, su nuera, para la entrevista. Hay también una biblioteca que tiene más portarretratos que libros. Allí está Isabel con Obama, con Michelle Bachelet, está su hija Paula, Nicolás, su hijo, y todos sus nietos. Hay fotos de su madre, y un gran afiche con los artistas que protagonizaron la película de “La Casa de los Espíritus” en el año 93: Meryl Streep y Antonio Banderas, su amor platónico.

Lo último que publicó Isabel Allende es El amante japonés, una novela sobre la vejez, la soledad y el amor en todas sus facetas y edades. Asegura que es el reflejo de lo que está atravesando en su vida. “Estoy en un momento importante, me acabo de separar de mi marido después de 27 años de matrimonio, me ha pegado fuerte. Cuando empecé a escribir el libro no me había separado, fue casi profético. Además este año he tenido un enfrentamiento con la vejez, por mis padres, muy fuerte, pero ya el año pasado lo presentía y por eso el tema me interesaba”.

Sobre un nuevo amor en su vida y la situación de Venezuela, la invade una inmensa sensación de posibilidad y esperanza.

Antes de empezar, pide que la tuteen y con voz de lamento, pregunta por la situación de Venezuela, el país que la recibió y la acogió durante 13 años.


—Me pidieron que no trajera cámara a la entrevista, ¿sigues siendo tan vanidosa a los 72?

No es por eso, pero sí, sigo siendo. La vanidad no se pasa con los años, todo lo contrario te cuidas más. Antes te podías acostar sin lavarte la cara, pero ahora no, cuesta más mantenerse. Aunque ya no me ve nadie. Si no tengo ni marido.

—Uno de los temas principales de El amante japonés es la vejez, ¿te da miedo envejecer?

Ya es un poco tarde para eso. (Risas)

—¿Cómo lo llevas?

No me di cuenta hasta los setenta, que empecé a sentir que me fallaba la energía, que siempre he tenido mucha, siempre he sido hiperactiva y puedo hacer diez cosas a la vez y no me cansaba nunca, ahora me canso. Físicamente no me siento tan fuerte, siempre muy sana, eso sí. Se va cerrando el mundo. La gente mayor tiene menos espacio, porque el mundo es joven es de las generaciones que vienen empujando, uno busca otros espacios más tranquilos, más solitarios, más interiores, y no me siento mal todavía, no sé cómo será a los ochenta, pero por ahora estoy bien.

—¿Qué has encontrado en esos espacios más solitarios?

Más introspección, más vida espiritual, más estudio, en el sentido de que ahora investigo más a fondo, leo con más profundidad. Antes, pasaba corriendo por la vida, ¡corriendo! a toda velocidad y ahora me siento que estoy más aquí.

—¿Tienes miedo a la muerte?

—Ninguno. Lo que sí tengo miedo es a la dependencia y a la decrepitud. Estoy rodeada de ese problema y eso me asusta, pero no la muerte. Mi padrastro tiene 99 años, y mi madre, 95. Ella está muy bien de la cabeza, tiene el cerebro de una persona de 30, pero el cuerpo no le da. Él está más sano que ella, pero tiene la mente ida. De haber sido un patriarca autoritario es hoy un viejito asustado y dependiente.

—Dices en el libro que envejecer es ser más de lo que siempre fuiste ¿Qué es eso que siempre has sido y que se ha acentuado con tu vejez?

La vejez no me ha hecho más sabia, en ningún caso. Pero siempre he sido generosa, vanidosa, activa, fuerte, buena madre, tribal, responsable por todos los demás, me los echo a todos en la espalda. Y soy cada vez más de eso. Mi mamá dice que soy botarate, que todo lo regalo, porque no me apego a las cosas materiales. La única cosa que yo salvaría si se incendia mi casa, son las cartas de mi mamá que nos hemos escrito a diario una a la otra durante 40 años. Están en cajas, y ahora es que las estamos digitalizando. Hasta que no esté todo en digital, yo estoy aterrada.


—¿Las vamos a leer?

Noooooo, ¿cómo se te ocurre? Eso es lo más privado de la vida. Noooooo. Pero me sirven para revisar cuando escribo unas memorias.


