El cansancio no amilana la voluntad de los manifestantes del este de Caracas
El cansancio no amilana la voluntad de los manifestantes del este de Caracas

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Escrito por Génesis Carrero Soto para El Pitazo

El cansancio es más que visible entre los vecinos del Este de Caracas que tomaron este miércoles, 26 de julio, las calles para acatar el llamado a paro cívico de 48 horas realizado por la oposición venezolana como una medida en rechazo a la Asamblea Nacional Constituyente.

Esta vez fueron menos, pero firmes, quienes desde las 5 de la mañana se apostaron en las principales calles de la capital para trancar el paso a vehículos, motos y en muchos casos transeúntes que intentaban llegara sus sitios de trabajo.

“Somos poquitos porque nos dividimos por turnos para poder aguantar las 48 horas del paro”, fue la justificación, que casi como un texto aprendido, decían quiénes eran consultados en las barricadas sobre la presencia, visiblemente menor de manifestantes, en comparación con el paro de 24 horas realizado el pasado jueves 20 de julio.

Al menos, 11 barricadas se contabilizan a lo largo de la avenida Rómulo Gallegos, cuyos puntos más fuertes son los cercanos al Barrio La Cruz, La Lucha y Horizonte, donde ni a las motos se les permitió el paso durante toda la mañana.

En esta ocasión la diferencia no solo la hicieron los manifestantes, que se organizaron en turnos de pequeños grupos para vigilar, sino la cantidad de personas que decidieron salir de sus casas para cumplir con sus labores en el este de Caracas.

“Yo estoy de acuerdo con ustedes y si pudiera también estaría allí parado, pero si no trabajo mis hijos no comen y eso para mí es lo más importante”, dijo un señor a bordo de una moto que imploraba los vecinos de La Cruz que le permitieran continuar su ruta; petición que fue concedida luego de unos 10 minutos de discusión.

En cambio en Los Ruices, el flujo de personas caminando era tal que los manifestantes desistieron de impedir el paso y se limitaron a trancar el acceso solo a carros y motos. “Hoy parece trancazo y no paro. Nosotros somos los mismos de la semana pasada, pero vamos a jugar al desgaste y no nos quitaremos de la calle”, manifestó una de las mujeres apostadas en este punto de las protestas.

Desde la estación de Metro de Los Cortijos las personas caminaban hacía la zona industrial e incluso seguían subiendo vía Caurimare y Los Naranjos para llegar a sus puestos de trabajo. “Estoy caminando obligado desde Los Cortijos hasta la Galería Los Naranjos… Yo apoyo el proceso y me parece bien que se tomen estas medidas, lástima que alguno de nosotros tenemos que trabajar porque si no yo estaría allí apoyándolos”, expuso Leonardo Villalobos, trabajador de una empresa de servicios.

En Petare, hasta una Feria del Pescado,dispuesta por el Gobierno, era parte de la gran cantidad de vendedores informales que no se plegaron al paro cívico y salieron a trabajar. Con sus toldos improvisados, los vendedores tapaban las santamaria de los negocios formales de la redoma, que si cerraron sus puertas.

Apertrechados

“Mientras podamos apertrecharnos en nuestra zona, todo está bien”, refirió un vecino de Baruta que se encontraba al frente de la primera barricada de Caurimare. En el sitio se dieron varios inconvenientes con motorizados y conductores de vehículos que insistían en transitar por los accesos cerrados.

Mientras eso sucedía, una trabajadora de un organismo del Estado manifestaba su preocupación por no poder pasar.

-¿Puedes decirme cómo están las cosas allá abajo?

– Todo está trancado, señora. No podrá pasar.

-Será, es que yo trabajo en el TSJ y me dicen que debo llegar pero cómo hago… Esta situación es insostenible. Yo tengo miedo de que me boten, de que la Guardia llegue a la zona, de que se metan en mi casa. Tengo miedo de todo y lo peor es que allá se disgustan si no llegamos, pero ni modo.

Las amenazas también se hicieron presentes durante la jornada matutina. En Macaracuay un vecino sacó un arma para amenazar a los manifestantes y obligarlos a darle paso y en Palo Verde los vecinos relataron que un jeep sin placa se paró durante unos minutos en la isla de la avenida principal y posteriormente salieron de él unos hombres armados que mostraron sus pistolas y hicieron señas a quienes estaban apostados en la primera barricada de esta urbanización.

En cambio, en Chacao, no había miedo. Muchos niños y jóvenes jugaban futbol en las calles internas del municipio y permitían el acceso a cualquier motorizado.

En todas las zonas del este los vecinos esperan mantenerse hasta pasadas las 10 de la noche, cuando aseguran reforzarán las barricadas y se “apertrecharán” en sus casas, desde donde vigilarán y descansarán para bajar a las 5 am de este jueves.

La sorpresa

En el recorrido la sorpresa fue encontrar barricadas aún más grandes e impenetrables a medida que se avanzaba hacía los barrios del municipio Sucre.

Guaicoco, Curumo, Mesuca, Terrazas del Ávila y Filas de Mariche contaban con “barricadas ecológicas” hechas con bambú, palos, ramas, piedras y tierra que sobrepasaban, en algunos casos, el metro de altura y que se mostraban impenetrables para quien se aventurará si quiera a querer pasarlas.

Y, una vez se accedía a ellas era posible toparse con personas aún más blindadas en conocimientos que con argumentos criticaban la Constituyente de Nicolás Maduro y defendían el proceso en las calles.

“Estamos protestando de la manera más organizada. Trabajamos por pequeñas cuotas cada uno en su zona y así vamos a alcanzar el objetivo… Debemos recordar las peticiones originales: un canal humanitario, calendario electoral, respeto a la Asamblea Nacional y ahora la anulación de la Asamblea Nacional Constituyente que no es más que una forma de aristocracia degradada que nos devuelve a la votación de 2do grado”, explicó Manuel Escalante, uno de los vecinos de Terrazas del Ávila, que se mostró esperanzado en que los venezolanos “a pesar del cansancio, van a seguir en las calles hasta que recuperen la libertad”.