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Doctrina

Eddie A. Ramírez S. Ene 28, 2016 | Actualizado hace 2 semanas
Frases y doctrina revolucionaria

Frases

 

Los compatriotas rojos autores de frases para la historia  no tienen la talla revolucionaria de un Robespierre, ni de un Lenin. La doctrina política de nuestros revolucionarios tampoco está tan pulida como la de la revolución francesa o  la rusa.  Sin embargo, no podemos descartar la valiosa contribución de los rojos vernáculos. Recordemos que somos hijos del gran Bolívar, no del devaluado signo monetario, sino del Libertador  de varias naciones.  

Pero dejemos al Padre de la Patria descansar  en paz, ya que la jurungadera tuvo consecuencias graves para los jurungadores.  Volvamos a nuestras frases célebres  dignas de figurar en frontispicio de grandes obras. Como aquí  no tenemos un Partenón, ni algo que se le parezca, postulamos que el presidente de facto ordene colocarlas en los portones de empresas y organismos que gracias a la revolución son hoy ejemplo de eficiencia.  Hay que preservar la doctrina del Psuv  que está contenida en varias de las frases que hemos escuchado y que se consignan a título recordatorio.

En el portón de Agroisleña, hoy Agropatria, lo apropiado es que trabajadores y visitantes sean bienvenidos con frase de Emma Ortega,  defenestrada ministra de Agricultura Urbana:   ¨Si un gringo se presenta  le damos con un palo, le puyamos  los ojos con un lápiz y le espichamos las bolas¨.  Debe ser así porque esos malucos gringos se apropiaron de nuestras fincas, presionaron para que los precios del maíz, arroz leche, carne y otros alimentos que producen o producían nuestros agricultores se fijen por debajo del costo de producción,  para que quiebren y  los farmers norteamericanos puedan vendernos a precios especulativos.

En el portón de Fama de América y de Aceite Diana viene al pelo la frase de la nueva ministra Lorena Freitas: ¨En Venezuela los anaqueles de supermercados están vacíos  y las neveras de la gente llenas¨.  Este exordio incentivaría a la gerencia pública a producir aunque sea unos kilos de café y unos litros de aceite para que también se consiga en los supermercados y los ciudadanos no tengan que llenar sus neveras de productos caídos del cielo como el maná de la Biblia o hacerse la ilusión de que están atiborradas de alimentos.

En el portón de las Facultades de Odontología se impone la frase de  Luisana Melo, la ministra de Salud: ¨No hay pasta de diente porque los venezolanos se cepillan tres veces al día¨. Además, los odontólogos deben declararla Miembro (¿o Miembra?) Honoraria por propiciar que los sacamuelas tengan más trabajo. A menos que la Ministra esté consciente de que como no hay comida y la poca que se consigue está muy cara, al no poder satisfacer las tres papas, sino una y media, no tiene sentido cepillarse tres veces.

En el portón del Ministerio de Educación debe estar la célebre frase del exministro y hoy diputado Héctor Rodríguez: ¨La falta de productividad es culpa del pueblo analfabeta¨. Al frente de la Embajada de Estados Unidos una frase  del mismo personaje para confirmarle a los gringos que tienen motivos para preocuparse : ¨El imperialismo sabe que estamos más cerca de convertirnos en una potencia¨.

En los portones de  las cárceles nada más apropiado que citar a Iris Varela, la Ministra de Asuntos penitenciarios que se quedó sin conejo: ¨Aquí no hay armas, no hay drogas, hay total control, se acabaron los vicios¨.

En el portón de La Casona donde reside el yerno exvicepresidente y hoy ministro Jorge Arreaza: ¨No es necesario que el Vaticano envíe una comisión para comprobar los milagros de mi suegro¨. Efectivamente, al menos a él le hizo un gran milagro.

