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Cuando el hambre se convierte en el móvil de los crímenes

KELVINS ALEXANDER CABELLO IBARRA, DE 28 AÑOS, estaba desempleado y para bandearse hacía diversos trabajos informales. En las mañanas compraba panes y los revendía al detal. En las tardes, limpiaba y barría las aceras de la urbanización Loira en El Paraíso y los comerciantes le pagaban con productos, algunas frutas o recortes de charcutería. Ese trabajo le permitía llevar algo de comer a casa, especialmente para su hijo de 11 años.

La tarde del 30 de mayo, Kelvins acababa de recibir el paquete de comida, cuando su tío Wilmer Ibarra quiso quitárselo. Ambos discutieron y de los gritos pasaron a los golpes.

De pronto, el tío le clavó a Kelvins tres veces un puñal en el pecho Luego del ataque, Ibarra agarró la bolsa con las sobras y huyó. Kelvins ingresó muerto a un centro asistencial.

El 10 de mayo en La Vega una pareja de motorizados asesinó a Carlos David Vivas Azócar, de 19 años: el móvil del crimen fue el robo de una bolsa de comida de los Clap. Los motorizados lo asaltaron y le dieron dos tiros. Le quitaron la comida y la vida.

Meses antes, Freddy Alexander Prieto Quintero, de 42 años, fue asesinado de una puñalada por su hermano, Juan Carlos Prieto Querales, para quitarle unos panes rellenos con queso que preparaba para sus sobrinas y su mamá.

Kelvins Cabello y Freddy Prieto eran, según reportaron sus familiares, dos de los 8 millones de venezolanos que comen dos o menos veces al día, de acuerdo con los datos recopilados en la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi). Este estudio también determinó que, para al año 2017, 9 de cada 10 venezolanos no podían pagar su alimentación.

Esta encuesta además arrojó que la población venezolana ha sufrido un empobrecimiento alarmante en últimos cuatro años: pasó de 48,4% de sus habitantes en condiciones de pobreza en el año 2014 a 87% en 2018; el incremento de la pobreza extrema subió de 23,6% a 61,2% en el mismo período.

A juicio del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), la falta de alimentos en los hogares venezolanos está complicando  la convivencia familiar. “Los pocos productos que pueden comprar son racionados o reservados para determinados miembros de la familia (los más pequeños o los enfermos) y cuando alguno incumple esas reglas, se producen situaciones de conflicto y violencia, como los casos de una madre que le quemó las manos a su hija por tomarse el tetero de su hermana u otra que quemó los labios a un hijo por comerse durante la noche el poco alimento guardado para toda la familia”, indica el informe 2017 elaborado por la organización.

La violencia del hambre

Los anteriores son tres de los casos recopilados por Runrun.es y Monitor de Víctimas en los que el hambre y la violencia tuvieron desenlaces fatales.

Aun cuando en la mayoría de las oportunidades las peleas no llegan al extremo del asesinato, organizaciones no gubernamentales y especialistas en el tema de la violencia han detectado un incremento en los conflictos vinculados al hambre en las familias venezolanas.

Verónica Zubillaga, docente universitaria y especialista en el área, destaca que la violencia vinculada al hambre se ha hecho más común en la medida en que la carestía y alto costo de la vida se han ido agravando.

Hoy muchos venezolanos no pueden acceder a los alimentos básicos, el salario mínimo no alcanza para alimentar a un grupo familiar, el desempleo es cada vez mayor y no hay perspectivas de que la situación vaya a mejorar.

“Ante este panorama, muchos terminan tomando medidas desesperadas para garantizar el alimento y que pueden contextualizarse como la parte más cruda de la lucha por la supervivencia”, señala.

Agrega, además, que en un contexto de desesperación y frustración cualquiera que tenga alimentos se convierte en un objetivo, no importa si es un familiar, un desconocido, o un camión que circula por la vía. “La desesperación motiva acciones que bajo otras circunstancias no realizaríamos”.

Por su parte, Javier Gorriño, director de Seguridad Ciudadana de la alcaldía de El Hatillo y ex PTJ, agrega que hasta hace poco los hechos de violencia vinculados con la alimentación y los hurtos famélicos eran delitos poco comunes. “No llegaban a ser 1% de las faltas;, hoy nos encontramos con que son cosa de todos los días”, apunta.

“En mi experiencia como policía poco nos encontrábamos con robos de comida durante los asaltos. Hoy es común que los ladrones, además de cargar con los objetos de valor, terminen llevándose todo lo que hay en las neveras y despensas de las casas donde roban”.

El jefe de seguridad de El Hatillo agrega que “la comida se convirtió en un producto escaso, valioso y muchas veces inalcanzable, por lo que conseguirlo genera mucho estrés entre quienes menos tienen. En la medida que avanza la crisis vemos a muchas personas desesperadas quienes ante la impotencia terminan robando, maltratando, hiriendo y hasta matando con tal de cubrir su necesidad”.

“El hambre es tan fuerte que es el principal detonante de la migración, debido a ella tenemos esa cantidad de personas que huyen del país. Escapan del fantasma del hambre” agrega el funcionario.

Niños víctimas del hambre

Fernando Pereira, directivo fundador de Cecodap, menciona a los niños como otro elemento en la ecuación de la violencia y el hambre.

“Cada vez escuchamos con más frecuencia denuncias de casos en los que el hecho violento estuvo motivado por la dificultad de alimentar a los niños”, dice. Aclara que Cecodap aún no posee estadísticas oficiales sobre el tema.

La comida se convirtió en el principal motivo de estrés de la familia venezolana promedio y en el detonante de peleas en los grupos familiares. La crisis ha golpeado con particular dureza a la familia de escasos recursos, que hoy en día no cuenta con apoyos para superar la escasez de alimentos. “No es solo que no hay, sino que no pueden acceder a lo poco que se consigue”, acotó Pereira.

Asegura que lo grave es que se castiga a niños y a adolescentes por comer.

