Privados de libertad de centros penitenciarios ubicados en Aragua y San Juan de Los Morros se midieron en un juego sin precedentes en el país que se desarrolló el viernes 27 de noviembre de 2015 al mediodía en el Polideportivo de la Fundación Santa Teresa. El primer partido intercarcelario terminó cero a cero
Tres meses de entrenamiento dentro de la Penitenciaría General de Venezuela (PGV), ubicada en San Juan de Los Morros, fueron suficientes para que los presos de ese centro participaran en el proyecto Alcatraz, de la Fundación Santa Teresa, y se midieran en un partido de rugby con sus pares de la cárcel de Tocorón, del estado Aragua, el viernes 27 de noviembre de 2015 pasadas las 12 del mediodía.
El primer encuentro de rugby intercarcelario en el país terminó 0-0 y se desarrolló en el Polideportivo de la Hacienda Santa Teresa. Los reclusos de la PGV se enfrentaron con los privados de libertad de Tocorón, que tienen más de un año de entrenamiento con esta disciplina deportiva y que el 5 y 6 de diciembre de 2014 participaron en un partido contra el grupo Alcatraz.
Ese viernes a las 10:00 am los familiares de los presos de ambos centros penitenciarios estaban en el área de las gradas, mientras que los reos aprovecharon para calentar y hacer unas rutinas de estiramientos.
Alberto Vollmer, presidente de la Hacienda Santa Teresa y fundador de Proyecto Alcatraz, dijo que aunque pensaba que los reclusos de Tocorón iban a ganar en el encuentro con sus pares de la PGV, por la ventaja que tenían en tiempo de preparación, durante los entrenamientos observó cómo los internos de la PGV aprendieron las técnicas deportivas rápido.
“Creo que además de la preparación, a los presos les ayudó la presión de la fanaticada y de la gente que estaba aquí en la Hacienda viendo el juego. Ahora tienen que entrenar mucho más el pase de balón, porque cayeron muchos balones, pero fue espectacular y lo disfruté muchísimo. Para mí lo más importante era que ellos dieran ese ejemplo que dieron esta tarde”, precisó.
Vollmer destacó que uno de los aspectos que se le hizo difícil de empezar el Proyecto Alcatraz con los privados de libertad fue sembrarles la expectativa de participar en el rugby: “Al principio no sabíamos si íbamos a conseguir los permisos para que los presos salieran a jugar y esa posibilidad de quedarles mal o no, genera algo de ansiedad. Le doy muchas gracias al Ministerio de Servicio Penitenciario que han colaborado mucho para que esto se hiciera posible”.
