Los Votos construyen futuro por Gerardo Blyde - Runrun
Los Votos construyen futuro por Gerardo Blyde

 

Decía Abraham Lincoln que hay momentos en la vida de todo político, que lo mejor que puede hacer es no despegar los labios. A dos días de las sobrevenidas elecciones presidenciales en Venezuela, juzgue el lector, si ese gran estratega de Estados Unidos tenía razón.

Todos los aspirantes a cualquier presidencia deben conquistar votos con propuestas y mensajes que se anclen en el electorado, seducirlos, nunca es tarea fácil. Y en un país que lleva 14 años picado en dos y en una campaña tan corta como la que acabamos de vivir, la tarea fue prácticamente titánica.

Durante estos 10 días, los dos aspirantes a la silla de Miraflores lucieron muy diferentes, y mientras el candidato de la unidad opositora optó por la reflexión y lo racional, el oficialista se dejó llevar por la imitación y el imaginario seudo-religioso.

Uno crecido, luego de su primera campaña electoral del pasado 7 de octubre en la que conquistó más de seis millones y medio de votos, apareció siempre espontáneo, auténtico, sin medias tintas. Desde el anuncio de su candidatura, habló de lucha y compromiso, y lo demostró. No sólo dejó el pellejo, sino el alma en todos sus recorridos.

Lució asertivo en sus mensajes, responsabilizó a su contendor de los gravísimos desaciertos políticos y económicos que nos han llevado a la escasez, las dos devaluaciones, la violencia y la regaladera de recursos a otros países. Tanto que, una de sus críticas más duras a Maduro, ha sido culpar a la revolución que encarna de la pérdida de nuestra soberanía en favor de los cubanos, ahora incrustados, sin guardar siquiera las formas, en el aparato estatal venezolano.

Por otra parte, con mucha coherencia, habló de inclusión, de paz, de tolerancia, de propuestas, en fin, habló de futuro.

El otro, anclado en el pasado, siempre bajo la sombra de Chávez y con todo el ventajismo que le regaló el Tribunal Supremo de Justicia al imponerlo como presidente encargado, se enredó en contradicciones y, peor aún, entre pajaritos, maldiciones, conjuros y ataques. En sus concentraciones no sólo insultó, también cargó niños, hizo chistes, silbó u hasta intentó cantar. Más de lo mismo, su estrategia fue la de una especie de copy paste para imitar lo que no es imitable, porque para nadie es un secreto que el carisma y la agilidad verbal, como lo hemos dicho antes, no se heredan. Nicolás definitivamente no es Chávez, y si hay algo que queda claro en esta corta pero intensa exposición mediática es eso.

Ambos candidatos coincidieron en quizás un solo punto: la lucha por la seguridad, y es que en este país considerado el quinto más violento del mundo, el tema era más que obligado.

Pero mientras quien lleva el lastre de esa violencia -con sus 14 años en el poder- no terminó de convencer cuando insistía que será el presidente de la paz, el candidato de la Unidad pedía un voto de confianza asegurando que de ser electo presidente los venezolanos podremos volver a dormir tranquilos.

Más allá de la guerra de encuestas que pululan, como es usual, en los últimos días de la campaña, lo cierto es que, uno en caída libre, quizás por no seguir el consejo de Lincoln, y el otro en subida estrepitosa, este domingo lo que está en juego no es un aspirante que debió callar y otro que habló bien, este domingo no está en juego un candidato, malo o bueno. Este domingo 14 de abril, como dijo Henrique Capriles hace 10 días, no decidimos entre dos hombres, decidimos entre dos opciones de país, dos opciones de vida: «un presente estancado y un futuro de progreso».

Venezuela, votar es un derecho, pero también un deber ciudadano. Sólo con el voto se ejerce la democracia y se activa la libertad. Sólo con el voto se vence la trampa, sólo con el voto se desmonta el ventajismo, sólo con el voto se construye futuro. Vota, porque, aunque a muchos se les haya olvidado, Venezuela somos todos.

Hay que votar aún cuando nos hemos tenido que aguantar a un árbitro parcializado, que no sólo permitió todos los abusos que se cometieron desde el poder si no que también guardó silencio respecto a las más de cien denuncias que se realizaron sobre violaciones a las reglas. Hay que votar aun cuando desde la presidencia de ese ente se nos envíen mensajes para tratar de que no lo hagamos. Hay que votar aún cuando todos los poderes hayan decidido alejarse de la debida institucionalidad y actuar parcializados a favor de una de las opciones.

Tu voto se unirá a millones de votos más que decidirán por el futuro de todos, y todos construiremos una nueva patria de paz, unidad y entendimiento para el progreso, donde nos volvamos a mirar y a tratar como hermanos, aun cuando pensemos diferente. ¡Vota!

gblyde@gmail.com

@GerardoBlyde

Artículo publicado por el diario El Universal