“Vemos a madres y padres quienes no tienen la capacidad de contenerse y agreden a sus hijos o sobrinos, porque esperan que los menores tengan  la capacidad de control que no tienen, ya que que se encuentran en plena etapa de crecimiento en la que comer es una necesidad fisiológica, no un acto de voluntad. Al no controlarlos, los martirizan porque no dejan de llorar por el  hambre que tienen. Los agreden, golpean, queman y hasta los matan porque se comieron algo que era del padre o de sus hermanos”, señala.

Pereira agregaque, además del tema de la violencia, en el otro extremo se encuentra a la familia desesperada que, consciente de que no tiene cómo alimentar a sus hijos, busca quien pueda atenderlos.

“Hemos notado un incremento en los casos de familias que llevan a sus niños a instituciones, casas hogares e iglesias para entregarlos porque no pueden seguir manteniéndolos”, subraya.

También están los casos de las madres que emigran buscando dinero para mantener a sus hijos, a quienes dejan bajo el cuidado de abuelas que no tienen la fuerzas o capacidad para criarlos, ahora bajo condiciones mucho más difíciles.

“Y finalmente está la expresión más cruda de esa realidad, que son los niños de la calle, quienes fueron abandonados por sus familias y desde pequeños se ven obligados a sobrevivir por su propia cuenta, en un reflejo de indolencia y crueldad de la sociedad.

La violencia provocada por el hambre tiene muchas caras”, concluye Pereira.

En las cárceles es común morir de hambre

En la medida en que las condiciones de vida se complican y la obtención de alimentos se hace más difícil, el valor de la comida se hace más elevado. Ejemplo de ello son los centros de detención policial donde es considerada como uno de los bienes más preciados.

 

“La muerte por hambre se ha convertido en un lugar común en los calabozos policiales donde se encuentran más de 33.000 personas detenidas, a pesar de que tienen un capacidad de 8.000 presos. Con un hacinamiento de 412%, 72% de los detenidos presenta sarna, 18%  tiene afecciones pulmonares; apenas 10% está en buen estado de salud y casi todos se encuentran subalimentados”, señala Humberto Prado coordinador del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) .

Prado dice que,entre el 2016 y julio de 2018, las muertes por desnutrición y tuberculosis en los calabozos policiales superan las 60.

“Las cifras pueden ser mayores, ya que a la hora de ser trasladados a las morgues, las actas de defunción reflejan causas como paro respiratorio o cardíaco, cuando los familiares terminan denunciando ante periodistas y las ONG que hacen seguimiento a los casos que la muerte fue provocada por hambre”.

Asegura, además, que la comida o la falta de ella es el detonante común de motines, peleas y asesinatos.

Tal es el caso de la muerte de Wilson Torres, quien fue asesinado en los calabozos del Cicpc en Valencia, estado Carabobo el pasado 23 de abril.

Torres recibió una golpiza propinada por sus compañeros luego de que le robara la comida a uno de ellos. El robo en un calabozo es una falta grave: a causa del hambre Torres aprovechó un descuido de uno de los líderes de la celda y le quitó parte de la comida. Lo descubrieron y la falta terminó costándole la vida.

La comida: El nuevo botín de guerra

El robo de comida por parte de los funcionarios que actúan en operativos policiales es una de las acusaciones que más se repite entre los familiares de las víctimas de esas acciones.

La denuncia no tiene distinción de organismo, abarca a la Fuerza de Acciones Especiales, (FAES), al Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) y a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

Verónica Zubillaga señala que este tipo de hechos ejercidos por policías se asemeja más a la toma de un botín de guerra que a un robo.

“Es una conducta que se genera entre los organismos policiales cuando tienen carta blanca para asesinar impunemente, en poco tiempo comienzan a desarrollar comportamientos típicos de contextos de guerra. Bajo esa visión no se trata de delincuentes que deben detener vivos, sino de enemigos a los que hay que eliminar y no son casas, sino bases enemigas”.

Explica que una vez culminado el supuesto enfrentamiento y la vivienda ha sido tomada, todo lo que hay allí forma parte del botín de guerra que pertenece a los vencedores. “En la situación concreta por la que atraviesa Venezuela, observamos que este botín no solo comprende objetos de materiales, encontramos algo que tiene un gran valor en tiempos de crisis: la comida”, dice la investigadora.

Opciones para un país que se hunde

Al ser consultados sobre las opciones que vislumbran para superar la situación de hambre y  violencia que afecta al país,Fernando Pereira señala que, desde su perspectiva, la situación actual es muy difícil manejar. “Hay una realidad estructural que requiere de soluciones macroeconómicas que impacten en la microeconomía de las familias, cosa que no se ha dado. Hasta los momentos no hay perspectiva de que se tomen medidas dirigidas a atender los graves problemas que causaron la crisis que vivimos, por lo que la perspectiva es preocupante”.

Critica que lo grave es la carencia de un tejido destinado a proteger a las familias en momentos de crisis, tal como lo establece la Lopna.

“No hay programas sociofamiliares para apoyar a quienes que pasan por situación de privación y eso ha impactado tremendamente en las familias más pobres”.

Por su parte, Gorriño asegura que nunca antes se había visto una situación similar. “El hambre se confunde con la anarquía. Es necesario tomar las medidas económicas, sociales y políticas pertinentes. Sin ese aporte, es difícil que logremos superar este bache y cavaremos más profundo en esta terrible situación”.

Zubillaga considera que la violencia vinculada al hambre terminaría una vez se tomen las medidas necesarias para reactivar la economía y se ataquen directamente las causas de la crisis que afecta al país.

“Cuando se supere el problema económico, se logre estabilidad, se derrote la inflación y se reactive la producción, la gente comenzará a desarrollar otro tipo de prácticas, bajarán los niveles de estrés y se controlará este tipo de hechos violentos. Mientras eso no suceda, la crisis seguirá agravándose y veremos más violencia”.

