El reto de llegar a las Grandes Ligas: Tiempo de soñar y trabajar - Runrun

Establecerse en las Grandes Ligas es algo muy complicado.

La verdad de ese sueño que en muchos casos comienza en la categoría “Semillita” cuando los muchachitos no saben ni amarrarse las trenzas de los zapatos, en la mayoría de los casos no tiene un final feliz, al menos no en beisbol.

No es por pincharle los globos de la ilusión a quienes leen esto y piensan que tienen en su casa a un posible Grandeliga que entre otras cosas garantizará bonanza económica por generaciones, sino por ubicar a los lectores que desconocen cuan empinada es la cuesta que conduce a los equipos de la Mayores.

Una buena imagen para darle dimensión a esa dificultad puede verse en estos días en los campos de entrenamiento que ya abrieron sus puertas en Arizona y Florida. Centenares de hombres, los consagrados que trabajan para poner sus cuerpos en condiciones para la alta competencia que comienza el 31 de marzo y el resto, el que pelea por quedarse en el limitado roster de 25 jugadores, eso que algunos definen como “hacer el equipo”.

En los campos de entrenamiento vemos a los jugadores que terminarán distribuidos en los equipos de Liga Menor para seguir su desarrollo y a los “invitados”, una condición nada sencilla, aunque suene bonito.

Los “invitados” no están en los planes del gran equipo, pero son jugadores que podrían ser atractivos para quedarse en la organización, no necesariamente en las Grandes Ligas, aunque se han visto casos, pero que de no tener nada garantizado antes de la primavera, pueden quedarse en alguna de las sucursales, de acuerdo a lo que exhiba y las necesidades del club.

También hay invitados con contrato de liga menor.

Aún para mi es inolvidable la primavera de 1999, cuando Melvin Mora fue invitado por los Mets de Nueva York al campo de Port Saint Lucie, Florida.

Podríamos decir que Melvin se había hecho invitar por el coach “Cookie” Rojas, quien había venido a observar el cambio de posición de Edgardo Alfonso y ante quien Mora se lució en una práctica.

Según Rojas, Melvin “hizo de todo” para impresionarlo y lo consiguió, el técnico cubano le pidió a los Mets que lo invitaran a la primavera.

A mediados de marzo el jugador había demostrado que tenía cómo quedarse en las Mayores. Había bateado sobre .300 y a la defensa exhibió su versatilidad, demostró lo que era capaz  de hacer y aunque no “hizo el equipo” para abril, el 30 de mayo de ese año 1999 hizo el grado de Grandeliga y luego de doce años, primero con los Mets, luego con los Orioles de Baltimore, los Rockies de Colorado y ahora los Diamondbacks, Melvin Mora sigue fajado una primavera.

La de Melvin Mora es una historia con final feliz, pero son muchas, demasiadas, las que dan cuenta de muchachos frustrados que por diversas razones no pudieron cumplir el sueño.

Siempre se dice que estos son días de sueños y es verdad, pero también son días de materializar con batazos, buenos fildeos y strikes, que se puede jugar al más alto nivel, el que no pueda hacerlo se quedará en el camino o fuera del camino.

Beatriz Infante  escribe desde Barcelona, estado Anzoátegui. Es una orgullosa fanática de los campeones Caribes y quiere saber si el valioso Alexi Amarista puede llegar a las Mayores en esta primavera.

La respuesta es sí, todos los que llegan pueden hacerlo, hablé de Melvin Mora porque Amarista en cierta forma me lo recuerda, ambos juegan con pasión, entrega, riesgo, son joseadores y valientes e igual que Mora en aquella primavera, Alexi tampoco tiene garantizado el grado inmediato con Anaheim.

La temporada pasada comenzó en Clase A y terminó en triple A, bateando en total para .309 con 43 extrabases, 68 empujadas, 77  y 27 bases robadas anotadas en 135 juegos. En Salt Lake (AAA) bateó .400 en 65 turnos.

No la tiene fácil, la pelea por quedarse en el roster inaugural es fuerte, el infield de los Angelinos está completo, pero dependerá de su desempeño y claro, lo que hagan los otros.

En el beisbol hay una máxima que se cumple a rajatabla: “Todo el que batea juega”.

Su defensa, como sabemos, es también sobresaliente.

Algunos dicen que no está mejor considerado como prospecto por su “tamaño”, pero ese es un cuento que podría conversar con don Luís Aparicio y Omar Vizquel para que se ría mientras sigue trabajando por llegar y establecerse.