La Incertidumbre por María Elena Arcia Paschen @malarcia - Runrun

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Gran parte de la crisis que vivimos los venezolanos en la actualidad viene dada por los elevados niveles de incertidumbre que padecemos a nivel personal, profesional, laboral y empresarial que nos colocan en una situación que sin duda genera mucha desmotivación y la cual a su vez, cerrando el ciclo de un círculo vicioso, es fuente segura de fracasos.

La destrucción sistemática del aparato productivo consecuencia directa de la implementación de equivocadas ideologías ya probadas suicidas en otras latitudes, aunada a la descomposición de las instituciones y los valores democráticos, nos está llevando a eso que los expertos en fenómenos meteorológicos llaman la “tormenta perfecta”.

Obviamente no es necesario ser una sabio para anticipar la ansiedad que dicho escenario produce y que se traduce en paralización de actividades, postergación de decisiones, que quizás viéndolo desde del punto de vista del instinto de conservación, sería una acción acertada para enfrentar ese futuro incierto y poco prometedor. Seguramente hemos escuchado en nuestro entorno muchas de estas frases de las cuales es probable que nos hallamos hecho eco: “no es buen momento”, “mejor no intentarlo”. Pero debemos recordar que las tormentas pasan…..

Intentando buscar explicaciones a la existencia de la adversidad que origina en parte la incertidumbre actual, leí recientemente extractos de estudios de John Dewey, filósofo pragmático y pedagogo norteamericano y me topé con la siguiente afirmación: “La función intelectual de las dificultades es la de conducir a hombres y mujeres a pensar”, y si pensamos para obrar, debemos entonces llegar a resolver la situación problemática que originó el pensamiento.

En este contexto y viendo muy de cerca como la incertidumbre y adversidad nos toca en todas las áreas de la vida y quizás en mayor medida en nuestros valiosos jóvenes es necesario que les transmitamos que la actitud frente a la adversidad es reinventarse, invertir para progresar, mejorar la capacitación y desarrollar nuestros talentos naturales con actitud constructiva y optimista hacia el futuro.

Las circunstancias no nos deben determinar; por el contrario debemos enfrentarlas y actuar siguiendo nuestras pasiones y valores aprendidos.

Tener coraje para atreverse a soltar la incertidumbre no es una tarea fácil pero si muy retadora si queremos contribuir a construir un país más amplio del que hemos tenido y para ello hay aptitudes, si no hábitos fundamentales que demuestran una gran inteligencia emocional, talento imprescindible para triunfar, que debemos rescatar:  tolerancia, reflexión, apertura, saber escuchar y reservar los juicios.

El país que estamos construyendo generará una incesante multitud de nuevas demandas de toda naturaleza y requerirá de ciudadanos motivados, capacitados y comprometidos que participen en ese proceso ya iniciado y cuyas fases más interesantes, cautivadoras y retadoras están por llegar, de eso no tengan la menor duda.

No debe haber espacio para la desesperanza, para la evocación de un pasado muy pregonado por nosotros los adultos y cuyo regreso no está planteado ni es deseado, para la desmotivación. Otros países en el pasado reciente han tenido experiencias similares y han logrado revertir los efectos de las políticas fracasadas y con ello han mejorado sustancialmente la calidad de vida de sus nuevas generaciones, teniendo éstas mejores y más variadas oportunidades de las que tuvieron sus padres y abuelos, gozando hoy en día de mejores condiciones económicas y sociales.

Esto es lo que ocurrirá en Venezuela y ustedes los jóvenes deben ser el  factor multiplicador de este mensaje cuyos resultados nos harán sonreír y sentirnos orgullosos de haber contribuido en esta bella tarea!