Raffalli: Crisis humanitaria alcanzó niveles alarmantes en 16 estados

La nutricionista y experta en seguridad alimentaria Susana Raffalli, es posiblemente la voz más aguda en exponer la situación alimentaria del país. En los programas en los que participa ya han evaluado a más de 10.000 niños con desnutrición. Raffalli da cuenta de un velo institucional que es rebatido por las cifras que recogen en Cáritas de Venezuela: en junio de este año 16 estados alcanzaron la raya roja que sitúa al país en una crisis humanitaria, al tener un 15% de niños en riesgo de morir por desnutrición.

Con voz pausada y exhausta, Raffalli accede a la entrevista en los espacios de Fedecámaras donde se llevó a cabo la Asamblea Anual de Fedenaga, esto luego de exponer ante el público que el sector salud en Venezuela “sufrió un retroceso de 50 años” y que entre septiembre y octubre de 2017 “pasamos el umbral de 15% que nos ubica en la línea roja”, según los estándares de la Organización Mundial de la Salud. “Esto nos da una crisis humanitaria”, dice.

Ese 15% representa un subregistro que decidió llevar la organización para tener un control de los niños a los que asiste en 51 parroquias de 16 estados; pese a lo cual Raffalli aclara que esto no es representativo de toda Venezuela. “Es imposible saber cuántos niños están desnutridos en todo el país, para ello es necesario una encuesta nacional. Esto es representativo de los estratos más empobrecidos de Venezuela y no damos la situación nacional porque Cáritas no está en capacidad de hacer una encuesta de este tipo”.

Su discurso es conciliador, la activista apela a todos los actores de la sociedad para atajar la crisis que no podrá ser resuelta sin ayuda del Estado. En eso hace énfasis. También en que las ayudas humanitarias son temporales y que estas no pueden socorrer a un país por mucho tiempo.

“El bienestar de Venezuela depende del pacto social entre todos los sectores, tenemos que seguir trabajando juntos, por eso está Cáritas aquí. Hemos tenido el respaldo en nuestros discursos, han mantenido con rigor los datos del sector, las proteínas que hemos ido dejando de consumir. No ha habido una sola llamada que Fedeanaga no me haya contestado, eso ha sido valiosísimo”, expresa.

En febrero de 2017 había un 10% de niños en peligro de muerte por desnutrición, en septiembre de ese mismo año, la cifra se ubicó en 15%, en mayo de 2018 llegó a 16,2%. En junio pasado,la más actualizada, se situó en 15%, en parte gracias al efecto que han tenido las remesas que llegan del exterior. No obstante, Venezuela sigue en la raya roja.

“La diferencia entre crisis humanitaria y emergencia humanitaria es la capacidad de respuesta. Estamos en una situación de emergencia. Esto es una emergencia de instalación lenta, mata por desgaste, la familia se va descapitalizando y los primeros en morir son los niños. No se sabe cuándo declararla, la memoria histórica de dignidad se borra, (genera) desgaste, miedo y desesperanza”, explica.

Según Raffalli, Venezuela atraviesa una “emergencia humanitaria compleja” que no es provocada por guerras o por daños naturales, sino que ocurre en naciones con Estados despóticos donde no hay estado de derecho y donde “no hay a quién recurrir”. Por otra parte, revela que en el país “se están moviendo fondos humanitarios en cantidades importantísimas y de eso puedo dar fe”.

Las trabas para asistir  

La debilidad en las instituciones ha generado un mercado negro que trafica desde alimentos hasta salud. En ese sentido, la especialista contó que hace poco en Valencia, estado Carabobo, le vendían en la entrada de un hospital una historia médica para ingresar una niña con desnutrición aguda.

Otra de las trabas que enfrentan son los traslados de los suplementos nutricionales que incluyen en sus programas, motivado a que requieren de guías de movilización que exige la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde), requisito que según la experta en algunos casos es difícil de conseguir o es muy costoso, como en 2017, cuando les costó unos 30 millones de bolívares. No obstante, sostiene que no pueden darse el lujo de no tenerlas debido a que es un documento esencial para transportar las fórmulas de un lado a otro.

“Si nos exoneraran eso, por ejemplo, que se identifiquen los dos o tres suplementos nutricionales que son importantes para los programas humanitarios del país y se ponga una banda de precios y que el Gobierno nos subsidie, eso sería maravilloso. Nosotros pagamos por la primera lata de superalimento que se les da a los niños Bs. 1,8, ahora creo que cuesta Bs. 48 millones, cada punto que aumenta la inflación sobre un suplemento alimentario de carácter humanitario implica un niño que hay que sacar del programa porque no nos alcanza. Deberíamos actuar en consecuencia a las circunstancias en las que está el país”, mantiene.

Cáritas de Venezuela ha evaluado hasta ahora a más de 10.000 niños, de esos han identificado a unos 7.000 con desnutrición y rescatado de esa condición a 5.200. “No llegan a ser los 7.000 porque son los que acaban de entrar y la recuperación tarda como seis semanas”, explica Raffalli en entrevista a TalCual. “Esto no llega ni al 3% de los niños que están con esta misma necesidad en una parroquia, por eso el mensaje de Cáritas siempre es ‘sin el Estado no podemos’. La única manera de atender a todos los niños que están en este estado de necesidad es que el Estado trabaje con nosotros o que nosotros trabajemos con el Estado pero que tratemos de hacerlo entre todos”, recalca.

Actores humanitarios no convencionales

A juicio de la nutricionista “es importantísimo” que se sumen actores humanitarios no convencionales, que los distintos sectores del país realicen acciones de esa naturaleza. Sobre esto, explica que es “muy valioso” el voluntariado, pero aclara que el reparto aislado de alimentos en la calle “no está bien”. “No puede dolerte una persona comiendo en la basura y vayas y le lleves la comida al basurero”.

Para la activista es más provechoso que quienes tengan recursos se dirijan a las organizaciones que ya reciben poblaciones en situación de riesgo e informar. “Nosotros necesitamos los movimientos ciudadanos para mantener activa la visibilidad de lo que está pasando en el país y para hacer pedagogía ciudadana, para eventualmente promocionar la lactancia materna, promocionar formas adecuadas de comprar en esta situación económica que tenemos y para seguir sintiendo que estamos entre todos juntos en esto”, manifiesta.

