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Tareck El Aissami dirige por Venezuela la 179ª conferencia ministerial de la OPEP
Tareck El Aissami encabeza la delegación de Venezuela que participa en la videoconferencia de los países con liderazgo para la estabilidad del estado mundial energético y global

El vicepresidente del Área Económica y ministro para el Petróleo del gobierno de Nicolás Maduro, Tareck El Aissami, dirigió este sábado la 179ª conferencia ministerial de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep).

Este encuentro se realizó online y algunas consideraciones fueron presentadas este mismo sábado luego de las 10:00 de la mañana.

La 179ª reunión de la Conferencia de la Opep es un escenario en el cual se analiza la evolución del mercado petrolero mundial y se evalúa la implementación justa, oportuna y equitativa de los recientes acuerdos para lograr su estabilización.

El Aissami encabezó la delegación de Venezuela que participó en esta videoconferencia de los países con liderazgo para la estabilidad del estado mundial energético y global.

“Hemos iniciado la 179ª Reunión de la Conferencia Ministerial OPEP 2020 para avanzar en acciones coordinadas que nos lleven a la estabilización y fortalecimiento del mercado energético global”, escribió El Aissami en la red social Twitter.

El funcionario resaltó esta semana la necesidad de lograr la “estabilidad energética y precios justos y estables en el mercado de hidrocarburos, por eso debemos seguir avanzando en el diálogo y la cooperación, así como favorecer el mecanismo virtuoso de la Declaración de Cooperación de Opep+”.

El 5 de marzo pasado se efectuó la 178ª reunión de esta organización. En ella, los países miembros reafirmaron su continuo enfoque en los fundamentos para un mercado petrolero estable y equilibrado, en interés de los productores, los consumidores y la economía global, teniendo como marco de acción la Declaración de Cooperación para el ajuste Voluntario de la Producción de Crudo alcanzada en 2016.

En la 179ª reunión de la Conferencia Opep participan representantes de Argelia, Angola, Arabia Saudita, Congo, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Nigeria, Libia y Venezuela, Gabón, Guinea Ecuatorial, Irak e Irán.

Feb 27, 2016 | Actualizado hace 8 años
El día de la marmota, por Francisco Ibarra Bravo

Gasolina!

En aquella película, al meteorólogo interpretado por Bill Murray le toca vivir el mismo día una y otra vez. Frustrado con su trabajo se encuentra atrapado en un pueblo para cubrir el folclórico e intranscendente día de la marmota.  Lo que pensó que iba a ser solo un día de trabajo más, acaba alargándose por una tormenta que le obliga a quedarse a pasar la noche. Al día siguiente se levanta y se da cuenta que está viviendo el mismo día anterior. El ciclo se repite todos los días sin importar lo que haga para tratar de salir de la situación.

Los venezolanos parecemos estar atrapados en una dinámica similar.  La situación del país se deteriora día a día y el Gobierno no se decide a adoptar las medidas económicas necesarias. La alocución del miércoles 17 de febrero se parece aquel despertador con la canción I got you babe con el que se abrían todas las mañanas. En su amargura el protagonista decía: “cada mañana me levanto con esto y siempre es el mismo día”.  Así estamos.

En la larga cadena el Presidente volvió a hacer lo mismo: horas y horas de verborrea inútil y pañitos calientes que no resuelven absolutamente nada. Mientras tanto a los venezolanos nos parece haber visto esto muchas veces porque en realidad así ha sido. El gobierno pretende seguir ensayando las mismas recetas que nos han traído hasta el desastre actual.

En la película al protagonista le pasaba lo mismo. Trataba de suicidarse para poder salir de la dinámica en la que se encontraba. Cada vez que lo intentaba amanecía en el mismo día y despertándose con la misma canción. Llegado el momento decidió abrazar su circunstancia, abandonó su rabia  y comenzó a cambiar su forma de actuar. Es a partir de ese momento cuando comienza la redención del personaje hasta el momento en que finalmente amanece y es el día siguiente.

Dudo mucho que el presidente Maduro tenga ni el tiempo y la capacidad para poder transitar un camino de redención similar. No ha entendido todavía que el desastre actual no es culpa de ninguna guerra económica o de una confabulación mundial para deprimir los precios del crudo, ni siquiera se debe los bajos precios petroleros. El estado miserable de nuestra economía es el resultado de un conjunto de políticas económicas nefastas acumuladas durante muchos años.

