La crisis económica le "pasó factura" a Nicolás Maduro
La crisis económica le «pasó factura» a Nicolás Maduro

NicolásMaduroFOTO

El presidente venezolano cuenta con el 22,6% de popularidad, su nivel más bajo, lo que complica aún más el panorama político para el chavismo en año de elecciones parlamentarias y cuando el precio del petróleo se ha desplomado más de 50%.

El estudio de la consultora Datanálisis, elaborado en diciembre pasado, «muestra un deterioro muy severo en la percepción del país sobre la economía, y ya se ve claramente el costo político sobre la evaluación de gestión del presidente», afirmó este sábado Luis Vicente León, presidente de la firma.

La popularidad de Maduro ha retrocedido considerablemente desde que asumió la jefatura del Estado, en abril de 2013, cuando ganó las elecciones con 50,6% de los votos y una diferencia de apenas 223.000 sobre el líder opositor Henrique Capriles Radonski.

Después de 21 meses de gestión de Maduro, el 86% de los consultados tienen una evaluación negativa de la situación del país. Una encuesta realizada por la misma consultora entre septiembre y octubre de 2014 mostraba que la aprobación de Maduro llegaba a 30,2%, mientras que en las simpatías partidistas los adeptos al chavismo eran 28,9%, uno de los niveles más bajos en la década.

Asimismo, en ese entonces 81,6% de los encuestados consideraba de regular a muy mala la situación del país. En su último mensaje de 2014 el presidente Maduro afirmó que en este año se ejecutaría un programa de recuperación económica, aunque sólo presentó algunas metas sin anunciar ninguna medida concreta.

«Estoy convencido de que el año 2015 es el año del gran cambio del modelo económico», aseguró el mandatario el pasado 30 de diciembre.

«A pesar de que la gente evalúa mal la situación del país y el modelo económico del gobierno, la mayoría no entiende cómo se resuelve eso y rechaza asumir sacrificios. Eso lleva a que la mayoría contundente de la población rechace las medidas lógicas de ajuste», advierte el analista.

El estudio de Datanálisis revela que «más de 80% (de la población) rechaza devaluar y más de 70% rechaza el aumento de la gasolina» más barata del mundo, medidas que León estima «racionales» pero que dejan al gobierno «muy limitado políticamente, y es lo que explica su incapacidad de actuar sabiendo que debe hacerlo».

Pero además, este desplome en la popularidad y la gestión del gobierno de Maduro es un serio escollo para el chavismo en un año en que se celebran elecciones legislativas, en octubre.

«En estas condiciones sería muy difícil para el gobierno ganar esa elección», dice León, lo que sería un problema político para el oficialismo pues «sería claramente fortalecedor para la oposición. Es el panorama más difícil para el chavismo en años».

ECONOMÍA EN CRISIS

El país vecino comienza el año en recesión, con una inflación por encima del 63 por ciento y un panorama complicado para el Gobierno de Nicolás Maduro que afrontará un año electoral y con dudas sobre si podrá mejorar la economía con el peor desempeño de la región en 2014.

El desplome de los precios del crudo, principal fuente de ingresos de Venezuela, ha ido estrechando la holgura económica del país con las mayores reservas de petróleo del mundo que ha visto disminuir sus ingresos en, al menos, un 30 por ciento.

Un informe del Banco Central de Venezuela (BCV) emitido el pasado martes reflejó que el país entró técnicamente en recesión con una contracción del Producto Interior Bruto durante los tres primeros trimestres del año, el primero se contrajo un 4,8 por ciento, luego un retroceso de 4,9 por ciento y en el tercero 2,3 por ciento.

Ese mismo día el mandatario venezolano anunció un plan de recuperación para la economía venezolana, para acometer lo que él considera una «guerra económica» en su contra, con un programa que incluye recortes del gasto público y un nuevo sistema cambiario que avizora una eventual devaluación, y del que aún se esperan detalles.

Las señales que envía la economía venezolana han ido mermando la confianza de los mercados internacionales y de las calificadoras que han calculado el riego del país en uno de los más altos de la región lo que, según Maduro, obedece a «causas políticas» para que la nación no pueda acceder a créditos.

«Hoy por hoy los mercados están totalmente cerrados, Venezuela no puede acceder al mercado financiero», dijo el director de la firma Econométrica, Henkel García. Según el economista, «difícilmente» países que hayan sido financistas de Venezuela, vuelvan a dar crédito al país sin ningún tipo de ajuste hacia lo interno que garantice la posibilidad de pago.

