Hagamos un paréntesis y acompañemos la decisión, por Armando Martini Pietri
Hagamos un paréntesis y acompañemos la decisión, por Armando Martini Pietri

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La MUD decidió renovar y dar fortaleza a lo de “unión”. Ya era hora. Se conversó, consultó y debatió con espíritu de urgencia, se logró agrupar la mayoría de las interpretaciones en un solo discurso y una decisión contundente que aclaró las cosas al país y al oficialismo. Para ello se presentó la MUD en público acompañada por los diferentes componentes de la sociedad civil. Una postura consensuada. Ya ese simple hecho es una magnifica señal. Tanto, que el oficialismo amenaza con lo imposible, sacar grandes masas a las calles “para garantizar la paz”. Es evidente que el oficialismo madurista ni llena calles ni promueve la paz -excepto en La Habana, pero ésa es otra historia.

Criticar a quienes han tenido y tienen diferencias con la MUD sin ser chavistas, es cosa de libertades democráticas, ése es su derecho y, si desean exteriorizarlo, bienvenidos, sin que ello signifique que son traidores o le hagan el juego al gobierno. Los chantajistas y mentirosos son los oficialistas, quizás tengamos gente de esa calaña, pero en la oposición no hay ciertas disciplinas que seguir o te echan, eso es en el régimen.

La decisión, insisten quienes la apoyan, es la más razonada y procedente. Recoger firmas, colmar el país de ciudadanos por tres días demostrándole al mundo que son mayoría. Defender sin concesiones que el 20% es nacional, como lo establece la Constitución, y no estadal como lo pretende la ofuscación oficialista. Convertir la recolección en un mensaje esperanzador de cambio, porque cuando un país quiere cambiar, no hay quien lo frene.

En este momento que se vive en Venezuela es un error abandonar y dejar espacios libres para que el adversario se los lleve por “no show”, o no presentarse, como sucediera en 2005 en los comicios para la Asamblea Nacional y que valientemente reconociera Henry Ramos Allup, uno de los promotores de aquel forfait. ¡Bravo! reconocer errores nos hace grandes.

Consentir –armonizaron los oradores- no se trata de aceptar violaciones de los derechos humanos y constitucionales. Por el contrario, se asiste para preservarlos. Hay que insistir y orientar la presión popular de calle para que el costo sea siempre mayor para el adversario. Nunca se logrará ese fundamental objetivo si se baja la guardia; hay que reclamar y enfrentarse contra los robustos obstáculos que pongan para bloquearlo. Que no quede duda, lo harán sin remordimiento, pudor ni tregua, puños y conveniencia en alto.

Todos debemos hacernos preguntas, tener claras y firmes las respuestas.

Quienes quieren ir a firmar, extraordinario, no hay mucho que añadir, está definido. Los que no desean ir también están claro, aunque valdría la pena que revisaran su decisión, que al menos analizaran y compararan el día a día que les rodea.

Ahora bien, la exhortación para los indecisos es que mediten, con calma y seriedad, sus dudas. Es conveniente que analicen cada cuestionamiento, cada elemento de desconfianza, ¿qué los hace desconfiar de una u otra opción? Los que creen que la ruta adecuada no es ésta, sino que se debe desafiar al gobierno de inmediato para presionar y “no regresar hasta llegar a Miraflores”, lo primero que tienen que preguntarse es si la fuerza está realmente en Miraflores. ¿Quiénes van a liderar esa opción? ¿Con cuáles defensas e instrumentos? ¿Con cuáles y cuántos ciudadanos civiles o militares? ¿Cuántos pueden darse el lujo de arriesgar la vida y perder su libertad? ¿Quiénes enfrentaran el fuego antimotines? Después de todo, una cosa es el coraje y otra saber cómo utilizarlo. 

No es difícil escribir o decir que “se va porque se va”. Aunque no desmerita el comentario, la clave hoy día está en poder construir y articular una fuerza que se enfile hacia un objetivo común y sea capaz de ejecutarla. Hoy ese poderío es la mayoría de votos por el nivel de descontento y frustración, los duros -no es necesariamente un halago, puede ser una censura- muchas veces la furia y desesperación les enceguece el raciocinio.

Sin engaños, el oficialismo lo va a complicar todo y seguirá enredando hasta el final, no tienen -ni se les ocurre- otro camino. Seguirá cometiendo abusos y desafueros, porque, como todo bravucón, ruge, alardea, muestra colmillos y garras para asustar, y no se note su pánico. Hay que enfrentarlo, mirarlo a los ojos con prevención; con prudencia, pero sin temor.

Al oficialismo gritón y amenazante hay que plantearle y darle una pelea épica, ponerlo a pasar trabajo, quitarle el sueño, suministrarles pesadillas, ponérselo difícil, desequilibrarlos con movilizaciones inmensas, apoteósicas, hacerle la vida de cuadritos, sacarlos de sus cabales pacífica y constitucionalmente, rompámosle los esquemas, hay que leer nuevamente y en detalle la vida de Ghandi. Perro que ladra no muerde, y si gruñe demasiado se cansa y busca aire echado.

Vamos a obligarlos a mostrar su desespero, no porque sean mayoría sino porque no lo son. Se puede perder una batalla, pero combatiendo. Si se pelea cuerpo a cuerpo, puede que perdamos, pero el ganador quedará cansado. Y de eso se trata: de aprender a recuperar las fuerzas para seguir la reyerta sin descanso, entender que el camino es largo, que se enfrentarán muchas tentaciones y cantos de sirena, pero hay que insistir y subrayar que sólo siendo eficientes administradores de posibilidades reales, más inteligentes y audaces que el adversario, se podrá lograr lo que se está buscando, salir de este afrentoso gobierno que nos tiene pasando hambre y necesidades.

El gobierno da señales cada vez más preocupantes de angustia sobre el revocatorio, signos que muchos interpretan como cobardía, otros como temor, y algunos como torpeza. Es evidente el desasosiego oficial; ni dirigentes ni creyentes pueden negar los estudios de opinión, hacerlo es una forma de negar lo evidente, una estupidez política que equivaldría a desconocer el sentir popular, la valoración de la gente y la estimación ciudadana.

¿Para qué analizar y discutir la decisión del CNE sobre el referéndum revocatorio? Casi todos sospechábamos que el revocatorio era casi inviable realizarlo este año 2016, los que iban a perder no lo permitirían bajo ninguna circunstancia. No era un problema legal y menos aún técnico, sino de pánico político. 

Finalmente, la MUD tomó ese toro por los cuernos, agarró el tigrito por los bigotes. Entendieron sus integrantes que distanciados son muy poco pero unidos mucho. Los sueños presidenciales quedan para después. Porque para que cualquiera de esos partidos pueda llegar al poder, hay que empezar por desalojar al actual oficialismo atemorizado e inescrupuloso -por ambas razones más peligroso.

Y sólo se logra con el pleno y convencido respaldo de esa enorme mayoría que actúa confiada en la unión, no en colores ni banderas fraccionarias. Es lo que finalmente comprendimos y que demostraremos el próximo 12 y refrendaremos 26, 27 y 28 de octubre, hasta el final del tiempo rojo y comienzo del momento tricolor.

 

@ArmandoMartini