GRATEROLACHADAS - Runrun
Redacción Runrun.es Jun 16, 2010 | Actualizado hace 14 años

Con el juego entre Honduras y Chile escribo estas líneas. Las Vuvuzelas de fondo, son dias de fútbol.

Sin embargo estas líneas nos son para hablar del Mundial, ni de la decepción que tienen muchos con la ausencia de “Jogo bonito” de la “canarinha” y tampoco para celebrar que anoche ganaron Johán Santana y Freddy García o que Maglio regresara repartiendo leña.

Escribo para contarles una historia magnífica, como fue la vida de Manuel Graterol Santander, nuestro amado Graterolacho.

Ayer (martes) en la mañana, Lourdes, la esposa Manuel, se dispuso a arreglar el estudio. Manuel tenía papelitos con sus ocurrencias por todos lados, libros, diarios, revistas…

El escritorio de Manuel tiene una docena de gavetas.

Lourdes ordenó lo que estaba en desorden por encima y abrió la primera gaveta. Ahí estaba un recorte, de un periódico muy viejo de uno de los poemas más bellos escritos por Aquiles Nazoa.

EL poema publicado quién sabe cuando, es “Amor cuando yo muera”, que comparto a continuación:

AMOR, CUANDO YO MUERA…

Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda,

ni llores sacudiéndote como quien estornuda,

ni sufras «pataletas» que al vecindario alarmen,

ni para prevenirlas compres gotas del Carmen.

No te sientes al lado de mi cajón mortuorio

usando a tus cuñadas como reclinatorio;

y cuando alguien, amada, se acerque a darte el pésame,

no te le abras de brazos en actitud de ¡bésame!

Hazte, amada, la sorda cuando algún güelefrito

dictamine, observándome, que he quedado igualito.

Y hazte la que no oye ni comprende ni mira

cuando alguno comente que parece mentira.

Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda:

Yo quiero ser un muerto como los de Neruda;

y por lo tanto, amada, no te enlutes ni llores:

¡Eso es para los muertos estilo Julio Flores!

No se te ocurra, amada, formar la gran «llorona»

cada vez que te anuncien que llegó una corona;

pero tampoco vayas a salir de indiscreta

a curiosear el nombre que tiene la tarjeta.

No grites, amada, que te lleve conmigo

y que sin mí te quedas como en «Tomo y obligo»,

ni vayas a ponerte, con la voz desgarrada,

a divulgar detalles de mi vida privada.

Amor, cuando yo muera no hagas lo que hacen todas;

no copies sus estilos, no repitas sus modas:

Que aunque en nieblas de olvido quede mi nombre extinto,

¡sepa al menos el mundo que fui un muerto distinto!

Al salir de la misa, nos fuimos a casa de los Graterol.

Estábamos, además de Lourdes,  Lilian su “pequeña” hija,  Rafael su yerno querido, Victoracho su muchachote, María Teresa Chacín y Simón, Flora Aranguren con su hija Gabriela Vergara y sus bellas gemelas, gente muy apreciada por Manuel, sus vecinos de toda la vida, Daniel mi esposo, Laureano Márquez, hijo de risa y yo.

Lourdes nos contó la historia y pidió a Laureano que leyera los versos de Aquiles…entonces la “Lulú” lo interrumpía, riéndose, diciendo cosas como:”Eso lo hice” y “eso lo dijo alguien”…

Llegamos a la única conclusión posible, Manuel sigue echando vaina, enviando mensajes de amor y pidiéndonos que aplaquemos la tristeza con su recuerdo feliz.

Y colorín colorado…seguiremos informando de las graterolachadas…