De tal palo, tal astilla, por Pedro Méndez Dager
De tal palo, tal astilla, por Pedro Méndez Dager

Política_

 

No. No es solamente incompetencia. Por decisión colectiva, hace poco más de 18 años, una mayoría relativa, pero evidente entre los venezolanos, tomó la decisión de poner al frente del poder público, al grupo de sujetos que, de manera progresiva, ha ido controlando todos los resortes del poder y liquidando los procedimientos establecidos por dos constituciones: la vigente y avanzada constitución de 1961, que nos regía y, más tarde, la que ellos mismos aprobaron y cuya normativa simularon jurar.

Desde entonces hemos visto cómo la situación económica, el orden social, la efectividad del uso del poder para construir el orden de una sociedad mejor, se han ido deteriorando has llegar al caos y la miseria colectiva que son la marca de la sociedad venezolana en este momento. Sin la menor duda, tanto en el gobierno que antecedió, como en el actual, entre mil irregularidades y demostraciones palmarias de incompetencia, han demostrado una incapacidad sistemática para poner en práctica sus propias e inoperantes decisiones en todos los campos de la vida social, hasta llegar al momento en que el mismo dinero desaparece: no hay billetes de 100 porque fueron suprimidos de un plumazo sin aviso y sin planes de contingencia, pero tampoco hay suficiente dinero de otras denominaciones y, por esa razón, tan delicada decisión entra y sale del escenario colectivo como si de escoger la corbata se tratara; y cuando alguien logra dar con el billete, no encuentra lo que busca, y cuando encuentra algún bien, lo hace a precios exorbitantes y en muchos casos de muy dudosa calidad. La incompetencia del gobierno es, sin duda, estelar, y ello explica parcialmente el caos en que agoniza la economía venezolana y la sociedad en su totalidad.

Pero la incompetencia de los funcionarios es solamente una parte de la explicación del caos indescriptible en el que los venezolanos nos levantamos cada madrugada, para sobrevivir hasta la noche y para comprobar que todo está peor, al concluir la jornada: hay también un manejo estratégico premeditado que ha dado resultados históricamente comprobables de empobrecimiento en otras latitudes; otra fuerza que entra en escena de esta Venezuela a la que necesitan poner totalmente de rodillas; una voluntad que está, cada vez con mayor nitidez, por encima de las desvencijadas decisiones y de los aspavientos grotescos del liderazgo revolucionario criollo, civil y militar; un puño que se ha ido cerrando porque sabe que el hambre, el desaliento, la desesperación y el miedo son armas eficaces para contrarrestar la capacidad de la gente para organizarse, salir a la calle y resistir con heroísmo, la imposición del yugo totalitario. La receta sigue dando resultados todavía hoy en día, en las calles de La Habana. De tal palo tal astilla.

Por último, más efectiva aún que la incompetencia de los delegados coloniales que vemos al frente de los altos cargos, sean civiles o militares, es la imposibilidad de que funcionen de manera efectiva para producir alimentos y demás bienes y servicios, riqueza y abundancia para toda la sociedad. Un pensamiento socio-económico y un orden productivo que han fracasado de manera sistemática, estruendosa y sin excepciones reales, en todos los países en los que se ha intentado ponerlos en práctica, casi siempre en medio de verdaderos ríos de sangre y de la supresión total de las libertades individuales. Un orden económico y social que liquida la iniciativa privada, y concentra en el estado todas las decisiones y todo el esfuerzo productivo. Un sistema totalitario que hizo fracasar a la Unión Soviética y con ella a todas las desdichadas naciones sometidas al yugo de los comisarios soviéticos, como Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Estonia, Georgia, Kazajistán, Kirguistán, Letonia, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbequistán. Todas ellas evolucionaron hacia sistemas más o menos abiertos de organización de la sociedad y de la producción, todas han mejorado en forma radical la condición de sus respectivas economías, tres de ellas, Letonia, Estonia y, de manera realmente sorprendente y acelerada, Lituania, están completando su camino hacia el desarrollo y el bienestar, en el curso de algunos pocos años.

Por otra parte, los países que no entraron en la Unión Soviética pero quedaron detrás de la cortina de hierro, en grado más o menos acelerado marchan sin excepción hacia el desarrollo, algunas de ellas de manera acelerada, como es el caso de la República Checa, Eslovenia, Hungría, Polonia y Rumanía, en tanto que la libertad, al menos en el proceso productivo, ha puesto a China y Vietnam, con importantes diferencias, a protagonizar dos casos de crecimientos acelerado y de elevación rápida de los niveles de bienestar. Entre tanto, Venezuela ha venido retrocediendo de manera aún más acelerada y en nombre de las consignas que todos ellos abandonaron de forma dramática hace unos pocos años.

El tiempo vuela y urge que la sociedad venezolana, con un diagnóstico correcto de sus males, se ponga en marcha de nuevo, conquistando el bienestar, la democracia y la libertad. ¡2017 ha de ser el año!

@pedro_mendez_d