Asimismo, explica que en el caso del sector privado podría ser útil con donaciones en moneda y en especies, con asesoramiento logístico, en cómo manejar cargamentos humanitarios o trasladar los suplementos infantiles. Al respecto, recuerda que un envío a Apure pasó de costar dos millones a 30 millones de bolívares en poco tiempo.

En el caso de la Academia, con estudiantes voluntarios que hagan evaluaciones nutricionales y encuestas, mientras que la diáspora “que va a ser con lo único con lo que nos quedemos porque no hay un donante humanitario que aguante subvencionar fondos a un país por muchos años”.

La raya de la hambruna

La raya roja ya da un número alarmante, sin embargo, si ese 15%, llegara al 30% pondría a Venezuela en la raya morada, que en términos de emergencia nutricional representa la hambruna catastrófica, lo que significaría 30% de niños en situación nutricional muy grave a punto de morir y la mortalidad por desnutrición aumenta en 10 veces.

“Venezuela no está y no ha estado nunca en una situación de hambruna, pero yo me temo que tampoco lo va a estar. Podemos observar que en algunas parroquias la situación tiende a mejorar por efecto de las remesas… Cómo es posible que aquí el Cendas diga que se necesitan 51 salarios mínimos para costear la canasta de alimentos y aquí no esté la gente en la calle reclamando, la gente está resolviendo de alguna manera y yo creo que el efecto de las remesas se ha dejado sentir”, concluye.

Paparoni: “17% de los menores de 5 años está desnutrido”

El diputado a la Asamblea Nacional Carlos Paparoni aseguró que las políticas implementadas por el presidente Nicolás Maduro recrudecen la desnutrición y coloca en riesgo la infancia venezolana. Aseguró que 1 de cada 20 niños tiene retardo en el crecimiento por la falta de nutrientes necesarios para su desarrollo.

“El informe de Cáritas señala que 17% de nuestros niños menores de cinco años presenta desnutrición grave. Eso quiere decir que dos de cada diez niños están en riesgo de morir de hambre y el gobierno no actúa para frenar esta situación”, dijo el parlamentario.

Destacó que esta situación de crisis humanitaria va asociada directamente con la caída de la producción y la inflación diaria que se ubica en 3%. “Solo en 2018 se han cultivado200.000 hectáreas de maíz, de las 650.000 que se sembraban hace 10 años. Un venezolano se come 2 arepas al día aproximadamente y con esta producción los ciudadanos vamos a pasar a comernos 1 arepa cada 4 días”, detalló.

Paparoni, que forma parte de la comisión especial que atiende la crisis alimentaria en el país, instó una vez más al gobierno a que acepte la ayuda humanitaria de otros países porque se trata de garantizar la vida de las próximas generaciones.

Las 5 noticias económicas más importantes de hoy #10Jul

Fetrabanca: Ausencia de correctivos diluye alza salarial

La situación general del país ha adquirido tales dimensiones que, si no se adoptan los correctivos necesarios en materia económica, se perderán los efectos de los aumentos salariales que ha adelantado el gobierno en los últimos meses.

La hiperinflación acumulada de 46.305% hasta junio revela que de seguir este ritmo hacia finales de 2018 tendremos unos índices que superarán el 100.000%, tomando en cuenta el exceso de liquidez reinante y el preocupante descenso de la producción de bienes y servicios, dijo Claudio Rivas, secretario general de la Federación de Trabajadores Bancarios y Afines de Venezuela (Fetrabanca),

El directivo gremial hace mención al reciente aumento -más de 2.000%- efectuado a los sectores castrenses para poder sobrevivir a esta difícil realidad. Se trata simplemente de un reconocimiento expreso por parte del gobierno de la grave crisis existente, con el añadido de que la aplicación de esta medida excluye nuevamente a los pensionados, jubilados, profesores, médicos, en fin, a la gran mayoría de la clase trabajadora, lo cual es violatorio de la Constitución Nacional y de las leyes.

“La hiperinflación nos ha llevado a que el asalariado, jubilado, pensionado, pequeño y mediano comerciante, sufran en carne propia la peor calidad de vida de la historia del país. El venezolano perdió su capacidad de compra y prácticamente se muere de mengua ya que no tiene acceso a los bienes de consumo básicos para su subsistencia, siendo lo más representativo que el salario mínimo integral apenas alcanza para comprar un cartón de huevos”, señaló Rivas en nota de prensa.

Rivas sostiene igualmente que la reconversión monetaria corre el riesgo de fracasar si no se controla el fenómeno inflacionario. A un mes de su implementación, los bancos permanecen sin recibir las piezas del nuevo cono monetario, situación que hace presumir que en los meses venideros convivirán ambas familias o en caso contrario, se mantendrá el ya agotado bolívar fuerte.

El dirigente expresó la solidaridad de Fetrabanca con todos los trabajadores de los sectores salud y educación por los justos reclamos que vienen planteando en favor de un incremento sustancial de salarios, que signifique una mejora de sus niveles de calidad de vida. (Banca y Negocios)

 

Dólar Dicom se ubicó en Bs 120.000 en subasta 21

El Comité de Subastas de Divisas del Banco Central de Venezuela informó que el Tipo de Cambio Complementario Flotante de Mercado (Dicom) de la vigésimo primera subasta del sistema, se ubicó en Bs 120.000 por dólar.

De acuerdo con el sitio web del Dicom, la tasa de cambio resultante es de Bs 141.000 por euro, que en dólares equivale a Bs 120.000 y está vigente desde el 10 de julio.

Se adjudicaron $1.276.807,94, de los cuales $1.210.080,90 fueron asignados entre 69 personas jurídicas y $66.727,04 entre 239 personas naturales.

En esta subasta se adjudicaron $295.966,77 más que en la puja 20, pero a un número menor de participantes.

