El régimen requiere de un show para que en el mundo crean que hay democracia plena - Runrun


El segundo encuentro en la Asamblea Nacional entre los ministros del área social del gabinete de Chávez  y los diputados mostró una vez más el poder del gobierno en manejar su propia versión de sus fracasos, siempre echándole la culpa a los demás, y en mantener activa una propaganda multimedia para hacernos creer que tiene miles de obras, que es una maravilla con el pueblo, que rompemos records de bienestar en todos los órdenes y que la solidaridad internacional es un deber ordenado por el propio Simón Bolívar.

Manipulando estadísticas a través del INE donde los buhoneros aparecen como trabajadores, los analfabetas no existen, los cerrados módulos de Barrio Adentro atienden a 7 millones de indígenas, los trabajadores que no tienen contrato colectivo lo aceptan pues no son “locheros” y así un rosario de excusas en donde la excusa menor es culpar los “dos días del gobierno de Carmona” de los males o el paro petrolero del 2002 o la derecha endógena que resiste su reemplazo.

Si no fuera por las consecuencias que para el país tienen muchas de esas manipulaciones darían risa.Manejando una cadena en la que solo la televisión oficial muestra lo que desde Miraflores se le ordena y dejando de lado a los diputados demócratas cuando no les conviene vimos sin embargo un mejor uso por dirigentes como Alfredo Ramos –y el mismo Marquina demostrando que no hay que tenerle miedo a los rojos- que calentó al régimen de tal forma que a pesar de haber dejado la cadena abierta mientras se desarrolló la pelea entre los diputados -tras el rojito golpear a Marquina- la suspendieron por minutos para retomarla después por más de siete  horas.

Excusas como la que el ministro Izarra dijo:

“Ante la violencia opositora en la AN, nos vimos obligados a salir de la cadena. El pueblo pide debate, no mas agresiones”, expresó en su cuenta @izarradeverdad. En otro twitter, Izarra calificó como bochornoso show opositor en la AN. “Cuando se agotó el tiempo de la intervención del diputado de la derecha Alfredo Ramos, el parlamentario Alfonso Marquina, en un acto de desacato al reglamento de debate, golpeó a miembros del Parlamento y desató la violencia en el Hemiciclo”.

La ministra de Educación aceptó por primera vez que hay analfabetismo en el país para luego, nos imaginamos que tras un regaño presidencial, hacer maromas para justificar lo que había dicho.

La ministra indígena mencionó que en su sector han atendido a más de 7 millones de indígenas en los módulos cubanos.

El colmo de las declaraciones fue la de la ministra para la Salud, Eugenia Sader quien aseguró que el Gobierno de Hugo Chávez construyó 148 hospitales en 2010, cifra que no fue más alta por causa de “la estafa inmobiliaria reciente”.

Así habló: “148 obras hemos terminado. ¿Por qué no hemos terminado más?, ustedes se preguntarán por qué no hemos terminado más obras, ¿Ustedes recuerdan la estafa inmobiliaria reciente?.

Hemos hecho un cruce y la estafa de las empresas las cuales cobraron anticipo por las obras que iniciaron en los hospitales, son las mismas empresas, y se están dictando autos de detención en estos momentos a todos esos empresarios que asumieron obras en nuestros hospitales y dejaron abandonadas las obras cobrando un anticipo”.


Maduro llamando a la calma y cordura, pidiendo que no haya violencia; los diputados rojos con vestimentas de otro color también como parte de la campaña montada (había apenas una docena con ese colorido); las palabras “memoria y cuenta” repetidas sin cesar como “la derecha capitalista explotadora y pitiyanqui” coronaron las horas de transmisión.


Las burlas y provocaciones de las barras rojitas y los micro programas insertos en la cadena dando cuenta que “los españoles acabaron con los indios en nombre de Dios y desaparecieron el 80% de las etnias locales” o la data manipulada de la inversión social tuvieron puestos de honor.


En fin, montaje tras montaje, indica que el régimen requiere de estas escaramuzas para decirle al mundo que por primera vez hay una contraloría popular y abierta, aunque sin cifras ni registros ciertos, sin facturas ni recibos, pero que le da un baño “democrático” al comandante.

Ojalá y sigamos preparando a nuestros diputados para saber aprovechar al máximo la oportunidad de las cadenas para llegarle a todo el país con contundencia y liderazgo.