Es una pena por Mari Montes - Runrun
Sendai Zea Dic 06, 2011 | Actualizado hace 12 años

Es indiscutible que si la LVBP, con el argumento de que Ambiorix  Burgos recibió permiso de la Liga Dominicana, decidió autorizar su inclusión en el roster de los Tigres de Aragua, eso quedará así.

Según se ha explicado, el equipo Tigres de Aragua presentó la autorización firmada por el vice-presidente de la Liga de beisbol de República Dominicana y eso es suficiente.

Hay opiniones, los defensores de la posición de los Tigres insisten en que  es inobjetable que el lanzador participe en nuestra Liga, porque todo está en regla, mientras que alguien tan calificado como Arturo Marcano, abogado con postgrado en la Universidad de Indiana y Universidad de Massachusetts-Amherst, especializado en gerencia deportiva y articulista de ESPN, explica que: “Los Tigres de Aragua solicitaron el permiso de Burgos y Lidom se lo dio, claro que hubo momentos de confusión en ese sentido. La LVBP indicó que esa autorización es suficiente y permitió la incorporación de Burgos en el roster. El problema es que todos esos pasos están viciados de nulidad absoluta.

La vía que han debido tomar tanto los Tigres, Lidom y la LVBP es levantar la sanción de Burgos y luego otorgar el permiso. Al no hacerlo de esa manera lo que tenemos es un jugador que sigue suspendido en Lidom participando en la LVBP y eso es una violación directa y abierta de lo que dice el Acuerdo Invernal.” Dice el reconocido abogado.

Marcano no entra en otras consideraciones más allá de lo que manda el acuerdo suscrito, le preocupa “que las ligas del Caribe terminen violando el mismo documento que luego alegan no es acatado por las Grandes Ligas. En fin, el Acuerdo Invernal es un grupo de palabras que nadie respeta”.

Sin embargo expresa: » No quiero hacer juicios morales sobre si Burgos debería jugar en Venezuela o no por los casos de violencia domestica y de género, pero si me presionan diría que es un precedente terrible”.

Es así, hay precisar que Burgos está suspendido por acusaciones muy graves, como violencia de genero e intento de envenenar a su esposa. No fue que cometió “un error” como se dijo infelizmente, no fue que se comió una luz, le cayó a golpes a su novia y la envió al hospital y eso hay que subrayarlo, no minimizarlo, no decirlo en voz bajita como si no importara.

Si va a jugar aquí porque tiene permiso y eso es legal y ajustado al Acuerdo Invernal, bueno que juegue, tiene derecho, pero también quienes pensamos que los individuos que golpean mujeres son cobardes, tenemos derecho a despreciarlo y señalar que es una vergüenza ver jugando a hombre de esa calaña en nuestra liga.

La violencia de genero es una plaga que acaba con la vida de decenas de mujeres todos los días  y es preocupante que  no se le de la dimensión que tiene.

Para qué equipo juega no importa, ese no es el tema y es muy fácil y simplón reducir la discusión a un asunto de fanatismo porque no se trata de eso, se trata de que nos guste o no, es un terrible ejemplo y un pésimo precedente para nuestro béisbol.

Así como nos enorgullecemos de Luís Aparicio, Alfonso Carrasquel o Andrés Galarraga; así como nos enorgullecemos porque Gregg Maddux jugó con las Águilas del Zulia,  Roy Halladay con los Cardenales o Rod Carew  con los Tigres, es una pena que este señor Burgos suba al montículo de un estadio de la LVBP.

Mari Montes