La guerra contra los venezolanos, por Pedro Méndez Dager
La guerra contra los venezolanos, por Pedro Méndez Dager

Manifestación2017EFE

 

El régimen no ha dejado nunca de recurrir a formas de represión más o menos implícitas o explícitas, pero siempre crueles, bárbaras e inhumanas. El ensañamiento frente a personas desarmadas y rendidas, por el hecho de recurrir a la protesta callejera, que es un derecho consagrado en todos los países civilizados, siempre ha estado presente a lo largo de estos ruinosos tres lustros, pero en las últimas semanas y en forma creciente, no solamente se trata de la crueldad en el uso abusivo de los instrumentos físicos de represión, sino de en la consumación de otros delitos más atentatorios aún contra la dignidad de la persona humana.

Los medios de comunicación libres a los que todavía puede recurrir la gente con cierto grado de libertad, y los que navegan por la red, han puesto ante los ojos asqueados y enfurecidos de los venezolanos y de una parte importante e influyente de lectores y espectadores, a lo ancho del mundo entero, la trágica realidad de tropillas de violadores de la constitución nacional y de los derechos humanos elementales, delinquiendo en plena calle. Desde Ottawa hasta Buenos Aires, desde Los Ángeles hasta Budapest o Praga, desde Sidney hasta Tokio y Seúl, la náusea es universal.

Quedarán por muchos lustros las imágenes de mujeres golpeadas, atropelladas o violadas en plena calle, o de jóvenes, adolescentes y ancianos que no reclaman otra cosa que la libertad y la independencia nacional que sus represores han olvidado y traicionado. Esos indicios y evidencias ya no podrán ser borrados, ni del recuerdo de todos nosotros ni de los procedimientos de la vindicta pública, cuando llegue la hora de la justicia y vuelva el derecho por sus fueros. Cuando los tribunales sean librados de la inmundicia en la que se fueron sumergiendo, detrás del dinero sucio y de privilegios deshonestos.

Nada borrará en los expedientes individuales de oficiales, guardias nacionales y policías, la responsabilidad individual y la responsabilidad de sus mandos superiores, la estela de indicios y evidencias que ya dejaron y, al parecer, van a seguir dejando mientras este gobierno colonial, termina de cerrar las maletas y de asegurar sus monstruosas cuentas bancarias, en paraísos fiscales cada vez más escasos, ariscos e inseguros.

Que no se hagan ilusiones. Nosotros, el pueblo, no dejaremos la calle más nunca, hasta que salga la banda que nos entregó como nación independiente, que despalilló durante casi dos decenios una riqueza que hubiera sido suficiente para ponernos a la cabeza del desarrollo de toda América Latina; que puso a escarbar en las bolsas de basura a una cantidad creciente de los pobres, los que había y las oleadas que hicieron con su demagogia, su ineficiencia, y su entrega de la soberanía nacional.

Señores oficiales, clases y soldados, señores policías: no es lícito, no es constitucional y no es legal que ustedes sigan masacrado a un pueblo bueno, generoso y alegre, que quiere volver a la ruta del desarrollo, en libertad y respeto. El Dios Padre les tomará cuenta, pero antes lo hará el pueblo de Venezuela. Ese bodrio que ustedes compraron en mala hora como proyecto, que traicionó la fe de los humildes y de los ingenuos, que se valió de la ignorancia de los ignorantes y la confianza de los que debieron prevenir a tiempo la inminencia del despeñadero, SE ACABÓ. No olvidaremos o no volveremos a equivocarnos. Queremos la reconciliación y el retorno de la paz, pero de la calle no nos vamos hasta que ustedes no cumplan con su verdadero deber y la banda se vaya de los mandos civiles y militares. No descansaremos hasta retomar el camino de la democracia para construir una sociedad libre, digna y justa.

@pedro_mendez_d