Asalto a la Asamblea Nacional, por Eduardo Soto Alvarez
Oct 24, 2016 | Actualizado hace 8 años
Asalto a la Asamblea Nacional, por Eduardo Soto Alvarez

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Los hechos ocurridos ayer en la Sede del Poder Legislativo de Venezuela, traen a la memoria lo acontecido hace siglo y medio,  cuando las hordas asaltaron el Congreso Nacional, para  impedir que se enjuiciara a José Tadeo Monagas, por haber violado la Constitución y ejercido facultades extraordinarias de manera ilegal.

En tal ocasión, tres parlamentarios fueron asesinados, sufrió un bayonetazo Santos Michelena, varias veces Secretario de Estado de  Hacienda y Relaciones Exteriores, quien falleció a consecuencia de su herida y, a partir de ese momento, el legislativo pierde su independencia, se transforma en instrumento complaciente del régimen y tardó varios años en recuperar su autonomía.

El gobierno de José Tadeo Monagas, más interesado en mantenerse en el poder que en aplicar reformas liberales, permitió que la corrupción, el peculado y el nepotismo proliferaran en el país que, al cabo de unos años, se vio sumido en una grave crisis económica, política y social, en medio de la peor escasez de alimentos conocida para la época.

La promulgación de una nueva Constitución, que centralizaba el poder político en Caracas, extendía el período presidencial y permitía la reelección inmediata,  hizo estallar  manifestaciones en las principales ciudades del país, contra el intento de José Tadeo de perpetuarse en el poder. Se formó una gran coalición opositora, incluso con  partidarios de José Gregorio Monagas, que insurgió contra el Gobierno. Pero, al final, el Congreso  jugó un papel fundamental, pues se negó a apoyar los afanes continuistas del régimen, lo que terminó de dar al traste con las ambiciones de José Tadeo, quien, ante lo insostenible de su situación política, renunció y se asiló en la Legación de Francia.

Esto es lo que puede suceder, cuando un régimen se empeña en avasallar al Legislativo, en  tratar de anular su poder mediante retorcidas interpretaciones de la ley, diatribas y atropellos, ignorando, con altiva displicencia dictatorial, la mayoritaria voluntad popular que originó su actual composición.

En los parlamentos a veces irrumpe la violencia, en el nuestro también, pero lo que va adquiriendo característica permanente de muchos diputados de la bancada gobiernera, es la constante demostración de estulticia, pues es difícil conseguir en sus intervenciones argumentos y razones, sino insultos y amenazas, a pesar de que algunos tienen Alma Mater, pero hablan para ganar puntos dentro de sus propias filas, sin ninguna vergüenza ante el país ni ante la historia.

Ello es clara demostración que el asidero del régimen radica en la fuerza bruta de matones y el contubernio de enchufados y cachuchas de alto escalafón, más afanados en el lucro indecente y corrupto, que en la fidelidad a juramentos sagrados de defender la Constitución.

La Asamblea Nacional no cejará en el cumplimiento del deber y el desenlace tiene que estar cerca, pues es tan evidente la debacle, nacional e internacionalmente, que ya no va a convenir, a mucha gente ni países,  continuar siendo cómplices de un régimen que actúa de forma inaceptable y es cada vez menos aceptado, sin atractivos crematísticos, los cuales continúan mermando de manera acelerada.

En estas circunstancias,  dentro de las propias huestes chavistoides, se darán cuenta que los más no pueden ser rehenes de las fechorías de los menos y es inminente una implosión que despejará horizontes, para la reconstrucción de una patria de esperanzas para todos.

*Embajador