@ValeriaPedicini
Un disparo en el pecho le quitó la vida a Taylor Di Francesco. El 12 de julio de 2019 fue asesinado en un operativo a manos de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) en el barrio El Guarataro de la parroquia San Juan de Caracas.
Ese día el joven de 26 años estaba con su hermano y su cuñado, quienes también fueron asesinados de la misma manera por el cuerpo élite de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Los tres fueron trasladados sin vida al hospital Miguel Pérez Carreño.
Sus familiares aseguran que fueron ejecutados.
En el informe de 2019 del observatorio de Monitor de Víctimas, se demostró que los móviles en los que intervinieron las fuerzas de seguridad del Estado continuaron a la cabeza de las cifras: 340 fue el número de víctimas producto de las ejecuciones extrajudiciales y las muertes por resistencia a la autoridad durante ese año.
Es decir, policías y militares son responsables del 38% de las víctimas totales por violencia registradas en los cinco municipios del Área Metropolitana de Caracas el año pasado. El municipio Libertador fue la jurisdicción caraqueña con más homicidios perpetrados por policías: 226.
Según los datos recolectados por Monitor de Víctimas en este informe, las FAES fueron identificadas como el cuerpo policial a quien más se le atribuyen casos durante 2019 con un total de 232 víctimas, seguidos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).
En los tres primeros meses de 2020, funcionarios de las FAES realizaron 158 ejecuciones extrajudiciales. Así quedó registrado en el informe “Letalidad e impunidad: balance de las actuaciones ilegales ejecutadas por las FAES”, presentado por Humberto Prado, comisionado para los Derechos Humanos, designado por Juan Guaidó.
Llamadas también “escuadrón de la muerte” y calificadas como “grupo de exterminio”, el cuerpo de seguridad adscrito a la PNB fue creado a mediados de 2017 por Nicolás Maduro para que se sumaran “al combate por la seguridad, contra el crimen y contra el terrorismo”.
Son la fuerza policial de mayor letalidad. Desde su creación, hasta mediados de 2019, habían acumulado más de 7.000 denuncias de ejecuciones policiales en todo el territorio.
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, pidió al Gobierno venezolano disolver las FAES después de haber mantenido entrevistas con familiares de las víctimas y haber documentado casos de ejecuciones extrajudiciales en supuestos enfrentamientos. Las respuestas de Maduro fueron la negación y una frase: “Que vivan las FAES”.
Según el informe de la organización Proiuris, llamado “Las FAES matan con patrocinio del Estado”, este grupo dispara en zonas vitales del cuerpo de las víctimas, lo que ocasiona una muerte casi inmediata. Como en el caso de Taylor Di Francesco
El uso excesivo de la fuerza de los cuerpos de seguridad del Estado y las ejecuciones extrajudiciales representan una violación de los derechos humanos, a la vida y a la integridad personal de las víctimas.
En el mismo informe de Proiuris, se señala la impunidad en las acciones y abusos de poder de los cuerpos de seguridad, ya que “en la mayoría de los casos el Ministerio Público no emprende y desarrolla investigaciones eficientes que permitan despejar dudas y, si fuera el caso, individualizar responsabilidades y aplicar sanciones”.
Familias destruidas
La brutalidad y letalidad de las FAES en ejecuciones extrajudiciales también afecta otras vidas: hijos y parejas del asesinado.
A María Guillén, la muerte de su esposo Taylor Di Francesco le complicó más la vida. En casa dependían del dinero que el joven de 26 años recibía siendo vendedor de charcutería, el único ingreso que percibían. Tras su muerte, todo empeoró.
A María no le rendía el dinero. Si acaso, podía comprar una harina pan a la semana. La madre de cuatro hijos de 14, 13, 8 y 7 años de edad tuvo que disminuir la cantidad de veces que comían al día para que los alimentos rindieran para todos. Aplicó estrategias de supervivencia: ella solo comía una vez al día; los dos mayores solo comían dos veces al día y en porciones limitadas. Decidió mandar a los niños a clases solo los días que el Programa de Alimentación Escolar les garantizaba comida a la hora de almuerzo.
“Los más pequeños no pueden aguantar. Así que deje de comer para que ellos coman un poquito más. Cuando las FAES asesinaron a Taylor, también nos tiraron a morir de hambre”, expresó.
48 niños, niñas y adolescentes quedaron huérfanos por el asesinato de alguno de sus padres por parte de las FAES entre mayo y septiembre de 2019, según Proiuris. “Son 48 menores de edad que quedaron sin un padre o una madre y, en la mayoría de los casos, sin el único sustento económico de la familia”.
N del R.: El caso relatado en esta nota es extraído del informe titulado Las Faes matan con patrocinio del Estado: Ejecuciones extrajudiciales en Venezuela, elaborado por la ONG Proiuris. Disponible en este enlace