Para Humberto Prado, director general del Observatorio Venezolano de Prisiones, es un hecho histórico en la vida penitenciaria del país la toma de rehenes que duró 144 horas en la Penitenciaría General de Venezuela, en San Juan de los Morros, estado Guárico, desde el lunes pasado en la mañana hasta el sábado a las 12:00 de la medianoche.

Inicialmente, el lunes a las 9:20 am, los presos comenzaron a cumplir su plan para exigir a las autoridades que les llevaran plantas eléctricas al centro de reclusión, así como 2.500 detenidos de los retenes policiales de todo el país que están hacinados.

Alegaban que esos presos que están en los retenes pasan hambre y sufren humillaciones, pero la realidad es que debido a que muchos de los reclusos de la PGV han obtenido la libertad, es poco el dinero que reciben semanalmente los pranes por la causa que cobran a la población penitenciaria.

Durante el tiempo que los presos mantuvieron a los rehenes en su poder trataban de convencer a los familiares, que permanecían en los alrededores de la PGV, y les manifestaron que se quedaran tranquilos porque todo estaba bien, explicó una mujer, pariente de uno de los trabajadores retenidos, en una entrevista.

A la media noche de entre sábado y domingo fueron liberados 20 trabajadores que aún quedaban en poder de la población penal.

El lunes pasado en la mañana los presos de la PGV se apostaron en la entrada del recinto y comenzaron a tomar como rehenes a los empleados del penal hasta llegar a 46. No hubo mayor número de rehenes porque otros trabajadores se enteraron de lo que ocurría y no acudieron a sus labores.

A pesar de que no lograron el número de 2.500 traslados de detenidos a la penitenciaría, sino 2.000, los presos negociaron con José Vicente Rangel Ávalos que sirvió de mediador.

Sigue leyendo esta nota de Sandra Guerrero en El Nacional