—¿Dirías que ella es tu principal admiradora?

Es muy crítica. Siempre me pone la vara muy alta y es divertida. La otra vez le dije: “Mamá, me van a dar la medalla de la libertad en la Casa Blanca. ¿Qué es eso?, contestó. Y yo le dije: Métete en el Google, es el honor más alto que le pueden dar a un civil aquí en Estados Unidos. Y lo primero que me preguntó fue: ¿Y qué te vas a poner?” (Risas).

—Uno de los personajes de tu libro dice que a cualquier edad hay que descubrir un propósito en la vida, ¿cuál es el tuyo?

Uy, yo tengo como diez propósitos. Uno es la Fundación Isabel Allende (cuya misión es proveer a mujeres y niñas el acceso a salud, educación y protección contra la violencia), que llevamos mi nuera y yo. La fundación me mantiene viva y escribiendo, porque tengo que contribuir económicamente con ella, y tenemos más de 100 programas que supervisamos de cerca. Ver lo que se puede hacer con poco dinero y mucho entusiasmo, es maravilloso. Además, una tremenda vida pública que tengo que atender. Y para qué decir el propósito de mantener a mis padres, ayudar a mis nietos, la tribu, que uno carga con ella, aunque no es una carga, pero sí una responsabilidad. También tengo los libros, cada uno es un propósito y un desafío. Todos mis libros son diferentes, no sé de qué voy a escribir el próximo año, pero sé que va a ser algo totalmente diferente a lo que he escrito, eso me obliga a estar alerta, y con todas mis capacidades al servicio de ese propósito que es el libro.


—Hablando de la diversidad de tus libros, has escrito realismo mágico, sagas para adolescentes, autobiografías, novela policial, ¿no es riesgoso asumir todos los géneros?

No sé si es riesgoso o no, pero es lo único que puedo hacer. Cuando escribí La casa de los Espíritus, tuvo un éxito formidable, pensé que era como el camino a seguir, pero no puedo hacer eso, no es lo que me interesa. Cada libro responde a un momento emocional en mi vida. Ese respondía al exilio. Sin duda alguna es un libro nostálgico por el Chile que perdí.


—¿Crees que tus libros venden porque siguen teniendo la misma calidad, o porque ya eres una autora consagrada, por tu nombre?

No lo sé, yo misma me sorprendo. A veces escribo un libro en el que he puesto cuatro años de investigación, en el que me enfermé escribiendo, y resulta que la gente no lo recibe como otro libro que a mi no me costó nada. Entonces, no sé, te prometo que no sé. Y qué dirá la crítica o los lectores, es siempre una sorpresa. Además no puedo guiarme por eso, porque estaría limitada y asustada.


El dolor

—Ya has dado las razones de tu divorcio, ¿qué es lo más difícil de llevar un duelo en pareja?

Murió Paula, y dos hijos de Willie (su esposo). Lo peor que le puede pasar a una persona es que se le muera un hijo, y en pareja, la gente sufre los duelos de manera diferente, con diferente intensidad, o tiempos. Hay gente que lo transforma, como creo que yo lo hice con la muerte de Paula, la transformé en un libro, en una fundación. Y espiritualmente, Paula está conmigo, pero él no pudo hacer eso con sus hijos, porque murieron por droga. Tuvieron una vida horrorosa, en que no hay nada rescatable. Para él ha sido, no sólo la pérdida de los hijos, sino también una tremenda desilusión, que ya es innegable.

Ya venía deprimido antes de que muriera su último hijo, y cuando murió Harley, hace 3 años, se vino abajo completamente, se cerró al mundo. Tratamos de resolver las cosas en pareja, con terapia, con medicamentos, con toda clase de cosas, pero no funcionó.

 

—Después de haber perdido una hija, ¿el divorcio es un dolor menor?

Todo es menor, este ha sido un año malo para mi, pero comparado con el año de la enfermedad y muerte de Paula, esto no es nada. Siento que me pueden pasar cosas peores, pero muy pocas. Y si pude enfrentar eso, puedo enfrentar casi todo.

