¿Dónde están? - Runrun
Redacción Runrun.es Nov 08, 2010 | Actualizado hace 13 años

Es una pregunta que mucha gente se hace. No es el típico comentario cínico que algunos deslizan sólo con la intención de criticar a la clase política. Es una legítima duda que millones de personas pudieran estar albergando producto de lo que están viendo y también de lo que no están viendo. Al ver el avance con que el chavismo arremete en estos días, la interrogante lógica es ésa y no otra: ¿qué están haciendo los parlamentarios electos de oposición?, ¿qué acciones están desarrollando en este momento?, ¿Cuál es su plan de trabajo? En una sola frase: ¿dónde están?

Lo anterior no se produce por un desconocimiento de estas figuras. No. Muchos de los diputados electos el pasado mes de septiembre son bien conocidos por la opinión pública. Más aún, todos o casi todos los días salen en los espacios noticiosos ofreciendo declaraciones. Entre ellos hay nombres muy destacados como Enrique Mendoza, María Corina Machado, Julio Borges, Eduardo Gómez Sigala, Andrés Velásquez, Alfredo Ramos, Alfonso  Marquina o William Ojeda, sólo por mencionar a algunos. Muchos de ellos brindan entrevistas con alguna regularidad y a ratos se le puede observar a uno de ellos ofreciendo declaraciones junto a los ganaderos, o quizás a algún otro se le nota que esté haciendo comentarios sobre la amenaza de la ola expropiatoria, pero en términos generales pudiera estarse gestando la percepción de que hay una ausencia generalizada. En otras palabras: no se percibe capacidad de reacción. Otro elemento muy importante es que quizás estos parlamentarios parecieran no estar trabajando juntos: no se percibe un frente común. Más allá de lo que esté ocurriendo, en política muchas veces –y casi siempre la mayoría– la percepción cuenta tanto como la realidad.

Aunque sé que la Mesa de la Unidad está adelantando un trabajo para organizar a los parlamentarios y sistematizando propuestas, mensajes e ideas, es necesario actuar rápido. No puede esperarse hasta el próximo 5 de enero para “ensamblar” a la oposición. Necesario es un conjunto de acciones rápidas, contundentes y eficaces que señalen un camino claro para las millones de voluntades que no acompañan al actual gobierno y que necesitan precisamente de eso: una dirección. Sugiero humildemente tres escenarios en los que se puede actuar de manera bastante rápida… al menos para comunicar el mensaje: “Acá estamos”.

Tres escenarios para actuar

La primera y más importante acción es la Presentación de las Propuestas. Aunque habrá tiempo en enero para presentar los Proyectos de Ley ya en su versión final, es perentorio que se hagan públicos los contenidos que llevará la Oposición al próximo Parlamento. Indiferentemente de con cuántos legisladores cuenta la bancada opositora, hay que hacerlo. ¿Cuál es la visión de estos 65 parlamentarios sobre lo que debe legislarse? Un gran acto nacional de presentación de esta agenda, temas y propuestas debería ser el inicio para desplegar a estos legisladores por toda la geografía para hacer llegar estas ideas, esta vez en actos regionales que tengan luego un cronograma de visitas y asambleas para seguir divulgando los contenidos. Por supuesto, debería establecerse una plataforma de comunicaciones conjunta para difundir estas propuestas de manera masiva y una mecánica para que los ciudadanos puedan integrarse y participar, haciéndose multiplicadores de la información y paralelamente, para así garantizar la activación de nuevos portavoces de la agenda legislativa alternativa.

La segunda iniciativa podría ser la instalación de algo que podría denominarse como un “Órgano Central de Contraloría Parlamentaria”, ente integrado por todos los parlamentarios y que fungiría como otra plataforma en la que se concentrarían todas las denuncias de corrupción que pesan sobre este gobierno, pero con un añadido muy importante: en esta ocasión habría un tratamiento más profundo y un seguimiento milimétrico de su desarrollo. Obviamente el nombre no pasa de ser una simple propuesta que presento como un ciudadano común, lo que sí considero estratégico es que la profunda red de corrupción que representa este gobierno debe ser dimensionada y comunicada masivamente a todos los ciudadanos. Todos deberíamos conocer cómo y cuándo se han dilapidado millones y millones de dólares para el enriquecimiento de unos pocos. La sistematización de toda esa información, sólo la pueden adelantar quienes gozan de inmunidad parlamentaria. Este segundo frente sería un complemente al primero, que sigue siendo el más importante: el de la propuesta. La denuncia jamás debe tener más presencia que las ideas que se tienen para cambiar al país.

Una tercera acción es la convocatoria a un conjunto de manifestaciones pacíficas, de gran contenido simbólico, que bien pudieran conducirse de manera simultánea en diversas partes de nuestra geografía para rechazar todas las políticas que están perjudicando al país. Ya he dicho que el frente laboral en este momento, es quizás el inicio propicio. La organización regional de estas manifestaciones debería ser encabezada por cada uno de los diputados que pertenecen a los diferentes estados. Ello garantizaría al menos en el papel, un esquema conjunto de desarrollo de estas movilizaciones que deben contar con un contenido y un propósito común.

Unidad… Unidad… Unidad…

Para todas las propuestas anteriores hace falta un elemento común, que es muy importante: es imperativo un centro de dirección común que dicte las políticas que la oposición debe adelantar. Es difícil, pero hay que institucionalizarlo. La Mesa de la Unidad necesita evolucionar hacia un estadio superior que sea capaz de integrar estas necesidades. No se trata de un comando de campaña, se trata de una instancia en la que participen todos los factores para que la tan ansiada Unidad se operacionalice. No es suficiente estar juntos, es obligatorio actuar y caminar uno al lado del otro, con un propósito y un lenguaje común. De otro modo si este esquema de organización no pudiese estructurarse y las organizaciones y actores políticos juegan cada cual su agenda política, se corre el terrible riesgo de que todo esto termine en un torneo retórico de “quién es más unitario” y con una realidad llena de acciones no coordinadas y disímiles que provocarían la fragmentación y probablemente la frustración de buena parte de la opinión pública.

El pasado 26 de septiembre no sólo se escogieron diputados. Se escogió –para bien o para mal– a un elenco de hombres y mujeres que deben asumir conscientemente que hoy les toca estar en primera fila a la hora de conducir estos difíciles meses que vendrán en nuestro país. No es un momento para que la gente se pregunte “¿Dónde están?”, sino para que con claridad y con orgullo millones digan: “Ahí están”.

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