Lo que evitó que la miseria llegase antes fue la gran bonanza petrolera. El chavismo contó con la suerte de tener precios elevados de petróleo por un largo tiempo. Eso le permitió darle vida a la falacia de que el socialismo es abundancia y bienestar. Cuando el presidente Maduro hizo referencia al período especial cubano dejó bien claro que para él lo importante es salvaguardar la revolución socialista a cualquier precio, incluso someter a una condición miserable a la población. Está por verse si los venezolanos desean lo mismo.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10

Venezuela en emergencia por Asdrúbal Aguiar

Inseguridad5

El cierre del año alcanza la cifra histórica de 90 asesinatos por cada 100.000 habitantes. Venezuela es uno de los países de mayor violencia en el mundo. Las imágenes revelan la colusión oficial con delincuentes – les llaman “pranes” –  quienes desde las cárceles controlan puertas afuera los secuestros y el narcotráfico, y poseen armas de gran calibre. Jóvenes igualmente, quienes se inician en la criminalidad a los 10 y los 11 años, se esparcen como moscas por toda la geografía metropolitana de Venezuela. Al llegar a los 20 años confiesan, confundidos, haber ejecutado 6 o 10 asesinatos. Luchan para sobrevivir en espera de sus muertes, ocupados en el negocio al detal de las drogas.

A la par, el presidente del Seguro Social habla de 4.000 pacientes con el virus del Zika y lo grave no es eso. No hay inmoglobulina para tratar la epidemia y no hay dólares para importarla. Así de simple.

En los hospitales públicos y privados escasean los insumos médicos más elementales, como el suero y según lo indican los conocedores del área, solventar dichas necesidades exige disponer del 26% de las reservas internacionales que le quedan a la nación, apenas 15.577 millones de dólares; un monto inferior a lo que debe pagar la república por concepto de deudas, sólo hasta finales del año que corre. Y hablamos de oro, pues el dinero en efectivo no suma los 1.000 millones.

Y si se trata de los alimentos de la población, los anaqueles de los mercados están vacíos. Lo esencial no llega o se agota entre puñetazos que se dan los viandantes. Y la cuestión es que el desabastecimiento, para superarse, requiere disponer del 10% del ingreso anual petrolero, es decir, unos 3.500 millones de dólares, si cada barril se calcula a 40 dólares. Empero, el precio ronda los 25,27 dólares y sigue en caída. Y para colmo, Venezuela, ícono de la riqueza y con las mayores reservas de oro negro en el Occidente, a partir de ahora, decide importar petróleo desde los Estados Unidos. Revierte, en medio de su quiebra, el flujo que durante 100 años la transforma en exportadora hacia el mismo destino.

Desde hace varios años, la estatal petrolera se torna en importadora neta de gasolina – 3,3 millones de litros diarios – que antes produce, hasta llegado el tsunami de la revolución con su latrocinio a cuestas.

Hablar de emergencia humanitaria es, entonces, constatar lo elemental, lo que viven los venezolanos al margen de los dimes y diretes entre el gobierno y la oposición democrática hoy sentada en la Asamblea Nacional.

Paliar la circunstancia parece ser lo inmediato. Requiere de medidas de política económica que únicamente puede poner en práctica el gobierno de Nicolás Maduro. Le han sido recomendadas, punto por punto, por el parlamento, al que no le basta un inútil decreto de emergencia. Pero aquél no reconoce al foro de la soberanía popular y reincide, junto a su ministro de finanzas, en su tesis de afirmar la cultura del racionamiento hasta el extremo, bajo la guía del único modelo que comprende y digiere, el cubano.

Lo cierto es que Cuba asume su fatalidad después de acostumbrarse a la nada, a la muerte en vida de sus habitantes, bajo la opresión oficial. Y viene de regreso, pasado medio siglo.

Los venezolanos, antes bien, no dejan de cultivar el consumo – exacerbado por el modelo de capitalismo salvaje impuesto por Hugo Chávez Frías para afirmar su liderazgo populista – y luchan por su bienestar, aun cuando algunos hagan ejercicios retóricos marxistas en los cafetines. Todos siguen apostando a la paz, en la inopia. No por azar acuden en masa, doblándole la mano a la abstención, a las urnas electorales esperando darle un giro radical al curso desgraciado reciente.

Maduro, entre tanto, sigue plantado en treinta y tres a lo Martin Fierro, pero sin trabajar ni hacer mérito para ello. Y el tiempo y la paciencia del pueblo se agotan.

Las nubes anuncian tormentas. Se ennegrecen al ritmo que crecen la hiperinflación desatada y la escasez de lo más elemental. Falta el jabón para bañarse y la ministro de salud se queja de la manía ciudadana de asearse cotidianamente. Pronto, por lo visto, tampoco hará falta, pues la electricidad y el agua están siendo racionadas en medio de alarmas repetidas.

La cuestión es que la abulia y la omisión dominan en el Palacio de Miraflores. Sus ocupantes tiemblan de terror. El desespero por conservar el poder les paraliza y enajena. Y la retórica, esa sí, se les vuelve baratija que los atapuza. Entre tanto, los recién alejados del poder, vituperados por sus malas costumbres, calculan el momento. Imaginan el fin. Ensalivan sus fauces.