Yo, eso es lo que aprendí con la vida, que no puedo controlar nada. Y así vivo, día a día, con la confianza de que tengo suficientes recursos personales, experiencia, corazón abierto, para enfrentar lo que venga, sin susto. No me puedo poner el parche antes de la herida. Vivir con miedo no tiene sentido. La vida tiene riesgos y dolores inevitables y mientras más uno se rinde ante lo inevitable, más vives, porque no puedes controlar nada.


—En Paula te preguntabas si ibas a volver a sonreír, ¿cómo se recupera la sonrisa?

Con tiempo. Estos procesos son largos. Yo no pude volver a sentarme a escribir una novela o ficción, hasta tres años más tarde, porque estaba muy dolida. Pero con el tiempo las cosas se mejoran. Cuando la Paula se murió, mi mamá me dijo, “Nada te va a ayudar, ni el Prozac, ni terapia, ni vacaciones en Hawaii, olvídate. Esto es un túnel negro que tienes que cruzar sola, nadie te puede ayudar. Yo te juro que hay luz al otro lado, sigue caminando, un paso a la vez, no pares, y vas a encontrar luz al otro lado. Te vas a demorar, pero vas a encontrar luz”. Y ese consejo lo sigo para todo. Cuando me siento en un momento como ahora, que se me cierran las paredes, pienso que es un túnel y sigo caminando. Que voy a volver a reírme y voy a encontrar la luz, pronto.


—También en la última novela hablas del racismo y la discriminación, ¿Has sido víctima de esto alguna vez?

Cuando eres inmigrante siempre eres víctima de discriminación. Un inmigrante tiene que luchar más que la persona que pertenece al lugar, para ser aceptado. No tienes conexiones, no tienes a tu familia, ni a tus amigos, a tu tribu. Yo no he sentido discriminación como se siente en EE UU, porque llegué a casarme con un americano y no tuve que salir a limpiar baños, porque ya me mantenía sola. Pero cuando llegué a Venezuela (1973), huyendo del golpe militar en Chile, la situación fue muy dura.

Venezuela siempre fue un país que recogió gente, que acogía a los que venían de otros países escapando de la violencia, la miseria, y de las dictaduras. Venezuela era el país que tenía las puertas abiertas siempre, y ahora les toca a ellos irse.


—¿Cómo se supera el guayabo del exilio?

Yo más nunca volví a vivir en Chile. La dictadura duró 17 años, y en ese tiempo tus hijos crecen en otro país. No te los vas a llevar de vuelta. Me costaron mucho los dos primeros años en Caracas, porque no entendía las reglas del juego, que eran tan distintas a las chilenas. No entendía o no aceptaba, la alegría venezolana, la exuberancia, la abundancia, las ganas de parranda. Chile es un país muy sobrio, y venía de una dictadura brutal. Yo venía de un invierno cerrado, severo, y caigo en esta Venezuela hedonista, entonces me costó habituarme. Pero una vez que la acepté, la amé.


—¿Qué te dejó el Caribe que no has perdido?

Venezuela me dio lo que yo no tenía, lo que no habría podido tener en Chile nunca, que fue una manera sensual de ver el mundo. Y eso, una vez que lo incorporé, me sirvió para la vida, para la literatura. Yo no habría podido escribir La Casa de los Espíritus si me hubiera quedado en Chile. Ese libro es cierto que responde a la nostalgia por Chile, pero tiene todo el color y el sabor de haber vivido en Venezuela.


—Has sido exiliada e inmigrante, ¿cómo se vive cada situación?

El exilio, uno sale forzado por las circunstancias y no puedes elegir dónde vas, y siempre estás mirando hacia tu país, esperando que las cosas cambien para regresar. Un inmigrante se va porque escogió irse y eligió a qué lugar. El inmigrante va mirando hacia el futuro decidido a triunfar y a que a sus hijos les vaya bien. No es lo mismo. Habiendo vivido las dos circunstancias sé perfectamente la diferencia, y el exilio es mucho peor.


—¿Cómo se hace para vivir como inmigrante o exiliado?

