Castigo por reflejar la dura realidad por Miguel Rivadeneira Vallejo - Runrun

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Hace poco conocí en la Mitad del Mundo a varios turistas venezolanos que no se identificaron como gobiernistas ni opositores, pero sí cansados y preocupados por la crisis interna que vive su país. Sus testimonios se sustentan en los hechos y los resultados que se conocen periódicamente.

Lo ocurrido los últimos años durante la «revolución bolivariana» se evidencia pese a contar con miles y miles de millones de dólares por concepto de la exportación diaria de petróleo. Sin embargo, este recurso no renovable no ha podido solucionar durante décadas sus problemas sociales y económicos internos. Al contrario, le ha anclado en la crisis y no le ha permitido desarrollarse en otros campos.

La persistente escasez de alimentos y hasta de papel higiénico y los malos servicios públicos que se reflejan en los periódicos apagones y falta de energía eléctrica sufren los venezolanos sin que sus autoridades hayan podido solucionarlos. Se dedicaron a gastar los ingentes ingresos provenientes del crudo, a hablar tanto para tratar de justificar las cosas y encontrar a los presuntos responsables. La acusación a la oposición es el recurso más manido del oficialismo.

Con propaganda tienen convencida a una parte de la población, que aplaude y sigue obediente el discurso oficial aunque los problemas se agudicen. ¿Cómo entender que uno de los grandes países productores de petróleo del mundo no haya podido solucionar problemas fundamentales como la entrega de electricidad? A estos graves problemas quizás hay otro mucho más complejo que les aterra: la inseguridad ciudadana. Venezuela tiene hoy a cinco de sus ciudades como las más violentas del mundo, según el informe del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública de México. El estudio revela la lista de las cincuenta ciudades más peligrosas del planeta y se basa en el número de homicidios dolosos ocurridos durante el 2012, para lo cual calcula la tasa en base a la población de cada ciudad.

Entre las cincuenta, Caracas se ubica tercera con 3 862 homicidios al año, luego de San Pedro de Sula, Honduras, y Acapulco, México. Barquisimeto, novena, con 804 homicidios. Ciudad Guayana, vigésima, con 578 homicidios. Valencia, con 977 homicidios y Maracaibo, trigésimo novena, con 784 homicidios.

Lo curioso es que estos hechos han conducido a instaurar procesos contra aquellos que difunden la información. Globovisión ha sido procesada por el Gobierno venezolano, que ha dispuesto «castigar» a los medios de comunicación que reflejen esta realidad. Así se desencadenan las crisis que en lugar de establecer las causas y arreglar los problemas buscan chivos expiatorio y pretenden sancionar a los mensajeros en lugar de procesar los mensajes. Por ello la organización Reporteros Sin Fronteras, con sede en París, pregunta si solo hay que difundir las cadenas oficiales.

Fuente: El Comercio