Samán encerrado
Samán encerrado: de cómo esperó los resultados del 10-D el candidato disidente del chavismo

@loremelendez

«VAYAN SACANDO LAS BOLSAS DE BASURA y las palas, porque esta misma noche comenzamos a limpiar Caracas». Eran las 7:00 de la noche cuando él, un hombre blanco, de barba poblada y camisa roja, pronunció estas palabras mientras entraba a la sede del Partido Patria Para Todos (PPT), con un gesto confiado y la mitad de una sonrisa dibujada. Se trataba de una de las personas de confianza de Eduardo Samán, candidato a la Alcaldía de Libertador del Distrito Capital,  que ya daba por sentado el triunfo del único postulado al cargo municipal cuyo nombre no salía en el tarjetón electoral.

Samán se convirtió este año en un disidente del chavismo. Durante un lustro, en la era de Hugo Chávez, estuvo al frente de diversos organismos como el Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (SAPI) y el Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis), cargo que lo llevó al Ministerio de Comercio entre 2009 y 2010. Pero a mediados de 2017, luego de haber mantenido un perfil bajo, lanzó su candidatura contra la de la oficialista Erika Farías y dejó en evidencia que en el chavismo había más fisuras que las que habían provocado Marea Socialista y los ex ministros Jorge Giordani, Héctor Navarro y Ana Elisa Osorio.

Pero aquella confianza del barbado se diluyó en muy poco tiempo. Unos instantes después salieron comisiones del PPT a recorrer los centros de votación cercanos para comprobar que estos ya estaban vacíos y que no había necesidad de prorrogar el cierre de las mesas e iniciar el conteo de los votos.

«Es que si ahora también les dan plata, imagínate. Claro que van a votar», comentaba una mujer a un par de hombres que sacudía la cabeza mientras la escuchaba.

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Pero antes de la entrada del confiado, había ingresado a la casa de la tolda azul, ubicada en Plaza Venezuela, el mismo Samán, quién acababa de visitar varios colegios y escuelas para ver si las mesas estaban o no abiertas. Sin vacilar, subió al último nivel de la quinta, donde su comando tuitero operaba. Un cuarto de hora después, bajó y se encerró en una oficina a donde entraban y salían desde militantes del partido hasta el cineasta Carlos Azpúrua, uno de los que bajó a verificar centros. «Esto me lo está mandando una periodista: hay 74% de abstención. Ahora hasta el perro hace falta para salvar esta vaina», había dicho temprano, cuando probablemente ni esperanzas tenía.

El nerviosismo, contó una militante, se originó con el mensaje presidencial que dejó todo revuelto. Al final de la tarde de este domingo, 10 de diciembre, Nicolás Maduro había prometido que quien saliera a votar en ese momento, con carnet de la patria en mano, se ganaría «un regalo»: un bono navideño en metálico. Y Erika Farías lo retuiteó y agregó «saquenle punta a esto». La «operación remolque» que el chavismo implementa al final de cada elección, había recibido así un último empujoncito.