Por Juan Carlos Zapata

Wikileaks existe. ¿Se nos ha olvidado tan pronto este detalle? Es que desconciertan las palabras del presidente Santos de Colombia: ya no hay campamentos de las FARC en Venezuela. Cuando aparezca un nuevo Wikileaks sabremos, entonces, los detalles del arreglo Santos-Chávez. No pueden ser nada más los millones de dólares que les adeuda Cadivi a los exportadores colombianos. ¿Por tan poco se pone en juego tanto? Si ya los empresarios habían descontado la factura y han dicho que por más que se enderecen las relaciones comerciales las cosas no volverán a  ser como antes, que no pueden depender de los caprichos de un gobierno y que ya buscaron otros mercados. ¿Qué hay realmente en el trasfondo Santos-Chávez? Por ahora es secreto. El ex-presidente Uribe ha protestado la declaración de Uribe. No fue ligera. Hay una intención. Santos dice que cree en la palabra de Chávez. ¿Cómo creerle? Porque el gobierno venezolano afirma que no hay laboratorios de droga en territorio nacional, y de pronto un operativo militar acaba con varios instalados en Apure y un reportero gráfico muere en una cobertura oficial, tras la ruta de la droga, en el Zulia,  Es lo mismo en el caso de las FARC. Los campamentos no son pueblos. Claro. No hay campamentos de esa naturaleza porque algunas de las fichas de las FARC están mudadas para algunos pueblos fronterizos, y hasta viven en hoteles. El presidente Santos necesita darse un paseíto por el Arauca como lo hizo Uribe. Allí hay realidad e información de sobra. La verdad es que de Santos se han observado dos detalles que lo dejan mal parado. Esa declaración de que le consultó al presidente Obama la situación de Makled, a lo que el mandatario de EE.UU le respondió, bien, muy bien, cuando le asomó la posibilidad de la extradición a Venezuela. Y ahora ésta, la de los campamentos. Cuando se abran los expedientes X, otro santo hablará.