El pronóstico económico para el segundo semestre de 2016 va a “peor”. Con la inflación de julio a 400 por ciento y la anualizada en 700 por ciento la crisis transita en una escalada acentuada por la falta de materia prima e insumos para producir. Lo que se traduce en “más escasez” y repercusión en los precios de bienes y servicios.

“Lo grave”, analiza Edinson Morales, economista, es que “tenemos escasez de reservas líquidas. Estamos importando menos y las reservas internacionales han caído” por la venta de oro que ordena el Gobierno. Al reducirse las reservas con el terreno de una contracción en actividades de producción interna de bienes y la cartera de ingresos petroleros vacía la capacidad de respuesta para mejorar la economía, se esfuma.

El Banco Central de Venezuela decidió afectar las reservas internacionales ante las necesidades de disponibilidad de divisas. Lo que significó una baja de casi 27 por ciento en seis meses. Y es que el indicar de enero se ubicó en 16 mil 327 millones de dólares e iniciando agosto en 11 mil 990 millones de dólares. Más de cuatro mil millones de dólares que no precisamente fueron para estimular la producción sino para auxiliar los compromisos ante una emergencia de alimentos y medicamentos.

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