¡He escrito tanto de Omar Vizquel!

Muchas crónicas para destacar su constancia, disciplina y pasión por el juego.

He comentado que tiene el mejor porcentaje de fildeo de toda la historia, que su elegancia ha sido resaltada hasta en una foto que se exhibió mucho tiempo en la galería del Museo del beisbol y Salón de la Fama de Cooprestown llamada: “Vizquel’s Ballet”.

He sacado la cuenta de sus doble plays, de  las temporadas que acumula, de cómo su nombre se encuentra a cada rato con el de Luke Apling (otro longevo campo corto), habitante del Salón de la Fama.

Incluso he ido más allá de sus habilidades como pelotero y además de resaltar su forma física he dicho hasta que esta bueno.

Lo conozco desde bachillerato (también lo he contado), desde las aulas del “Francisco Espejo”, aunque debería decir más bien que desde la cancha de basket.

Era magallanero hasta que lo firmó el Caracas y de ahí para acá su historia es conocida.

Recuerdo cuando empezó a estudiar inglés en el CVA, porque siempre tuvo en mente ser un Grande Liga, aunque algunos le decían que era pequeño, que tenía excelentes manos, pero que su bate no lo ayudaría.

Creo que eso lo picaba. Muy atrás quedó la leyenda de que era un “bate de cambur”.

Siempre trabajó para ser un pelotero integral y si bien su bate no es el más temido, tampoco es desestimable…anoche fue una buena muestra, despachó 3 inatrapables y dejó atrás a Lou Gehrig en la lista de los hombres que más hits han conectado en la historia.

Con sus 2723 se ubicó en el puesto 55 de todos los tiempos.

¿Quién lo diría verdad?

Ahora está a un hit de empatar a Roberto Alomar, compañero de muchos dobles plays de feria.

Queda mucho más de la mitad de esta temporada, el dice que sus piernas están bien y ahí sigue, fajado, así que seguirá ubicándose mejor …para que nadie discuta su derecho de acompañar a Gehrig, Aparicio y Alomar, en las paredes de los inmortales de Cooperstown.