Las empresas que resultaron con las mayores asignaciones son Supermercados Luxor con $186.400 que serán destinados a la importación de de insumos y repuestos, Central Madeirense con $178.147,85  para el contrato de servicios y Agroindustrias El Intento con $61.780 para la compra de insumos y repuestos. (Banca y Negocios)

Gobierno aumenta el monto del bono hogares de la patria

El gobierno incrementó en 40% el monto del bono hogares de la patria, así como las otras asignaciones directas conocidas como José Gregorio Hernández, lactancia materna y parto humanizado.

Todos estos beneficios los obtienen las personas que se encuentran registradas en el sistema de carnet de la patria.

Con este incremento, la escala de la asignación hogares de la patria queda distribuida de la siguiente manera, de acuerdo con la cantidad de integrantes de cada familia, según lo publicado por la Agencia Venezolana de Noticias (AVN):

2 integrantes: 2.100.000 bolívares

3 integrantes: 3.192.000 bolívares

4 integrantes: 4.284.000 bolívares

5 integrantes: 5.376.000 bolívares

6 integrantes: 6.468.000 bolívares

7 integrantes: 7.560.000 bolívares

8 integrantes: 8.452.000 bolívares

9 integrantes: 9.344.000 bolívares

10 integrantes: 10.236.000 bolívares

En el caso del bono José Gregorio Hernández, que llega a más de 700.000 personas con algún tipo de discapacidad, subió a 4.200.000 bolívares.

Mientras que el bono de parto humanizado y lactancia materna, que atienden a unas 300.000 mujeres, quedó en 6.300.000 bolívares.

El último incremento de estas asignaciones directas lo había anunciado el presidente Nicolás Maduro el pasado mes de junio. (Banca y Negocios)

Conindustria: Propuesta de dolarizar el salario solo profundizará la crisis

La Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) rechazó la propuesta de dolarización del salario que presentó el diputado Tomás Guanipa por considerar que, lejos de resolver el problema del deterioro de la capacidad adquisitiva de los trabajadores, profundizará aún más la crisis económica que vive el país.

Juan Pablo Olalquiaga, presidente de Conindustria, dirigió una comunicación al diputado Guanipa, secretario del partido Primero Justicia, donde señala que “si bien es cierto que la indexación pudiera ser vista como un remedio a la pauperización de las remuneraciones salariales en este ambiente hiperinflacionario, esta medida por sí sola tiene más efectos perjudiciales que beneficiosos, informó el organismo a través de nota de prensa.

Entre los daños que genera está el ciclo de aumento de costos que sufren las compañías, lo que a su vez genera una contracción de la demanda. “El efecto acumulado de esta contracción de la demanda hace que muchas empresas vendan tan pocos productos que están juzgando dar por concluidas sus operaciones comerciales. Cualquier aumento de costos permanente que deba ser inmediatamente trasladado a precios, aceleraría el cierre de estas empresas”. (Descifrado)

Detrás de 2,8% de inflación diaria hay miles de padres que no pueden alimentar a sus hijos

Tras el anuncio este lunes del Índice de Precios del mes de junio, el presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, Rafael Guzmán, destacó en su cuenta en Twitter que detrás de la cifra del “incremento de precios en Venezuela a diario de 2,8%”, hay miles de madres y padres que ya no pueden alimentar a sus hijos.

El parlamentario indicó que “no hay sueldo que aguante un aumento” de los precios de este tipo.

Desde la Comisión de Finanzas anunciaron las siguientes cifras que reflejan la hiperinflación en Venezuela: 128,4% junio 2018;  4.684,3 desde diciembre de 2017 a junio de 2018 ; 46.306% desde junio de 2017 a junio de 2018.  El incremento de precios en Venezuela a diario es de 2,8%, resaltó la instancia parlamentaria. (Descifrado)

Enfermeras venezolanas: de guardia y en guardia

GANAN 1.500.000 BOLÍVARES AL MES. Algunas no recuerdan la última vez que pidieron un kilo de carne o pollo en la carnicería; otras, viven gracias a las remesas que les mandan sus familiares en el extranjero. A pesar de sus propias carencias, en ocasiones  tienen que llevar cloro de sus casas para limpiar el hospital donde trabajan. Son las que están más cerca de los pacientes y, con más frecuencia de la que pueden soportar, los ven morir por falta de medicinas tan sencillas como un antibiótico.

Desde el pasado 25 de junio el gremio de enfermeras está en paro técnico sin que el gobierno de Nicolás Maduro le haya dado respuesta a sus peticiones de mejora salarial, mientras el sueldo de algunos rangos militares acaba de ser aumentado a más de 240.000.000 de bolívares.  

Aquí hablan ellas.

“Con la segunda quincena de junio solo me pude comprar un pollo”

Isabel Heredia, Hospital Domingo Luciani de El Llanito.

“Yo sobrevivo gracias a mi esposo que es comerciante y a nuestros hijos que están en Chile y desde allá nos ayudan enviándonos dinero para pagarle el colegio a su hermana y comprarle todo lo que ella necesita.

Con mi profesión, en el 2004 pude comprar una camioneta nueva. Hoy en día lleva bastante tiempo parada porque se le dañó el motor y se nos ha hecho imposible comprar los repuestos para repararla.Con mi segunda quincena de junio sol me pude comprar un pollo, no me alcanzó para más nada.

Como vivo por la Carretera vieja Petare-Guarenas, el acceso al transporte público es bastante difícil y se me va la quincena nada más en pagar pasaje. Así no se puede vivir, no alcanza para nada y no todo es comida.

Aunque la Unidad de Nefrología del hospital funciona con normalidad, los problemas con los cortes de agua y luz, la escasez de medicinas e insumos médicos y los malos olores que se generan de la morgue, nos afectan a todos por igual.

Yo tengo 31 años de experiencia como enfermera en el Domingo Luciani y jamás habíamos pasado por una situación como esta. Por eso apoyo este paro técnico, apoyo todas las acciones del gremio para mejorar la situación de todos los enfermeros y médicos”.

