Martires del voto por Maria Elena Arcia
Feb 25, 2015 | Actualizado hace 9 años
Mártires del voto por Maria Elena Arcia

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Es difícil en estos momentos de tanta incertidumbre, por la vorágine de acontecimientos que estamos viviendo, serenar las emociones y pensar con racionalidad.

La exasperante situación económica nos mantiene muy ocupados intentando sobrevivir sorteando los permanentes obstáculos. Pero como si fuera poco lo anterior, la rampante inseguridad nos ha secuestrado en nuestros  ghettos artificiales impidiéndonos el libre desenvolvimiento como sociedad.

Según los recientes estudios de opinión un porcentaje muy elevado de la población percibe  que hay crisis y no ve posibilidades de que ésta pueda ser resuelta, lo que genera obviamente desesperanza.

Aún cuando seguramente seré objeto de fuertes críticas, coincido con otros analistas que sostienen que la crisis actual no es producto exclusivo del actual régimen, quien exacerbó las erradas políticas populistas que han sido el centro del desgastado y absurdo modelo económico y social de los últimos 50 años.

El pasado no fue bueno, pero el presente es peor. El sostén de la popularidad, al menos en Venezuela, ha requerido siempre  la utilización de modelos económicos no modernos de controles que siempre al final e independientemente de las buenas intenciones subyacentes terminan en corrupción y mayor inflación.

La paradoja para el actual gobierno es que la forma natural de mantener la popularidad se convirtió en su verdugo más cruel colocándolo  en una posición política de mucha inestabilidad. La gran mayoría de la población lo culpa del desastre económico y la espúrea minoría que cree en la famosa “guerra económica”  también lo culpa por su incompetencia en ganarla.

Entonces está claro que un gobierno cercado debe buscar trasladar el debate público hacia su punto fuerte que es el político y de allí la radicalización que vemos traducida en represión descontrolada y persecución de la disidencia que suponga algún riesgo.

Pero no podemos distraernos y perder el foco en el objetivo que nos debe aglutinar a quienes queremos un mejor país:  las próximas elecciones parlamentarias.

Es natural que la situación actual nos genere desesperanza, abatimiento, pero no podemos por esto dejarnos llevar por sentimientos de fracaso. Contra esto tenemos que luchar y esa es la “calle” en la cual debemos empezar nuestra cruzada.

Nadie ha dicho que la pelea sería fácil ni corta, por el contrario siempre hemos sostenido que se trata de una carrera larga y llena de muchos obstáculos. Sin embargo, el gobierno y su primitivismo  nos están ayudando a cohesionarnos, dentro de la disidencia democrática, entorno a lo que mas temen y lo único que ha mantenido la fachada democrática del régimen: el voto como instrumento de cambio.

No continuemos en el lamento de que se trata de una pelea dura, desigual, que no vale la pena, con el gastado tema de que ¿por qué no reaccionamos?.

Preparémonos entonces para esta nueva fase de la lucha en la cual, seguramente, serán muchas las personas víctimas de la desesperación del gobierno. Vamos a convertirnos  todos en mártires del voto; que nuestro mensaje sea no importa lo que ocurra, a votar!

Estamos reaccionando y debemos actuar donde tenemos todo para ganar: en las acciones concretas en barrios, pueblos, caseríos, en términos de organización popular y acompañamiento al ciudadano abatido, convenciendo y seduciendo a quien piensa distinto y haciendo entender a muchos sobre la responsabilidad del gobierno actual en su penuria, con la finalidad de estimular el voto.

Nuestro juego no es ni puede ser el de la confrontación violenta a donde nos quieren llevar, no seamos ingenuos. Ese es el único terreno donde el régimen es fuerte y pretende arrastrarnos hacia allá.

Actuemos con inteligencia y superemos esa actitud de autoflagelo que tanto daño nos ha hecho.

 

@malarcia