¡Hoy, más pobres que ayer! por Gilberto Gudiño
Jul 11, 2016 | Actualizado hace 8 años
¡Hoy, más pobres que ayer! por Gilberto Gudiño

mas-colas

 

La situación económica actual es además de dramática, catastrófica. La pérdida de calidad de vida, la incapacidad del hogar de poder acceder a lo más básico y elemental, así como el notable declive en el nivel de bienestar material, hacen que los correctivos a tomar deban ser acelerados para evitar procesos de empobrecimiento aún más exacerbados.

Hoy, somos más pobres que ayer, y pareciéramos tener la certeza de que mañana seremos más pobres de lo que ya somos hoy. Esto trae como consecuencia la pérdida colectiva de la esperanza. Virtud que le permite al hombre confiar en que un mejor mañana puede alcanzar.

Las dos últimas generaciones de venezolanos, han visto como sus condiciones económicas, políticas, sociales y de salud, han ido degenerándose al punto que de continuar en este círculo macabro, nuestros hijos vivirán condiciones mucho peores a las nuestras. Es un compromiso ciudadano ponerle punto y final a esta situación, o de lo contrario podríamos estar condenando a más de una de nuestras próximas generaciones.

El modelo político impuesto desde principio del siglo XXI, de confrontación y de hostilidad, de expropiaciones y confiscaciones, redujeron la capacidad productiva nacional en su búsqueda por acabar con la economía tradicional, buscando construir de esa manera el puente que les permitiera traspasar la barrera del no retorno, y de esa forma hacer irreversible el tránsito hacia el socialismo del siglo XXI.

Ese mismo modelo fue el que destinó casi 600 mil millones de dólares para fortalecer y enriquecer al productor y comerciante extranjero. Es el mismo modelo que viaja hoy por el mundo discutiendo sobre el precio justo de venta de un barril de petróleo, procurando alcanzar márgenes de ganancia del 200%, 300% y hasta más de un 500%, mientras a lo interno condena al «Hecho en Venezuela» al fracaso y a la quiebra.

El ingreso de productos extranjeros a nuestro mercado en la actualidad, deja en evidencia que los precios controlados al productor nacional, están claramente rezagados respecto a los del mercado internacional. Tanto, que ni su propio costo de producción permite cubrir. Esto trae como consecuencia el desincentivo y la desinversión, desempleo, pobreza e inflación.

Nuestra generación, tanto mi generación como tú generación, tienen la ineludible responsabilidad de no seguir postergando los tiempos en los que el hogar y la familia puedan alcanzar el progreso, el desarrollo y bienestar que tanto se les ha negado. Llegó el momento de un equilibrio perfecto entre Estado y libertad individual, donde el trabajo, la honestidad y el esfuerzo puedan ser recompensados con éxito y prosperidad.

 

@GilbertoGudino

La Verdad