María Corina Machado y nuestras taras socio-culturales: mujer, blanca y millonaria, por Isaac Nahón Serfaty
María Corina Machado y nuestras taras socio-culturales: mujer, blanca y millonaria, por Isaac Nahón Serfaty

 

La política como la naturaleza le tiene horror al vacío. Por eso, cuando el vacío se manifiesta hay siempre algo o alguien que lo llena. En política ese vacío lo llenan personas que a veces llamamos líderes o dirigentes. Es obvio que en Venezuela se ha generado un vacío del lado de la oposición. El régimen militar-cívico ha hecho mucho para decapitar al liderazgo opositor. Algunos están presos (Leopoldo López), otros inhabilitados (Henrique Capriles), muchos en el exilio (Antonio Ledezma, David Smolansky, Freddy Guevara, etc.), y otros han sido “cooptados” de varias formas (no vale la pena mencionarlos, pero ustedes ya los conocen).

María Corina Machado está llenando, a su manera, este vacío. Y lo hace con las limitaciones que implica hacer política en la Venezuela devastada por la tiranía chavista. Está en la calle con la gente, y no solamente en Caracas sino en el interior del país, donde la crisis es más brutal por las carencias de servicios y de productos. Usa de forma sistemática las redes digitales para comunicar sus mensajes, y lo hace en varios idiomas para llegarle a la comunidad internacional. Ha montado una organización política, y cuenta con colaboradores que la ayudan a multiplicar sus mensajes e ideas. Se identifica como “liberal”, con una clara posición de centro-derecha, en un país donde casi todos los políticos prefieren posicionarse a la izquierda del espectro político.

María Corina ha dicho que no hay manera de salir de la crisis que agobia a los venezolanos sino se cambia de gobierno. No habrá manera de detener la inflación, mejorar el acceso a medicamentos y alimentos, reestablecer los servicios público como el agua y la electricidad, asegurar el derecho a la atención médica digna, poner en marcha una economía productiva, y recuperar PDVSA, si Maduro y su combo militar-cívico siguen en el poder. Su diagnóstico es claro. Lo que no resulta tan claro es el método que propone para producir una transición hacia la democracia. Ella mantiene la presión contra el régimen, pero eso no es suficiente para producir un cambio.

Sin embargo, María Corina tiene el mérito de estar dando la pelea en la calle y en las redes sociales, y, con menos impacto, desde un programa de radio que tiene un día a la semana en Radio Caracas Radio (con un alcance muy limitado). Ella ha sido constante y valiente. Como todo ser humano, se puede haber equivocado alguna vez. Pero nadie la puede acusar de no creer en la causa de la democracia en Venezuela y de no hacer todo lo que está en sus manos para salir de la tiranía chavista.

María Corina sigue adelante a pesar de tener tres características que no la favorecen. Primero, es mujer en un país que es todavía muy machista, incluso misógino. Segundo, es blanca en un país donde el chavismo ha exacerbado una especie de “racismo al revés”, en el que el color de la piel califica o descalifica a la gente casi de forma automática. Tercero, viene de una familia pudiente en un país donde el dicho de Hugo Chávez “ser rico es malo” es la expresión de un arraigado resentimiento contra empresarios y comerciantes, y que se ha visto reforzado con el victimismo que el chavismo ha incentivado estos últimos 20 años.

Sin ser un seguidor de María Corina o de su organización política Vente Venezuela, me siento en la obligación de escribir estas líneas pues todo hay que decirlo. Esta Venezuela destruida por el chavismo, llena de odios, sospechas, rencores y desesperanza, pareciera que no está lista para el liderazgo de una mujer como María Corina Machado. Muchas taras sociales y culturales nos impiden valorarla en su justa medida como dirigente política. Superar estas taras será una de las tareas de los venezolanos para salir de esta tragedia.

 

@narrativaoral

*Profesor en la Universidad de Ottawa (Canadá)