Es inolvidable cada curva, cada acelerada, entrada a pits, frenazos y adelantadas del pasado domingo. Ya muchos habíamos visto tu «Pole» como algo grande, ahora había que ir centímetro a centímetro, acompañándote en la difícil tarea de llegar primero a la meta de Montmeló.
Hubo varias discusiones, los que apoyaron incondicional mente tu actuación en la Formula Uno y quienes piensan que en un país con tantas necesidades, pobreza, inseguridad, ausencia de escuelas y canchas deportivas de calidad en cantidades aceptables para que muchos niños y jóvenes estudien y practiquen deportes, cuando hay tanta gente sobreviviendo en refugios donde pasan cosas horrorosas, donde se vive en condiciones infrahumanas, no se deberían destinar 30 millones de euros a una sola persona que practica una disciplina elitesca.
Sin embargo la mayoría pasó por encima de esas consideraciones, incluso olvidaron tu presencia en actos proselitistas, como instrumento de la propaganda del gobierno, gritando consignas políticas.
Particularmente, desde el año pasado, cuando comenzó tu historia en la formula reina de la velocidad, esperaba con ilusión el momento en que estuvieras en lo más alto del podio, con nuestra bandera tricolor en el centro izada al compás del «Gloria al Bravo Pueblo».
Más allá de todo lo dicho y visto, sabes que como deportista el país entero puede unirse en torno a un logro, a una hazaña. Así fue por el tiempo que duró la carrera, por encima de convicciones políticas, era imposible no emocionarse contigo ante tamaña victoria.
Cuando te escuché decir que el triunfo era para Venezuela, me imaginé a Venezuela, esa del Caracas Magallanes, esa que en la más enconada rivalidad termina en un brindis y la «tirria» no pasa de un chalequeo.
Tú acelerabas y las voces de alegría superaban a tus detractores y las criticas se desviaron de tu persona a las carencias del país, cosa que, seguramente si vivieras aquí, podrías comprender.
Te conmoverías si vieras cuantas veces al día aparece alguien buscando una medicina para la tiroides o para el cáncer. No creo que sea fácil, desde Italia y con la vida entregada a la competencia que has tenido, ponerte en los zapatos de un padre que espera impaciente a su hijo la noche de un viernes o a cualquier hora, porque a cada rato sabemos de alguien cercano que no regresó, víctima del hampa.
Imagínate una escuela primaria que debe cerrar porque los baños están sucios, porque no hay agua. Lo difícil que podría ser para cualquier jovencito, seguir tus pasos, sin pistas ni recursos para iniciarse en el mundo de la velocidad.
Por esas cosas muchos no están de acuerdo con el patrocinio de PDVSA y no se les puede negar razón a sus argumentos, aunque me cuento entre quienes creemos que los venezolanos podríamos tener una mejor calidad de vida y a un piloto de tu calidad en la F1 si los fondos públicos estuvieran administrados sin desvíos ni corruptelas.
Debes estar de acuerdo con que los deportistas que necesiten patrocinio deberían ser atendidos sin distingos de posturas políticas.
Muchos prefirieron olvidar tu imagen en Los Próceres, exhibiendo el monoplaza de Williams, gritando «Patria, socialismo o muerte…» , dejar a un lado las diferencias políticas y decidieron acompañarte, se alegraron contigo, se alegraron por ti, se sintieron orgullosos de tu inmenso logro y celebraron con orgullo venezolano.
Esperábamos que las figuras del gobierno se apropiarían de tu victoria, no era de extrañarse que así sucediera, que aun tratándose de un logro deportivo, la división se acentuara.
El carro lo ibas manejando tú, la licencia para correr te la ganaste con talento y disciplina.
Después supimos que no conversaste con César Miguel Rondón, quien te ha entrevistado desde que la F-1 era apenas un sueño, posiblemente por esas interferencias de estos tiempos, que caprichosamente se antojan de no dejar hablar…
Y una pena que a Andreína Gandica no haya podido estar en la video conferencia, porque trabaja para Globovisión.
Yo creo que hiciste una gran cosa, unir por un rato a la mayoría de los venezolanos sin distingos políticos es una proeza que solo pueden hacer nuestros músicos de las orquestas, Gustavo Dudamel, la Vinotinto, los peloteros y tú, que nos diste ese privilegio de escuchar nuestro himno nacional en España.
Seguiremos ligando que te vaya bien en cada carrera, olvidaremos que la política nos divide, ojalá lo olvides tu también, llevas la bandera de todos los venezolanos.
