En su discurso inaugural como nuevo presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup anunció al país que la agenda opositora incluía, entre otros aspectos, la definición de un mecanismo constitucional, democrático, pacífico y electoral para impulsar un cambio adelantado de gobierno en Venezuela. Este anuncio, satanizado por unos y recibido con beneplácito por otros, ha sido tergiversado y manipulado según el interés de cada quien, así como también poco entendido por algunos que no captan todavía lo que realmente significa y cómo pretende implementarse. Veamos:
En primer lugar, hay que dejar muy claro que, independientemente de si fue o no el momento y sitio adecuado para hacerlo, este anuncio no es producto de un impulso visceral o una fanfarronería de Ramos Allup, sino que, por el contrario, obedece a un acuerdo político previo a las elecciones, firmado por todos los actores de la MUD. Dicho acuerdo responde al razonamiento elemental de que el Gobierno es el principal responsable de la enorme crisis que vive Venezuela, por lo que, sin una agenda seria de rectificación, ésta no será superada mientras Maduro y su camarilla sigan guiando los destinos del país.
De igual forma, respecto al plazo fijado de seis meses, el mismo se refiere sólo a la definición del mecanismo concreto a aplicar y, en ningún caso, a su materialización, como lo han interpretado muchos o, peor aún, como lo presentan otros que buscan hacer creer que se trata de una conspiración en marcha, cuyo propósito sería “derrocar” a Maduro en el cortísimo plazo. Sencillamente las palabras “golpe”, “conspiración” y “derrocamiento” no caben en esta iniciativa, por cuanto, insistimos, se trata de la definición de una salida en el marco de la legalidad.
Dicho esto, hay que añadir que un movimiento de esta naturaleza se corresponde además con las aspiraciones del pueblo venezolano. Esto, no sólo porque es evidente que la inmensa mayoría apoyó el 6D un cambio que el Gobierno pretende obstaculizar de diversas maneras, lo cual justifica por si mismo la propuesta si se quiere satisfacer las expectativas y superar la crisis, sino también porque algunas encuestadoras vienen midiendo como ve la ciudadanía la posibilidad de un cambio adelantado de Gobierno y, previo al 6D, ya más del 60% de la población apoyaba dicha idea, siempre y cuando sea de manera constitucional. En tal sentido, resulta obvio entonces que, dado el resultado electoral por un lado, y el agravamiento de la crisis por el otro, esta propuesta tenga hoy día más apoyo popular que antes.
Por último, desde esta tribuna queremos enfatizar que esta iniciativa es, por encima de todo lo demás, un acto de coherencia y responsabilidad. La Unidad, como ductora de la política de la Alternativa Democrática y como principal denunciante de la gravedad de la crisis económica, política y social que vivimos, está en la obligación de plantear y estudiar con seriedad una salida constitucional que sirva de válvula de escape en una situación de creciente tensión como la que atravesamos.
De hecho, lo que se puede vislumbrar para el corto plazo es que la actual debacle se agudice, dada la conflictividad que ha planteado el oficialismo en el plano institucional por una parte, y su empeño en seguir aplicando una política económica errada por la otra. Por ello, no podemos esperar a que la sociedad estalle, o que sectores indeseables pretendan empinarse como salvadores de la Patria. Por el contrario, una Dirección Política seria debe prever el escenario e impulsar una propuesta oportuna y ajustada a la Constitución, tal y como se ha planteado.
En la próxima entrega explicaremos entonces cuales son esos mecanismos que podrían impulsarse desde la Alternativa Democrática en el marco de la legalidad para lograr este propósito, sin descartar que, dada la profundidad de la crisis, el propio Maduro pueda tomar la súbita decisión de renunciar, dando lugar a una transición menos traumática. Pero no podemos depender de un acto de sindéresis de quien no la tiene.
@CiprianoHeredia*
Diputado de la Unidad al Consejo Legislativo de Miranda y directivo del CPFC*