“Las enfermeras no queremos tumbar al gobierno, queremos tumbar al hambre”

Anónimo.

La cantidad de enfermeras que se han ido del país o que se dedican a ser manicuristas, peluqueras y hasta vendedoras de café y cigarro porque obtienen más ingresos es impresionante. Las enfermeras no queremos tumbar al gobierno, queremos tumbar al hambre que nos está matando a todos por igual.

Ni siquiera es necesario irse a paro porque los hospitales de por sí están en paro y desde hace mucho tiempo. Aunque no tenga comida y me cueste mucho venir a trabajar, mi compromiso es con los pacientes porque ellos no tienen la culpa de la situación.

Seguiremos protestando y exigiendo nuestros derechos de manera pacífica hasta que nuestras voces sean escuchadas. El paro es indefinido y continuaremos levantando la voz sin descuidar a los pacientes”.

 

“No quiero irme del país, pero la situación es insoportable”

Bárbara Méndez, Hospital Domingo Luciani de El Llanito y el Materno Infantil de Petare.

“Soy enfermera con más de 15 años de experiencia y para ganar un poco más de dinero trabajo de día en el Hospital  Domingo Luciani y, por las noches, en el Materno Infantil de Petare. Aún así no me alcanza para cubrir completamente mis necesidades de alimentación porque la suma de mis dos quincenas es de solo 1.400.000 bolívares.

La comida no es el único problema que a diario tengo que resolver: trasladarme todos los días de Caracas a Guarenas se me hace cada vez más difícil por los altos precios del pasaje, la escasez de efectivo y la disminución de las unidades de transporte público, Camino como loca para ahorrarme algo, porque la quincena ni siquiera me alcanza para pagar el pasaje de todo un mes.

Tengo dos hijos. El mayor estudia en una universidad privada y el menor también está en un colegio pago. A diario hago magia para poder sobrellevar la situación. Mi esposo es el que cubre la mayor parte de los gastos: paga el colegio y el transporte del que está en secundaria. Mi hijo mayor está becado por la Universidad Santa María por pertenecer al equipo de fútbol; él mismo costea sus pasajes realizando trabajitos de recreación en un club.

Las tarjetas de crédito son otra herramienta con las cuales logro subsistir y cuando me las aumentan aprovecho y compro lo  que necesito. En un momento tuve que vender mis prendas de oro y algunas cosas de valor porque si no me iba a morir de hambre”.

“Soy enfermera y no tengo cómo pagarle el tratamiento para el cáncer a mi hija”

Yolanda Rodríguez, Hospital Clínico Universitario.

“Desde hace cuatro años vivimos la tragedia que es estar enfermo en Venezuela. Tengo una hija de 23 años que tiene cáncer y a pesar de que soy enfermera y trabajo desde hace 25 años en el Hospital Clínico Universitario, no tengo dinero para costear su tratamiento.

Traer medicinas de afuera es la solución para el cáncer de Mariana, pero no siempre se puede, son muy costosas. Aunque hago otras labores para sobrellevar la situación, es imposible, vivir en Venezuela es prácticamente imposible. Y no es solo la situación económica del país, es todo. En el hospital, por ejemplo, las condiciones de salubridad son deprimentes. En varias oportunidades he tenido que traer el jabón y el cloro de mi casa para poder mantener algunos espacios limpios y evitar la contaminación que se puede generar en una sala de hospital.

Mi hija y yo sobrevivimos gracias a mi hijo mayor que está en el extranjero y nos envía dinero para comprar comida, porque con 1.500.000 bolívares mensuales, nadie, nadie sobrevive en este país. Se me salen las lagrimas al ver tanta gente necesitada, tanta gente con hambre y tanta gente enferma que va a morir porque no tienen 8 millones de bolívares para comprarse unos antibióticos.

“Tengo años que no sé lo que es pedir un kilo de algo en la carnicería”

Carmen Freites, Materno Infantil de Petare.

“Aunque trabajo en dos hospitales para poder ganar un poco más de plata y mis dos hijos ya son mayores e independientes, no me alcanza el dinero ni siquiera para comprar un kilo de queso. Tengo que endeudarme y vender cosas. Gracias a dios no pago pasaje, porque si no lo poco que me gano lo dejaría en las camionetas.

Yo tengo años que no sé lo que es pedir un kilo de algo o un pollo entero en la carnicería. Siempre digo: “Dame 500 gramos de carne molida o 500 de mortadela”. A veces compro un pedacito de pollo al final de mes que es cuando caen los cestatickets.

Con 20 años de experiencia en la enfermería nunca había pasado por una situación como esta. No es justo que policías y militares sean los únicos que les aumentan el sueldo a cada rato; nosotros somos gente valiosa e importante para el país, nosotros también arriesgamos la vida.

Recibo dos cajas CLAP y no voy a negar que me sirve de mucho, pero eso no es lo que yo quiero. Yo quiero salir y poder comprar lo que yo me provoque sin tener que pensar en qué voy a comer mañana. Soy partidaria de que las cajas son ideales para las personas que están en situación de calle, en albergues, ancianatos y orfanatos. Un profesional de la medicina con postgrado y doctorado que puede trabajar y aportarle mucho al país, no es para que esté recibiendo esa caja.

“Hacía milagros para sobrevivir, llegué a tener tres trabajos”

Lorena Esparragoza, ex enfermera en la Clínica Metropolitana y del Hospital Domingo Luciani El Llanito.

“Me fui a Estados Unidos en noviembre de 2017 porque me secuestraron y amenazaron a mi familia. Trabajar en el hospital ya era insostenible, veía morir a la gente de mengua porque los médicos y enfermeras del hospital humanamente no teníamos cómo atender a los pacientes. Ver a la gente gritar a dios una oportunidad para sus hijos que morían por una simple neumonía que se complicó porque no consiguieron a tiempo los antibióticos, me marcó mucho.

