Pariendo la narcomuna

La propuesta de Orden del Día para la Sesión Especial de la Asamblea Nacional (AN) de hoy, pautada para las 2 pm, tiene un Punto Unico:

Presentación por parte del ciudadano NICOLÁS MADURO MOROS, Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, del “Proyecto de Ley mediante el cual la Asamblea Nacional autoriza al Presidente de la República para dictar Decretos con Rango, Valor y Fuerza de Ley en las Materias que se Delegan”, de conformidad con lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Desde que el régimen castrochavista anunció la intención de autodotarse con una «Ley Habilitante» hasta hoy, han transcurrido varios meses en los cuales se ha evidenciado que esa herramienta «para combatir la corrupción» es inalcanzable sin recurrir, precisamente, a gestos de corrupción supremos.

Ya se verá si Maduro levanta hoy mismo el trofeo ayudado por la corrupta compra de un «diputado 99» o, en la confianza de que instancias corrompidas como la Fiscalía General de la República (FGR), Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y la propia Asamblea Nacional (AN), el régimen se permite abrir un breve período de discusión pública mientras se formalizan las tropelías para conseguir el voto que les falta.

Conseguido hoy o dentro de unos días el «diputado 99», poner al país a marearse en discusiones sobre la «Ley Habilitante» es muy conveniente para el régimen castrochavista, cuando hoy mismo –a más tardar mañana- el Banco Central de Venezuela (BCV) debe estar liberando data fresca sobre el comportamiento delIndice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), confirmatorio del fracaso económico del régimen.

Es cierto que el régimen castrochavista necesita una corrompida «Ley Habilitante» para ocultar las inocultables protuberancias de un narcogobierno.

También es cierto que la necesita para terminar de controlar y, eventualmente, de apropiarse lo que queda del aparato económico privado venezolano; los escasos logros posibles de éste apabullan los exitosos fracasos de la «producción socialista».

Las pretensiones de la «Ley Habilitante» son infinitas, sin excluir la de pegar un carpetazo a las elecciones municipales del 8 de Diciembre, en las cuales, según lo saben bien los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz y, por supuesto, el títere Nicolás Maduro.

La «habilitación» tiene cara de comunas y retaguardia de narco. La «revolución» está pariendo la narcomuna.

PUDREVAL DOS y «Habilitante» 

 Dos noticias afloran hoy, entre otras, que revelan las miserias y contradicciones del régimen castrochavista en cuanto a su «lucha contra la corrupción» y el papel títere de las instituciones venezolanas, comenzando por aquellas que tienen reservado en inicio de la acción pública.

            Noticia Uno. Un títere a cargo de la Fiscalía General de la República (FGR)llamado Luisa Ortega Díaz, acudió al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para solicitar antejuicio de mérito a la diputada María Aranguren.

            Noticia Dos. Se conoce que buena parte de unos 800 containers «olvidados» en patios de puertos venezolanos, los mismísimos espacios coloniales del imperio cubano, contienen alimentos importados en mal estado o a punto de entrar en esta condición.

Lo singular es que, a su regreso de vacaciones por Europa, a la señora fiscala le faltó tiempo para ocuparse del «caso Aranguren», en el cual un cargo por supuesta corrupción administrativa concluiría en un desafuero parlamentario que  (¡oh!,dura Lex, sed Lex) calza como anillo al dedo con el empeño de Nicolás Maduro Moros por reeditar una Ley Habilitante que es, en sí misma, la corrupción en carne viva. Se precisa neutralizar a como dé lugar a la diputada Aranguren, funcionaria sin mácula hasta que (causalidad por casualidad) el régimen se convenció de que le falló el expedito proceso de compra de conciencias, tan exitosamente logrado con los asambleístas Ricardo Sánchez y William Ojeda.

Lo singular es, también, que desde antes de iniciar la señora fiscala su viaje europeo y mientras su desarrollo, en su despacho se conocía ya sobradamente el caso de los containers «olvidados» y el esfuerzo que se había iniciado desde el gobierno para que PUDREVAL DOS no le estallase en la cara. Trabajo inútil el de la señora fiscala; la malévola prensa independiente se adelantó a todo.

El caso PUDREVAL DOS que hoy salta en los medios de comunicación que todavía pueden u osan decirlo, ya era bien conocido dentro del «gobierno» y de la parte más títere del llamado «sistema de administración de justicia».

Por esa razón y no otra es que, a su regreso de vacaciones, la señora fiscala se apura tanto con el «caso Aranguren», mientras levanta parapetos para bloquear es caso PUDREVAL DOS.

Por esa razón, porque PUDREVAL DOS es susceptible de impactar en forma especial por la proximidad de las elecciones municipales el 8-D, la opinión pública venezolana debe prepararse a cualquier tipo de «trapo rojo». El régimen castrochavista sabe que, por grandes que sean los trapos, los enormes cachos de la corrupción les hacen ver como pañuelos ridículos. Por eso, en adelante no habrá uno, sino muchos «trapos rojos»; es decir, muchos pañuelos, uno más desesperado y ridículo que el otro.

Como quiera, en este momento, está en manos del TSJ decidir, en medio de tantos hedores de podredumbre, si pretende disimularlos versallescamente, poniendo perfume para disimular el excremento; es decir, dejando que ruede un proceso amañado que desembocaría en una ley habilitante, con la triste evidencia de que la otra anterior, a clonar, asentó al castrochavismo como el régimen más corrupto y corruptor de la historia colonial y republicana de Venezuela. 

Cadena de interrogantes 

Nicolás Maduro está de regreso en Venezuela, donde llegó en horas de la madrugada poniendo fin a un periplo acortado en ocho días por fuerza de «las circunstancias».

 “Aquí voy recibiendo informes de Jorge Arreaza y tomando decisiones para dinamizar la economía y seguir estabilizando, para beneficio del país”, dice uno de sus tuits.

Fuente: LoDeHoy.com