El 6 de diciembre, Octavio Russo, artista plástico venezolano, mostrará su obra impactante TIERRA CONSAGRADA, en tiempos de naturaleza dominante, en los espacios abiertos del lobby, en el Centro Médico Docente La Trinidad y organizada por el Centro de Extensión Cultural de la institución.
Rocas rotas en su silencio, árboles talados, hojas, troncos secos, sabanas, ríos, morichales, hierba y su aroma. Sus ojos capturan el escenario natural de paisajes desolados o inmensas montañas o naturalezas muertas. Así es la obra de Octavio Russo, artista plástico venezolano, oriundo de Punta de Mata, Estado Monagas, capaz de fotografiar con su mirada el escenario que le recuerda a su infancia, pintarlo, darle nombre y adherirlo a su espíritu.
Russo cree que su creación artística no tiene explicación, está en ella porque Dios lo decidió así. Nada que ver con el ADN familiar, de 10 hermanos el único que se dedicó a la observación del entorno y la comunicación con el espacio fue él. Se entregó a esa actividad que le oxigena la vida. Lo condujo su encuentro diario con la naturaleza rural donde predominaban tierras anegadas, fauna y flora, agua corriendo con libertad, ganado disperso en ese lienzo maravilloso. Al venirse a Caracas a sus 18 años, ya estaba muy construido, bien marcado por ese contexto. Motivado por lo descrito siguió estudios de artes gráficas, grabados, litografía, serigrafía. En ese traslado a la capital perdió todo su trabajo anterior cuando producía hasta 5 cuadros diarios e infinidad de dibujos y con eso, toda referencia que le ubicara.
Vivir lejos de su inspiración supuso un esfuerzo, pero seguía unido espiritualmente a aquellos espacios llenos de esteros, cascadas, morichales. Alguna vez pensó en haber encauzado su vida por otro rumbo lejano al artístico y no se definía como artista, lo cual supuso una dolorosa experiencia. “Si la vida no era soportable sin la pintura diaria, pues había que retomarlo y continuar”, asevera. Todo estaba ligado a la línea, a lo visual, al color, al contexto más que a hacer referencias objetivas de la realidad que a su vez le permitía ir tras la búsqueda del ser, más bien. Por el camino del arte, de la plástica se buscaba a sí mismo.
Piedra del sueño
El motivo central de las obras de Russo es la tierra, la dureza de la piedra en busca del color y su relación con el ser humano o quizás como las soñó. “Soy muy distinto en el medio de la ciudad que en el escenario de la tierra, aunque pinto en ambos ambientes”, dice. Siempre está ubicado allá, en sus raíces, su espíritu al crear se arraiga en la tierra amada.
Para Russo, los artistas venezolanos Soto, Borges, Cruz Diez y otros tantos iconos ya universales han dejado un legado impagable. Recoge una recomendación de Soto para los artistas como es que “estén el máximo tiempo posible en su taller porque es el sitio donde encontrarán o descubrirán algo que no existe. La misión de nosotros, los artistas, es enseñar a ver”. Es develar, sacar las cosas visibles de la realidad y de lo que no se ve, construyendo una realidad a través de la visión.
“Cada artista tiene una realidad completamente diferente, pertenezco a la inspiración de la tierra y a través de ella interrogo otras cosas”, piensa Russo. El paisaje es un espacio energizante que provoca hacer cosas, encontrarse a sí mismo. Mientras otros artistas buscan mediante la ideología artística la construcción de una realidad armónica, mientras que para él lo vital es la realidad vivida, la estética podría venir luego y llega seguro porque es la reflexión sobre el hecho sensible. Es la consecuencia de una interrogación sobre lo emotivo, lo sensitivo.
La exposición que mostrará en el Centro Médico Docente La Trinidad la integran 15 obras, de variados e impactantes formatos. Se titula “Tierra Consagrada” porque es su inspiración y sentimiento reside en los predios de la Venezuela natural. Previo a este evento atenderá una invitación de la república de China enviada a artistas nacionales como colectivo para obtener una visión de nuestra expresión plástica a través de creadores de obras maduras como Julio Pacheco Rivas, Samuel Baroni y el entrevistado. Igual participarán 6 artistas jóvenes, uno de los cuales fue su alumno y reside en ese país. Ello sucederá en el Museo Nacional de Beijín, a finales de noviembre. Cada invitado aportará 2 obras que quedarán en la colección de China.
Rica trayectoria
Russo ejerce cargo docente en pintura, en Unearte Artes Visuales. A lo largo de casi 30 años ha ocupado un lugar significativo y muy propio dentro del arte venezolano actual, el del artista consecuente que ha hecho de su país el centro, la razón y objetivo de sus investigaciones plásticas expuestas de manera individual en el Museo de Bellas Artes, Galería Uno y La Piel del Cangrejo (Porlamar), Espacios Cálidos del Ateneo de Caracas y BANAP, entre otros.
Ha dicho presente en colectivas celebradas en las Galerías de Arte Nacional y Arte Ascaso (Valencia), Museo “Jacobo Borges”, Embajada de Francia en Venezuela, Museo “Alejandro Otero”, Jardín Botánico “José Celestino Mutis” (Bogotá), LIX Salón Arturo Michelena, Museo de Arte Moderno, Cuenca (Ecuador)y Museo Español de Arte Contemporáneo (Madrid).
Ha dicho presente en colectivas celebradas en las Galerías de Arte Nacional y Arte Ascaso (Valencia), Museo “Jacobo Borges”, Embajada de Francia en Venezuela, Museo “Alejandro Otero”, Jardín Botánico “José Celestino Mutis” (Bogotá), LIX Salón Arturo Michelena, Museo de Arte Moderno, Cuenca (Ecuador)y Museo Español de Arte Contemporáneo (Madrid).
Por Blanca García Bocaranda
garbo64@gmail.com