Cada guardia que iba al hospital en la noche salía llorando al ver tanta crueldad. Recuerdo que una vez un paciente recién operado de una craneotomía estaba tirado en el suelo encima de un charco de orina porque no había personal que lo pudiera movilizar.

Hacía milagros para sobrevivir, llegué a tener tres trabajos. Vendía cosas y ofrecía vuelos en parapente para poder tener un poco más de dinero y mantener a mi hijo. Recuerdo que con mi última quincena ni siquiera pude comprarme dos canillas y un litro de jugo.

Aunque ahora vivo en New York y trabajo en una estética como asistente, sueño con volver a mi tierra cuando este gobierno esté fuera del poder”.

 

En su lucha por un salario digno, las enfermeras del Hospital Clínico Universitario ofrecerán una charla para exponer la situación actual de de la salud pública. Además abordarán temas como la escasez de insumos médicos, la falta de servicios como el agua y la luz, el deterioro de las instalaciones, la falta de inversión por parte del Estado y los bajos sueldos que devengan. La actividad se realizará en la Escuela de Sociología, piso 6 aula 628, edificio de FACES de la Universidad Central de Venezuela, este jueves 12 de julio de 2018, a las 10:00 am.

 

@yeannalyfermin

Los Runrunes de Bocaranda de hoy 03.07.2018: MEDIO: Fracasos
MEDIO
HAMBRE CÍVICO-MILITAR:

Esta semana -específicamente el 7 de julio- se cumplen dos años de uno de losGran Misión Abastecimiento Soberano más estruendosos del desgobierno de Nicolas Maduro desde Miraflores: 24 meses de la aprobación de la “Gran Misión Abastecimiento Soberano”. Una propuesta cargada de utopías, mentiras y amenazas contra la iniciativa y la producción agrícola e industrial. Ha tenido como principal característica  política su plena y transparente militarización. Militares desde la coronilla, comenzando por el propio Ministro de la Defensa, hasta ese desubicado sargento o teniente parado en la alcabala de la frontera entre dos estados, responsable de cobrar coimas y peajes pues ve a sus jefes gordos y ricos y ellos con el rancho diario cada vez peor y mas escasas sus comidas. Durante la vigencia de esta Gran Misión Abastecimiento Soberano nunca en toda nuestra historia moderna, los venezolanos habían pasado más hambre, habían sufrido tantas carestías y pésima calidad en los alimentos como en estos momentos. Niños peleándose por una mano de cambur en los alrededores de los mercados libres, indigentes durmiendo en los basureros de los restaurantes, mendigos que requieren urgente tratamiento médico peleando con los gatos del Parque Cristal por un sucio pedazo de pollo, recién nacidos muriendo de desnutrición en los hospitales, jóvenes abandonando los colegios por no tener nada que comer en el rancho y menos llevar algo para la merienda. La farsa de la Gran Misión Abastecimiento Soberano refuerza la idea de la “unión cívico militar” que tanto invocó el régimen del difunto Hugo Chávez y que mantiene Nicolás Maduro a fuerza de permitir ilícitos de todo tipo. La Constitución y las leyes de la República se obvian, se ignoran y se adaptan via el sumiso Tribunal Supremo de Justicia para hacerle creer al mundo que todo es “legal”. Como la ilegítima ANC destructora de la democracia El artículo 5 el decreto creador de esta estafa señala que lo presidirá el ministro Padrino López.  Hoy, ni su titular ni ningún vocero del régimen tiene autorización para hablar con números reales sobre la situación productiva agrícola o industrial del país, pues todas las cifras están en negativo: reducción de nuestra dependencia alimentaria, nada; sobre la existencia de un nuevo modelo productivo para el campo, nada. Todo es letra muerta. Este estruendoso fracaso comunistoide y cubano tuvo su pecado original en otro similar, tanto o más vergonzoso e incapaz. Fue el similar decreto de difunto Hugo Chávez en enero del 2011, poniendo en marcha la “Gran Misión Agro Venezuela”, (GMAV)supuestamente para “elevar el crecimiento productivo y económico del país, así como también la oportunidad de sembrar y cultivar la tierra para el beneficio del pueblo.” De fracaso en fracaso rojo rojito, la verdad es clara, trasparente, única: hoy los venezolanos se están muriendo de hambre. Imposible que no la vean desde el Balcón del Pueblo, en Miraflores.

Los Runrunes de Bocaranda de hoy 26.06.2018: BAJO: Acecha y golpea
BAJO
HAMBRE PAREJA:

Cambios y recambios de ministros. Todos bajo la misma fracasada política. El hambre acecha y golpea. En los hogares la gente se acuesta, se levanta y sale a trabajar con hambre. Tres expertos ex-chavistas del sector productivo, del mundo agrícola y del procesamiento industrial nacional, me ilustran: “la culpa es nuestra, absolutamente nuestra. A manera de ejemplo en el 2014 producíamos 120.000 toneladas de pollo mensual. Hoy apenas llegamos a las 14 mil toneladas. Lo de las gallinas es peor: en el 2014 el venezolano promedio mostraba un consumo  de cerca de 180 huevos anualmente. Hoy estirando l llegamos a 60 huevos al año por cabeza. Le recuerdo que un solo huevo le cuesta hoy a un trabajador cerca de 120.000 bolívares. ¿Proteínas por la vía de  embutidos? Sin engaño alguno, en este rubro el gobierno tiene los históricos de producción archivados. Maduro las conoce pero no las reconoce públicamente: en 2014 llegamos a producir 330 mil toneladas de embutidos, mientras que este año apenas llegaremos a 140 mil. En bovinos la realidad es dramática, pues las estadísticas oficiales nos muestran que en el 2014 el venezolano promedio consumió cerca de 24 kilos de carne roja y para 2018 la máxima será de 9 kilos para todo el año. En este rubro la hiperinflación generada por las decisiones gubernamentales es una de las más alarmantes, pues hace solo 6 meses el kilo de carne costaba promedio 27.000 bolívares y hoy, en un automercado, sobrepasa los 4 millones 400 mil bolívares. Productores e industriales piden diálogo a los fines de revertir estas caídas. Desde el nivel ministerial, por dos razones, una ideológica y otra de corrupción, se hace imposible voltear esta catástrofe. Al presidente Maduro le sobran los informes, pero parece que disfruta estimulándola.”…