Plauto, a quien populariza Thomas Hobbes, si falta el reparo de nuevo cantaría: “Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro”.

correoaustral@gmail.com          

Pdvsa deja de recibir $6.762 millones por caída del crudo

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El jefe de Estado recorre países de la Opep en busca de consenso para detener baja del petróleo

Petróleos de Venezuela (Pdvsa) redujo sus ingresos por venta de crudo en $6.762 millones al cierre del ejercicio 2014, tras el retroceso de $9,6 el barril con respecto a 2013.

El informe semanal de los precios muestra que el valor promedio alcanzado durante 2013, fue de $98,08 por barril, mientras que la cifra preliminar de 2014 concluye con $88,42, lo que arroja un desplome de la cotización cercana a los $10 por barril.

Este cálculo del economista y analista del entorno petrolero, Luis Oliveros, toma como referencia las declaraciones del ex presidente de Pdvsa y ex ministro de Petróleo y Minería Rafael Ramírez, según las cuales el funcionario estimó que por cada dólar que se contraía la cesta venezolana, dejaban de ingresar $700 millones.

Entre la transición y la ingobernabilidad por Ángel Oropeza

Maduro

Ningún observador serio de la realidad nacional pone en duda que el próximo año será de agravamiento de las ya críticas condiciones que caracterizan el día a día de la mayoría de los venezolanos.

El gobierno perdió en 2014 una oportunidad dorada para “medio ordenar” los severos desequilibrios macroeconómicos y atacar algunas de las causas estructurales de nuestros problemas más urgentes, como la inseguridad y la pobreza, a pesar de tratarse del último año no electoral que le quedaba de aquí en adelante, disfrutar de altos precios del petróleo durante gran parte del año y haber contado con una oposición limitada en su acción por sus contradicciones internas. Ahora enfrentan una situación radicalmente distinta: año electoral, crudo en baja y una oposición en vías de reorganización.

Para colmo de males, el gobierno no posee un plan alternativo al de creer que el “legado” que heredaron es correcto. Según su visión, lo que estamos sufriendo no son consecuencias de la inviabilidad estructural del “legado”, sino simples accidentes temporales, producto de la caída del petróleo y de la supuesta inmadurez de los venezolanos para adaptarse al modelo comunistoide que se les quiere imponer. En consecuencia, la crisis debe ser tratada solo con movimientos tácticos, esto es, tratando de apagar los incendios a medida que vayan surgiendo y buscando fundamentalmente la preservación de la clase política gobernante, ya que es solo cuestión de tiempo para que el precio del crudo vuelva a subir, y se pueda volver al camino trazado por el hegemón anterior.

Por supuesto, la reiteración en este error solo conduce a aumentar las probabilidades de que Venezuela entre de lleno en una indeseable situación de ingobernabilidad. Recordemos que la definición más básica de “ingobernabilidad” hace referencia a cuando el gobierno pierde el control de los procesos políticos, económicos y sociales de un país.

En este escenario de peligro de ingobernabilidad creciente, de deslave de la popularidad del gobierno y de movimientos fuertes en la dinámica de lealtades en la base del oficialismo, tendrán lugar unas cruciales elecciones para la Asamblea Nacional. En las actuales circunstancias, y si la oposición hace las cosas bien, la probabilidad de que el oficialismo pueda ganar no solo esa, sino cualquier tipo de contienda electoral, luce muy difícil.

Su única esperanza –de nuevo, dadas las variables actualmente en juego– es esperar que la oposición caiga en el error de ir desunida a las elecciones, o que vuelvan a cobrar fuerza los ingenuos llamados a la abstención “hasta que la dictadura no ofrezca condiciones democráticas”. No hay nada mejor para quien va a perder que esperar que el que pueda ganar no vote.

Por supuesto, también intentará las clásicas jugadas de corrupción electoral, que van desde adelantar la fecha de los comicios para afectar el cronograma de escogencia de candidatos de la oposición, hasta el “inflado” poblacional de circuitos que considera ganadores, pasando por la modificación arbitraria de algunas circunscripciones, todo esto “aderezado” por un aumento de la persecución política contra dirigentes opositores. La intención última es tratar por todos los medios de enredar la elección parlamentaria, ante el convencimiento de que no tiene hoy fuerza para desafiar a una voluntad popular en demanda y necesidad de cambio.

De fracasar en su intento, al oficialismo no le quedará otra opción que enfrentar las derrotas electorales que se le vienen encima, e ir preparando un escenario de transición política, todavía tan incierto como el país que vivimos. Solo errores garrafales de los múltiples sectores que se oponen al gobierno, o el intento desesperado de los privilegiados por mantener el statu quo, aun a costa de la gobernabilidad, pueden atravesarse en este escenario.

Lo cierto es que en 2015 parece abrirse un incierto camino que nos puede conducir a una transición inminente o, en su defecto, a una situación de peligrosa ingobernabilidad.

 

@AngelOropeza182

El Nacional