Primero que nada, no hay que renunciar a lo que traes. No hay que renunciar a la lengua, ni a las costumbres, ni al sentido del honor, a la comida, a la música, ¡a nada! Hay que adquirir lo nuevo, echarle más encima a lo que uno tiene. Puedes ser bicultural. Cuando uno aprende a ser bicultural, es mucho más llevadero. Una vez que acepté todo lo maravilloso que tenía Venezuela, y cuando dejé de criticar el bonche, y que nadie era puntual, que te decían una cosa y no resultaba; una vez que me dejé de todo eso, amé el país. Fue aprender y adquirir cosas nuevas.


—¿Cómo se cura uno del desarraigo?

No sé, a mi me sirvió la literatura. A otros les sirve otras cosas, pero ¿para qué curarse? Se puede vivir con eso. Se puede vivir con la nostalgia de las raíces. Eso es parte de la riqueza de lo que uno trae, y es maravilloso. Creo que la mejor literatura, el mejor arte, la mejor gente es la que está desgarrada de alguna manera. Con un pie allá y un pie acá, con la nostalgia y con el interés de lo que viene. Ese desgarro es muy bueno. La gente simple, con sentido común que lo ha tenido todo fácil, ¡qué ladilla! (Risas)


—Para el venezolano es muy dramático irse del país…

Sí, son dramáticos, pero también tienen el sentido del humor, tienen la música, la comida, y tienen otros millones de venezolanos que andan dando vueltas por allí. Y, sobre todo, tienen la posibilidad de volver en cualquier momento. Parece frívolo lo que te digo, pero te prometo que funciona.


—Eres chilena pero has confesado que cuando vas a tu país, hay cosas que no entiendes, ¿crees que hay ciudadanos que son incompatibles con su gentilicio?

No sé, los países cambian tanto, y a veces los países te rechazan. La gran poetisa Gabriela Mistral, pasó su vida fuera de Chile porque el país la rechazó siempre. Pablo Neruda también pasó mucho tiempo fuera de Chile. Casi todos los escritores y artistas chilenos se han ido, luego vuelven, pero los tratan mal porque es un país chico, donde hay mucha envidia y no hay espacio para la creatividad porque somos muy conservadores socialmente. Yo vuelvo a Chile y siento que soy chilena, pero ya tengo un pie aquí. Lo que me irrita de Chile es lo mismo que me irritaba de Chile antes de irme.


—“Caracas en 1975 era alegre y caótica, una de las ciudades más caras del mundo. Brotaban por todas partes edificios nuevos y anchas autopistas, el comercio exhibía un derroche de lujos, las calles estaban permanentemente atochadas por millares de vehículos. Las mujeres iban los fines de semana de compras a Miami y los niños consideraban un viaje anual a Disneyworld como un derecho natural”. (Paula, 1994)

Así describiste a la capital venezolana, y hoy es casi el antónimo de todo esto ¿Cómo te tomas que un país al que quieres haya cambiado tanto?

En este caso es por una situación política, porque los recursos naturales del país siguen siendo de los más grandes del mundo, la gente sigue siendo la misma gente, la naturaleza es la misma. Es un sistema político, el chavismo, que ha destrozado el país, como lo destrozó la dictadura de Pinochet en Chile, y cambió a Chile para siempre. Como en tiempos de la Unidad Popular, el país se destrozó. No se requiere mucho para quebrar un país, pero así se recuperan también. Porque lo que es esencial, no se lo pueden llevar: su gente, los recursos.

Me acuerdo cómo me interesaba a mi el pasado de Venezuela, sus dictaduras, no la de Pérez Jiménez, sino más atrás. La de Gómez por ejemplo. Eran tiempos oscuros, de pobreza, de un país cerrado, pero ya había la abundancia de las minas. Cambió la dictadura y el país empezó a florecer. Se pasa al oscurantismo por una situación política, pero eso va a cambiar. Nada es eterno, lo vas a ver, se hace largo, pero lo vas a ver.


—¿Fuiste consciente, en la época que viviste en Venezuela, que el derroche era un bomba de tiempo?

