Otro alerta sobre decisión de la CIJ que podría afectar nuestra Isla de Aves - Runrun
Otro alerta sobre decisión de la CIJ que podría afectar nuestra Isla de Aves

 

Ante el alerta que sobre la decisión de la Corte Internacional de Justicia referente a la disputa entre Nicaragua y Colombia por varios islotes y el mar territorial hiciera el diplomatico y negociador internacional venezolano Emilio Figueredo Planchart, por las implicaciones que pudiera tener en torno al islote de Las Aves, el mas alejado al norte del Mar Caribe,  el Abogado Oswaldo Páez Pumar quien fuera Viceministro de Relaciones Exteriores durante el gobierno del Presidente Luis Herrera Campins escribió estas reflexiones.

En su escrito alerta sobre las implicaciones negativas que para nuestro pais y sus reclamaciones territoriales, mas específicamente en el Golfo de Venezuela, pudiera tener dicha decisión.

Quita el sueño

Por Oswaldo Páez-Pumar

Con atención e interés he leído el magnífico editorial de Analítica sobre la decisión que afecta a Colombia en su disputa con Nicaragua por lo que respecta a las áreas marinas y submarinas que las islas de Serrana, Serranilla, Roncador, Quitasueño y otras más generan frente a la costa de tierra firme de Nicaragua. Es apropiado traer a colación nuestra situación en relación con la Isla de Aves porque efectivamente la aplicación de ese criterio podría comportar repercusiones adversas para Venezuela. Si bien es cierto que las delimitaciones de áreas marinas y submarinas conducidas por el ex-canciller Isidro Morales Paúl con Francia y los Estados Unidos de América representan un paso de avance, no es menos cierto que ahí están los otros estados insulares del Caribe que deben estar contemplando y analizando la sentencia con la mirada puesta en la posibilidad de extender sus espacios marítimos que la Isla de Aves coarta. Particularmente llamativa como ejemplo en la preservación de sus intereses nacionales puede tenerse la posición de Dominica. Dominica está situada en medio de las posesiones francesas de Guadalupe y Martinica por lo que podría decirse que la delimitación de sus áreas marinas con Venezuela es casi un ejercicio de dibujo que podría realizar un niño de primaria a quien se le expusieran las líneas que separan las áreas venezolanas de las francesas, ya que tomando el lápiz podría unir el extremo sur de una con el extremo norte de la otra y ese sería el límite con Dominica. Sin embargo, Dominica no ha firmado tratado de límites con Venezuela, ni lo han hecho los otros estados del Caribe oriental.

La disputa sobre las islas y el mar que las rodea es de vieja data entre Colombia y Nicaragua. Recuerdo que en el año 1980 siendo Director General del Ministerio de RREE me tocó recibir a los comandantes sandinistas, no puedo recordar si estaban todos, los dos Ortega y Borges, o solamente dos de ellos o uno solo, lo cierto es que buscaban apoyo financiero e intelectual de Venezuela para la disputa con Colombia. Estaba yo acompañado del doctor Luis Herrera Marcano, a la sazón miembro de la comisión que negociaba la delimitación con Colombia, la que se dio por llamar la delimitación sobre el Golfo de Venezuela, aunque era más amplia. El doctor Herrera ofreció a nuestros huéspedes contacto con los más eruditos especialistas en la materia y por mi parte me tocó señalar que desde el punto de vista económico no era natural que Venezuela distrajera recursos en esa materia en apoyo de una controversia de los nicaragüenses con nuestros vecinos con quienes estábamos discutiendo cuestiones de la misma naturaleza, pero que podían implicar intereses diferentes, así me lo había hecho ver LHM en conversación previa.

Por otra fuente me entero que esta vez Nicaragua, a diferencia de lo ocurrido hace 32 años, si parece haber obtenido ayuda financiera de Venezuela en el costoso proceso que tuvo lugar por ante la Corte Internacional de Justicia y hasta se habla de posibles dádivas a los magistrados que sentenciarían; y que sentenciaron a favor de Nicaragua, o quizá debo más bien decir de Daniel Ortega, porque parece que el asunto de la delimitación y de las dádivas fue visto por el  régimen de Chávez en razón de la sintonía ideológica que tiene con uno de sus chulos y no como un asunto de estados soberanos y particularmente de la soberanía venezolana.

El doctor Herrera junto con el doctor Pedro Nikken y el doctor Gustavo Planchart Manrique, quien la presidía, integraron la comisión que produjo la hipótesis de Caraballeda de la cual se hicieron responsables y la defendieron por considerarla conveniente. Solamente un miembro de la comisión, el vicealmirante Orta Zambrano, trató de distanciarse de la solución cuando ésta se hizo pública y produjo muchas reacciones críticas. Por lo demás los miembros de la comisión tuvieron la solidaridad del presidente Herrera Campíns y del Canciller Zambrano Velasco, ambos ya fallecidos, y la mía de menos importancia pero que se materializó en varios artículos sobre el tema.

Hoy 23 años después vengo de nuevo a respaldar ese proyecto de solución que fue llamado “hipótesis de Caraballeda”, pero sobre todo a los tres negociadores, que entre las cosas que obtuvieron fue el reconocimiento pleno por parte de Colombia para las áreas marinas y submarinas que el archipiélago de Los Monjes generaba, tanto como contención de la proyección sobre las aguas del Golfo de Venezuela de la tierra firme de la península de la Goajira colombiana, como de su proyección al norte hasta encontrarse con las áreas de la República Dominicana.

Se dice que el “presidente naval de Colombia, Santos, perdió el mar”. Pero lo que me quita el sueño es que el financiamiento de los intereses nicaragüenses que como lo señalamos hace 23 años podían ser diferentes a los de Venezuela, se haya hecho a costa de los intereses de Venezuela porque priva sobre los intereses de la patria los ideológicos del comandante; y que esa pérdida del mar para Colombia signifique ganancia en el Golfo, que es el corazón de Venezuela en donde puede haberse producido una herida grave porque ese es el verdadero corazón de la patria y no el de quien se hace llamar así.

Caracas, 21 de noviembre de 2012