Faltaba sólo un out para sumar la victoria 11 de Freddy García.

Parecía que era cosa de un envío o dos para terminar de soldar la victoria que dejó dispuesta el derecho venezolano.

Pero como el beisbol es también física, Bobby Jenks envió la bola a la altura del cinturón de Ray Raburn y este la impactó con fuerza, ¿resultado? el juego se empató porque había dos hombres en base y esa era la distancia, 3 anotaciones.

El beisbol es así, claro, eso lo sabemos.

“El juego no termina hasta que termina” dijo en 1969 Yoggie Berra y hay centenares de ejemplos para corroborar la perogrullérica frase.

Sin embargo la frustración de perder faltando un out es inconsolable.

El nudo en la garganta de hoy fue porque  Freddy García tuvo una salida de calidad que merecía ser resguardada por Bobby Jenks y no fue así. La diferencia lucía “cómoda” como para que el juego terminara en el noveno.

El lanzador mirandino joseó, como siempre y lo ayudó una buena defensa. Particularmente Juan Pierre, Omar Vizquel y Alexei Ramírez destacaron en un tarde en la que Miguel Cabrera recibió 3 bases por bola y además le dio un sencillo a Freddy García, abriendo el juego, pero de ahí no pudo hacer más daño aunque lo intentó con un swing que si engancha la bola la deposita en el lago de Michigan.

Cedió 4 bases por bola, ponchó a igual número de bateadores y la carrera fue un jonrón, pero enseguida respondió Chicago con cuadrangular de 2 rayitas de Kotsay que pensamos algunos serían las del “seguro”.

Tan fácil que uno lo plantea cuando faltan 3 outs ¿verdad?  El cerrador Bobby Jenks viene fresquito, tira strikes, saca el inning y salva el juego. Listo.

Pero el beisbol es como es,  por eso le gusta tanto a Stephen King, quien encima es de los Medias Rojas de Boston.

Así que en ese noveno capítulo vino la tragedia en el bate de Ray Raburn  con dos en las bases y el juego se empató en un solo golpe.

¡Ahhhhg! ¡Faltaba un out! –piensa uno y no termina de tragar mientras los hombres pisan el plato y nuestros sentimientos.

Si, tiene razón el “Kid” –pensé recordando el titular de Líder aquel que causó tanta polémica- pero reconozco que si bien no usé la misma palabra, Jenks se convirtió lo menos en un villano.

Había sido un juego refrescante, de esas tardes en las que algunos agradecemos “tener” que quedarse en la casa a ver beisbol, Vizquel hizo dos jugadas destacables, se robó segunda y se embasó con toque.

Iba redondito el juego, pero los guionistas del beisbol si algo tienen es que no todo el tiempo son sentimentales y así se arruinó el buen trabajo del nuestro. Y como en esta campaña los lanzadores venezolanos no las han tenido todas con ellos (Armando Galarraga, Félix Hernández, Johán Santana por citar tres), entonces da rabia, así de infantil.

Otra vino Kotsay en el inning 11 y conectó triple que barrió las bases y entraron dos, que esta vez si fueron ventaja para Oswaldo Guillén y equipo. La alegría no es tanta.