No, jamás. Parecía inacabable, por la riqueza del petróleo, por la riqueza de todos los recursos que había, además el temperamento de la gente, bonchero, era un pensamiento de venir a pasarla bien en este mundo. Venezuela era un país que cuando la gente tenía un rato libre, salía a beber y a bailar, en Chile nos sentábamos en un rincón a hablar de política. De los venezolanos aprendí que sabían gozar de la vida.


—¿Qué tan importante ha sido la política en tu vida?

Me marcó porque venía de una familia politizada, y como marcó a toda la población de Chile, de una manera u otra, todos cambiamos y tuvimos que definirnos: a favor de la dictadura o en contra. Millones nos fuimos al exilio, y esas vidas cambiaron. Yo no sería la misma persona sin la dictadura militar, porque me hubiera quedado en Chile.

A mi me cambió la vida completamente, aunque nunca he tenido interés en participar en política. Sé lo importante que es, como en el caso de Venezuela o Chile, porque determinan lo que pasa en un país, pero le tengo una desconfianza tremenda.


—¿Qué ha llevado a Chile a tener una de las democracias más consolidadas de América Latina?

La experiencia de la dictadura nos dejó aterrados. Cuando volvió la democracia, tres cuartos de la población estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para que se mantuviera la democracia. Se hicieron muchas concesiones durante 20 años, tanto que ni se hablaba de los horrores de la dictadura para no provocar a los militares ni a la derecha. Eso fue un aprendizaje brutal. Luego Chile es un país con una larga tradición democrática. Tuvo la democracia más larga y sólida en América Latina, ya veníamos con ese bagaje, sabíamos que existía esa posibilidad, lo teníamos en el ADN.

Además hemos tenido gobiernos de la concertación muy cautelosos, que lo han hecho bien, y han sido prudentes, lo han hecho todo paso a paso.


—Ya tienes tu país inventado, pero ¿cómo es tu país ideal?

Sería muy distinto a Mi país inventado. No habría desigualdad, habría justicia social, donde todos tuvieran las mismas oportunidades, y recursos. Por supuesto acabaría con el patriarcado, que fuera un país apacible, donde la gente lo pasara bien. Donde se respete la naturaleza, y el cuidado por el planeta. Yo no lo voy a ver, pero mis nietos sí.


—Entonces, ¿crees que el mundo va para mejor?

Sí, tengo fe. En los años de mi vida cómo hemos mejorado. Yo nací en la mitad de la II Guerra Mundial, en pleno holocausto judío, de las bombas atómicas. Yo nací antes de la declaración de los Derechos Humanos, Europa tenía colonizado Asia y África, la India era colonia de Gran Bretaña. Estamos mejor. Ahora más gente participa, comparativamente hay menos miseria. Claro que todavía hay horrores, pero menos que antes y tenemos más recursos para producir más alimentos, curar enfermedades, bajar la mortalidad.


—Eres una mujer abierta de mente pero, ¿qué es aquello que no toleras?

La tortura, el abuso del poder. El poder con impunidad me horroriza.


—Con tu respuesta, estás describiendo a la Venezuela de hoy.

—Me horroriza, me horroriza.


—¿Cómo se aplica de forma colectiva la enseñanza del túnel negro para que un país tenga esperanza?

—Tienen que tener la absoluta certeza de que esto va a terminar, porque nada es eterno. La condición del universo es que todo cambia. A mi me parecía que la dictadura chilena no tenía fin, porque 17 años para una persona es toda una vida, es una generación. Pero en la vida de un país, no es tanto. Y a la larga, no es tanto. Fueron horrendos 17 años, pero no fue toda mi vida. Venezuela tiene que tener la certeza de que esto va a cambiar. Venezuela no se ha muerto, no se acabó el país, el país está ahí. Intacto.

Escucha algunas partes de la entrevista en el siguiente audio:

(VIDEO) Los testimonios de quienes se quedaron sin casa en la frontera

Por: @MariaAlesiaSosa

San Antonio del Táchira.- Runrunes recogió los testimonios de las personas que fueron desalojadas de sus viviendas en «La Invasión» (San Antonio del Táchira), y cuyos hogares fueron derrumbados. Las imágenes muestran a los habitantes de la zona, salvando los materiales de los hogares que ellos mismos construyeron.