¡Me quiero morir! por Carlos Dorado
Luisana Solano Oct 26, 2014 | Actualizado hace 9 años

morir

 

Será por el hecho de que mis padres se murieron de cáncer, que me  impactó muchísimo un artículo sobre Brittany Maynard, una muchacha de 29 años, a la cual le detectaron cáncer en el cerebro, y una expectativa de vida de 6 meses. Decidió quitarse la vida el próximo 01 de noviembre, en presencia de su esposo, su madre y su mejor amiga; como una respuesta a su pelea con el sufrimiento físico y emocional que está soportando en sus días finales. Para esto, se mudó a Portland en Oregón, uno de los cinco estados americanos donde la muerte inducida es permitida, siempre y cuando la persona tenga plena conciencia de lo que está haciendo, y sin esperanzas de sobrevivir a la enfermedad.

Brittany declaró: “Quiero ser recordada por mi familia y por mi esposo, como una buena mujer, quien hizo lo posible para ser una buena esposa e hija. Yo no quiero morir, pero la realidad es que me estoy muriendo. ¡Por eso me quiero morir! El cáncer me está matando, una forma terrible de morir. Pero me quiero ir con dignidad, es más humano. Estoy eligiendo sufrir menos, y que mi familia sufra menos. Al final fui y soy una afortunada que me moriré rodeada del amor de los míos. Tengo miedo”

¡Todos tenemos miedo Brittany! Incluso los que presumen de valientes. Nacemos con miedo a la vida y nos morimos con miedo a la muerte. Por naturaleza humana, las personas valoran la vida apasionadamente, y se aferran a ella como si fuese una joya preciosa; y quizás, poder elegir el momento y el lugar apropiado para entregarla, para morir con dignidad, cuando la esperanza desaparece, sea una gran felicidad dentro de la infelicidad, una alegría en medio del dolor. ¡Donde no hay esperanza no puede haber esfuerzo!

La muerte es lo más democrático del mundo, ya que nos iguala a todos. Es la misma para un rico que para un pobre, para un inteligente, o para alguien menos hábil. La muerte forma parte inevitable de nuestro ciclo vital y llega sólo una vez; pero se hace sentir en todos los momentos. Sin embargo, son pocas las sociedades que permiten el suicidio, a pesar de ser un acto tremendo de valentía, en los momentos en que la esperanza nos abandona y el sufrimiento nos acorrala.

En el mundo, quizás uno de los derechos más indiscutibles que tiene el hombre es el de disponer de su propia vida y persona. Especialmente, cuando la existencia  se convierte en una carga terrible, difícil y casi imposible de llevar, y a sabiendas de que no nos llevará a ningún lado. En esos momentos, es que debemos tener el derecho a abandonarla, porque ella ya nos abandonó; una acción heroica frente a la tortura y el sufrimiento. Una gran muestra de amor y consideración hacia la gente que amamos y nos ama.

Mi madre,  a quien el cáncer la castigó muy duramente, borrándole cualquier ramalazo de dignidad, en una de esas tardes que pasábamos juntos en el hospital, donde nos quedábamos largos ratos en silencio; me dijo una de las frases más bellas que pueda recibir un hijo: “Carlos estoy sufriendo muchísimo, y ya no tengo esperanza ninguna, sólo me queda la lucidez para poder verte, y eso me compensa todo. Nadie puede librarse del dolor, pero tú me haces renacer el valor para soportarlo. Pero si pierdo lo único que aún me queda: La lucidez para verte, reza para que me muera pronto”

Si en algún momento estamos perdiendo la vida, en una forma muy dolorosa y triste, que al menos no perdamos la libertad y el derecho a decidir cuándo queremos terminarla.

¡Que Dios te tenga en la gloria Brittany!, a pesar de que te elegiste morir.

cdoradof@hotmail.com