Es una frase del presidente de facto, pero  no es  para colocarla en portones, sino para enviarla a varios destinatarios, entre ellos a Rafael Ramírez, Alí Rodríguez , Eulogio Del Pino, Rangel Gómez y otros presidentes y expresidentes  de empresas  del Estado: ¨Vamos a recuperar las empresas públicas y cortar la cabeza a quien haya que cortarla¨.  Para dar el ejemplo, ya Maduro inició su ascenso al cadalso.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

 

 

eddiearamirez@hotmail.com

El día de Reyes de Maduro por Ibsen Martínez

maduroco

 

Hugo Chávez tenía un recurso infalible ante las derrotas electorales: desconocer los resultados. En diciembre de 2007, Chávez perdió un referéndum convocado por él mismo para modificar 69 artículos de la Constitución bolivariana, colado entre los cuales había uno que convertiría a Venezuela, a perpetuidad, en un Estado socialista a la cubana. Poco más tarde, sin embargo, una Asamblea Nacional, mayoritariamente chavista, se las apañó obsecuentemente para darle gusto al jefe y hacer modificaciones de fondo que, gracias a una “enmienda”, incorporaron a la Constitución la casi totalidad del articulado que los venezolanos ya habíamos rechazado.

En las elecciones provinciales de 2008, el chavismo recibió un ignominioso varapalo que otorgó a la oposición las gobernaciones de los Estados más densamente poblados del país.

En aquella ocasión, Antonio Ledezma ganó resonantemente la Alcaldía Mayor de Caracas. ¿Qué hizo Chávez? Despojó, manu militari, de todas sus atribuciones y recursos al alcalde caraqueño, creando un “supraorganismo rector” para el que designó a dedo a una de sus seguidoras.

Pese a que nunca pudo tomar posesión, Ledezma ganó de nuevo, y con mucho mayor caudal de votos, la Alcaldía Mayor en 2013. Maduro tampoco le permitió investirse y actualmente se encuentra privado de libertad, víctima de un juicio amañado semejante al que condenó a Leopoldo López a casi 14 años de prisión.

Escaldado por estos apuros y pensando en el futuro, Chávez ordenó a sus leguleyos la reconfiguración de los distritos electorales de modo que, en regiones remotas y despobladas, desde siempre bajo control chavista, se pudiese obtener mayor número de escaños con menos votos. Irónicamente, esta provisión, que escamoteó curules a la oposición en las parlamentarias de 2010, vino a favorecerla en los comicios del 6 de diciembre: el desengaño del chavista de a pie, hecho de carestía e indignación ante la corruptela, está hoy parejamente repartido en todos los Estados del país.

Derrotados en toda la línea, Maduro y Cabello dieron en seguir la doctrina Chávez, y aunque todavía no han agotado el repertorio de artimañas, la abrumadora avalancha de votos en pro de la renovación parlamentaria no les ha permitido salirse con la suya. Los Reyes Magos han traído consigo una Asamblea mayoritariamente dominada por la oposición.

Además de las potestades contraloras y de veto que la Constitución otorga a la Asamblea, los factores de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) han derrotado, no solo a Maduro, Cabello y a todo lo que estos representan, sino también a la antipolítica y al abstencionismo desesperanzado y retrógrado que en el pasado parecieron distanciar la vanguardia política de la clase media opositora. Los puentes tendidos por la MUD hacia el mundo de los más pobres no lucen circunstanciales: la conexión promete ser tan duradera como llegue a ser la descomunal crisis económica.

En contraste con el desconcierto y la pugnacidad interna de las facciones, civiles y militares, que deberían brindar apoyo a Maduro desde la muerte de su caudillo en 2013, la corporación de fuerzas democráticas ha refinado sus criterios de concertación política.

A esto se ha sumado la socarrona tibieza con que el estamento militar, en toda apariencia chavista hasta la médula, ha tomado distancia del cartel de Diosdado Cabello.

Pero el éxito más terminante de la MUD es haberse convertido en una formidable maquinaria electoral que ha aprendido a conquistar votos y a defenderlos en medio de las condiciones más adversas en que pueda actuar coalición opositora alguna.

Con un referéndum revocatorio a la vista, y elecciones regionales convocadas para diciembre de este año proceloso, esa es la peor noticia para Maduro y el chavismo.

@IBSENMARTINEZ

El País