En el espejo del Perú por Juan Carlos Zapata - Runrun

Todo suena raro y familiar.

El Premio Nobel, Mario Vargas Llosa, afirma que Humala y Fujimori, los elegidos para ir a la segunda vuelta, ponen en peligro el sistema en Perú.

Jorge Baily, prefiere a Keiko.

Esta buscará alianzas hasta con Toledo, el hombre que echó del poder a su padre, Alberto Fujimori.

Los que votaron por PPK representan un universo importante de peruanos que apuestan por un país moderno.

Ollanta Humala gana por su disfraz de Lula. Ahora, el presidente Rafael Correa dice que Alan García es un presidente brillante, de los más brillantes de la región, cuando Chávez decía que era corrupto, caimán del mismo charco de Carlos Andrés Pérez.

Evo Morales y Correa se adelantan y saludan con beneplácito la victoria previa de Ollanta.

A Correa tampoco le disgusta Keiko.

Chávez guarda silencio, aún.

El Perú ha optado por los extremos.

Como en 1998, los venezolanos también lo hicieron, entre Chávez y Salas Romer. Pero en Perú, los extremos se disputan la presidencia porque el centro concurrió dividido, con dos candidatos con opción, PPK y Toledo. Se dividieron y perdieron.

En  la Venezuela de 2012, el único extremo seguirá siendo Hugo Chávez. El candidato que escoja la oposición representará la diversidad nacional. Por ello, hay que imponer la unidad con tarjeta única, con programa común y ganas de verdad: ganar. De no hacerlo, se consolidará aquel extremo en el país y en la región. Lo sospechan buena parte de los peruanos, los que sigue creyendo que detrás de Humala hay algo de Chávez, ¿y quién duda de las simpatías de Fujimori?

Además, parte del chavismo le  debe a Fujimori la acogida luego del golpe del 27 de noviembre de 1992.

Yo vi a Fujimori en Nueva York a propósito de la Cumbre del Milenio.

Me dijo: Yo soy amigo de su presidente Chávez. A su lado estaba Keiko. Sonreía.