EL HAMBRÓMETRO:

La vida del venezolano –de cualquier estrato social– cambió a raíz de la vulneración de un derecho fundamental: el de la alimentación. La expropiación de tierras y empresas, la destrucción del aparato productivo y la dependencia de las importaciones, configuraron un escenario que trajo como consecuencia la escasez, un rampante índice inflacionario, la consolidación de un mercado informal para conseguir los bienes ausentes y la distribución de comida vencida o en mal estado, los cuales han dejado en evidencia a un Estado que incumple de manera sistemática las garantías esenciales que debe tener la población con respecto a los alimentos, los cuales deben ser suficientes, accesibles, estables, duraderos y salubres para todos. Desde hace cuatro años, cuando el desabastecimiento de productos alimenticios comenzó a intensificarse, los medios de comunicación del país empezaron a cubrir el tema y a denunciar cómo el hambre hacía estragos en la población. Sin embargo, en esa cobertura ha hecho falta que los señalamientos se hagan con base en las cifras no difundidas por entes oficiales que están relacionadas directamente con la responsabilidad que el Estado tiene sobre ese derecho. Con este fin, www.Runrun.es ha creado el proyecto Hambrómetro con el apoyo de Open Society Foundations y su Programa de Periodismo Independiente, que consiste en la elaboración de undashboard de actualización mensual que muestre juntos todos estos números –obtenidos a través de organizaciones y fundaciones encargadas de seguir cada tema– en un instrumento de diseño web adaptativo que podrá ser incrustado en otros sitios, ya sea como complemento o en nuevas entradas de los mismos. Mediante la búsqueda, organización y visualización de estas cifras, el Hambrómetro ayudará a organizaciones, investigadores, estudiantes e incluso otros medios de comunicación que así lo necesiten, a establecer comparaciones entre los indicadores económicos y determinar cómo estos inciden en el hambre del venezolano. Además, contará con un mini-site en el que se publicarán noticias, crónicas y reportajes que tendrán como centro la vulneración del derecho a la alimentación y la situación de la seguridad alimentaria en Venezuela.Lo presentaremos éste jueves 28.

Acción de exterminio, por Marianella Salazar

 

La mayoría de los venezolanos sentimos que estamos atrapados en un caos. Gente con cara de tristeza infinita devolviendo productos y víveres en la caja de los supermercados, abastos y en mercados populares, porque no puede pagarlos; he visto gente llorando porque sufre ante la impotencia de no poder llevar alimentos a sus hijos. Las esquinas de Caracas están llenas de minusválidos, jovencitas indigentes con sus niños a cuestas pidiendo limosna o algo qué comer. Causa el mismo malestar dar unos bolívares que no valen nada que no darlos; avergüenza bajar la ventanilla y dar una limosna y, peor aún, si se mira hacia otro lado.

La pobreza extrema crece aceleradamente y está a la vista de todos. En cada esquina hay gente que se disputa con los perros abandonados desperdicios en las bolsas de basura. El estado de desnutrición que se observa en gran parte de la población es solo comparable con la situación en la africana Biafra, donde los niños mueren de inanición.

La cotidianidad en Venezuela, al invertir los días en la ardua tarea de buscar precios más económicos, se ha convertido en una verdadera tortura. Muchas personas se están desprendiendo de todos sus objetos de valor, incluso de recuerdos que tienen un inapreciable significado sentimental, de sus anillos de boda, medallas de bautizo, de cualquier prenda que se haya salvado de los atracos en la calle o de los robos en sus propias casas. Nadie sabe de dónde ni cómo va a sacar dinero para comprar comida y poder matar el hambre.

Calculan que la inflación llegará a 300.000% para finales de año. El rubro que más sube es el alimenticio. El presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, Rafael Guzmán, informó que “se necesitan 200 salarios mínimos para cubrir el costo de la canasta básica”.

Resulta escalofriante ver las cifras del “Ranking inflación promedio”, en el que Venezuela se ubica en el primer puesto con 2.068,5%, y los otros siete países que le siguen en la medición se sitúan a una distancia abismal, como Angola, con 17,8%, y Argentina, con 18,7%, seguidos por Sudán, Egipto, Nigeria, Congo y Ghana, con porcentajes que oscilan entre 16% y 19%. Estamos frente a una espiral perversa y devastadora que solo conduce a la ruina y la miseria.

La insostenible situación es producto de las políticas económicas o la falta de ellas y del modelo “robolucionario”. Su gran fracaso recae exclusivamente en los gobiernos de Chávez y Maduro, que con sus proclamas nacionalistas escondieron una terrible pesadilla que ha desembocado en esta catástrofe, que ha llevado a organismos internacionales a disponer de recursos y enviar ayuda humanitaria a las fronteras con Brasil y Colombia, donde llegan miles de venezolanos que han emprendido el incierto camino del exilio huyendo, entre otras cosas, de la hambruna.

La emigración se plantea como única disyuntiva, real o imaginaria, ante la tragedia que vivimos. El gobierno nunca aceptará la llegada de la ayuda humanitaria bajo la premisa indigesta de que significa un injerencismo. La lógica del poder totalitario, siempre deshumanizado, asociada a una concepción militar de la política y el ejercicio de la represión hasta el terror, se convirtió, por obra y gracia de Nicolás Maduro, en una acción de exterminio.

Lo único que puede revertir la crisis económica y el resto de las crisis que nos agobian y se están tragando nuestro futuro es un cambio de gobierno, y no será por la vía electoral, porque la naturaleza del régimen es antidemocrática. Su salida es cuestión de tiempo. Por ahora solo se vislumbra un escenario de implosión social carente de cauce político, ante una dirigencia opositora desarticulada que no genera confianza.

@AliasMalula

El Nacional