¿A quién beneficia la pobreza? por Francisco J. Quevedo
¿A quién beneficia la pobreza? por Francisco J. Quevedo

PobrezaCCS

 

Si “ser rico es malo”, ser pobre debe ser bueno. ¿No? ¿Pero… bueno para quién o para qué? Ante el aumento de la pobreza en Venezuela y sus apabullantes magnitudes, vale repasar a quién beneficia ésta, pero también a quién perjudica el acelerado empobrecimiento del venezolano.

Primeramente, debemos reconocer que ser pobre perjudica al pobre, a quien le priva de calidad de vida, pero más de esperanzas y futuro, y que –ojo– la pobreza no ayuda al rico. Los pobres tienen un limitado poder de compra que es lo que le interesa al empresario o comerciante, y tienden a contar con escasa educación y habilidades que también le interesan a sus patronos. En cualquier caso, podrían decir algunos, que al exigir poco, los pobres salen baratos, pero habría que preguntarse de qué nos vale tener diez trabajadores incapaces mal pagados, cuando uno capaz y bien remunerado puede hacer el trabajo, especialmente en esta era tecnológica donde un solo equipo electrónico o maquinaria realiza mejor la tarea de muchos. El “cholomático” no funciona tan bien.

Así que en materia económica, la pobreza nos perjudica a todos, pues pasma los mercados, coarta el desarrollo y afecta la productividad laboral porque los pobres, en el plano laboral, manifiestan problemas que la clase media no expresa. Por un lado tienen más hijos y no tienen los medios necesarios para contratarles atención privada en casa o para pagar un maternal. Cuando se enferman, deben llevarlos a hospitales públicos donde el servicio es lento y deficiente, y siempre corren al patrono en busca de adelantos y vales para responder a esas contingencias, a falta de un seguro de salud.  Por otro lado usan transporte público, muchas veces con trasbordos, y por ende están más sujetos a sus riesgos y vicisitudes. Les afectan mucho los cortes de agua, llegando a veces a excusarse del trabajo porque no han podido lavar o bañarse. Y dada la permisividad de la legislación venezolana, no se les puede exigir que vengan con la ropa del día anterior porque se ofenden.

Cuando 48,4% de la población es pobre, según un estudio de cifras oficiales que realizaran la UCABUCV y la USB, y cuando buena parte de la otra mitad anda “rompiendo el cochinito”, no hay suficiente ahorro para desarrollar mercados de capitales e inversiones. Todo esto sin hablar del efecto de la pobreza en el deterioro urbano y la criminalidad, para que no vayan a decir que uno discrimina o estigmatiza a los pobres porque ciertamente hay ricos malos y hay mucha, mucha gente decente en los cerros y barrios del país.

A quién sí beneficia la pobreza es a los políticos manipuladores. Simón Bolívar dijo que los venezolanos hemos sido dominados más por el engaño que por la fuerza, muy cierto, y calificó a la ignorancia como instrumento ciego de nuestra propia destrucción. ¡Lapidario! En efecto, el adulto promedio en Venezuela si acaso cuenta con sexto grado de instrucción primaria, según cifras del INE. ¿Cómo cree usted que será eso en los cerros? Un pueblo desinformado y mal educado es más manipulable. Envilecido por el cuento que “ser rico es malo” para canalizar sus odios y resentimientos hacia las minorías, y engatusado con cantos de sirena de una sociedad igualitaria, cuando fue el mismo Libertador quién apuntó que la igualdad no existe, y que no todos tienen la misma oportunidad de acceder a rangos mayores porque tampoco tienen las mismas virtudes, ni hacen el mismo esfuerzo, la pobreza es el hervidero de toda revolución. ¿Conoce usted alguna revolución de ricos?

Y un pueblo pobre es fácil de extorsionar con una bolsa de comida o con un precio regulado, y no le importa hacer cola para pagarlo. A los pobres se les compra con un “dakazo” o con la promesa de una vivienda digna. Un ministro dijo que no nos iban a sacar de la pobreza para que no nos volviéramos escuálidos. Así que –al parecer– mientras más pobres, más sumisos, y mientras más brutos, más ingenuos, al parecer.

@qppasociados