La final que muchos esperábamos no será.

Roger Federer no pudo otra vez con el checo Tomas Berdych, su verdugo también en  los octavos del último Masters 1.000 de Miami.

El suizo, aunque no había expresado nada de malestares físicos, dijo al terminar el duelo que: “Tenía molestias en la espalda y en la pierna, y así era difícil concentrarme en el juego. He intentado jugar más rápido y no me salió»

Acostumbrado a ganar, Federer se mostró evidentemente disgustado con lo que le pasó en el juego, dijo que se irá de vacaciones, que no verá la final el domingo y que quiere desconectarse estos dias del tenis.

El lunes habrá descendido un puesto en el ranking y será el número 3 del mundo.

Lo dicho por Federer fue consultado con el checo. Muy desagradado con lo que consideró una excusa de su rival, Berdych dijo que el Roger Federer que tuvo enfrente estaba al 100 por ciento.

Tomás Berdych fue superior, apeló a su contundente primer servicio para dominar los puntos.

El marcador quedó así 6-4, 3-6, 6-1 y 6-4, después de 2 horas y 35 minutos en la cancha central de All England Club.

Berdych se enfrentará con el serbio Novak Djokovic, quien lo ha derrotado en las dos ocasiones que se han visto.

Nadal si ganó su compromiso.

El sueco Robin Soderling comenzó desafiante con pizarra de 5-0. Con su potente servicio y golpes fuertes ganó el primer set, pero el español no se entregó y se sobre puso, combinando saque con drive, habilidades que acostumbra a explotar para dominar a sus contrarios.

El escandinavo disputó los puntos con agresividad, pero no  le bastó.

El marcador de la cancha número uno fue este: 3-6, 6-3, 7-6 y 6-1, después de dos horas y 43 minutos.

Nadal enfrentará al escocés Andy Murray, quien derrotó al francés Jo-Wilfred Tsonga con marcador global de 6-7(5), 7-6(5), 6-2 y 6-2 tras dos horas y cuarenta y ocho minutos de juego.

Así que las seminales serán Tomás Berdych contra Novak Djokovic y Rafael Nadal contra el escocés Andy Murray, favorito del público de All England Club, que mantiene las esperanzas de ver a un británico alzar la copa.