Durante el 2015, Venezuela deberá cancelar una deuda estimada en 12.000 millones de dólares, un desembolso importante para un país que ha disminuido notablemente sus ingresos y cuya reservas internacionales rondan los 22.000 millones de dólares, lo que aumenta los temores de que entre en suspensión de pagos.

Asimismo, García considera que «si el Gobierno sigue por el camino actual de inacción o de ajustes tímidos en materia cambiaria, la probabilidad de impago será muy elevada, porque Venezuela no tiene las divisas para cumplir y menos ahora con los precios del petróleo cayendo».

El profesor de Economía de la Universidad Central de Venezuela, Luis Oliveros es de los que piensa que, pese a que los compromisos internacionales son altos, la probabilidad de impago es «muy baja» porque Venezuela «pierde mucho más de lo que ganaría» con la suspensión de pagos al poner en riesgo sus activos en el exterior.

Además, consideró como un elemento importante el que cerca del 98 por ciento de los bonos de deuda externa que tiene Venezuela fueron emitidos en el gobierno del fallecido Hugo Chávez (1999-2013), padre político de Maduro.

«Si tú haces un default (suspensión de pagos) le estás diciendo al mundo que lo que emitió Chávez fue una irresponsabilidad, y eso es una mala señal», apuntó Oliveros. «Si ese plan de medidas es coherente eso va a ayudar a disminuir el riesgo y la incertidumbre de Venezuela como economía y eso va a permitir al mismo Gobierno tratar de reestructurarse», indicó.

Para el economista, a medida que Venezuela «vaya rectificando se van a ir abriendo los mercados de crédito», en el que un requisito indispensable, con un ambiente de precio del petróleo bajo, «es que hacia adentro tengamos una economía financiera sana».

«¿Cuáles son las salidas que tiene el Gobierno? la primera devaluar», estimó Oliveros, que además señaló la importancia de tomar medidas adicionales como el aumento de la gasolina, un ajuste que Maduro ha dicho, es necesario, pero ha sido pospuesto.

Según varios analistas, estas medidas pueden afectar la popularidad de Maduro que se encuentra en sus niveles más bajos desde que fue elegido en 2013 un dato que, de acuerdo con el directivo de la firma Datanálisis, José Antonio Gil, se encuentra en 22 por ciento.

Tomar medidas drásticas este año, cuando el país se prepara para elecciones parlamentarias, expresó Oliveros, puede tener «costos políticos» para Maduro, pero la inacción del Gobierno que podría profundizar la crisis.

«El año pasado la economía tuvo una recesión cercana a cuatro puntos del PIB, con un precio de petróleo a niveles de 90 dólares, este año el precio del petróleo podría estar cercano a los 50 o 60 por lo que la recesión debería ser mayor, si no toman las medidas va a ser mucho más fuerte», estimó.

Se espera que en las próximas horas el gobernante haga nuevos anuncios, que incluyen un nuevo sistema de control de cambio en el marco de un plan para recuperar la economía, un programa que el mismo mandatario dirigirá desde el palacio presidencial de Miraflores.

CAPRILES DICE QUE «HUELE A DEVALUACIÓN»

El líder opositor venezolano y candidato en los dos últimos comicios presidenciales dijo que de nuevo «huele a devaluación» en el país, al comentar el anuncio del mandatario Nicolás Maduro de que habrá novedades en el sistema estatal de cambio en vigor desde hace doce años.

«Vamos a ver con qué vienen hoy con el tema cambiario, huele a otra devaluación», escribió Capriles en la red social Twitter.

Capriles aludió al anuncio que Maduro hizo el martes en el sentido de que el ministro de Economía, Marco Torres, y el presidente del Banco Central, Nelson Merentes, informarían hoy de eventuales cambios en el sistema estatal de divisas, aunque entrada la noche de este sábado no hay confirmación oficial de que así será.

«Este gobierno es tan pirata (que) hasta para anunciar los anuncios se demora un mundo. Eso quiere decir que todavía no se han puesto de acuerdo» sobre qué anunciar, agregó en Twitter Capriles, que reprodujo un comentario en ese sentido del economista José Guerra, autor del plan económico del líder opositor.

Desde que la llamada Revolución Bolivariana instauró en febrero de 2003 un control estatal de cambio y el Gobierno del entonces presidente Hugo Chávez fijó la paridad en 1,60 bolívares, la moneda venezolana con relación a la moneda estadounidense fue devaluada por primera vez en febrero de 2004, cuando pasó a costar 1,92 bolívares.

En marzo de 2005 la tasa oficial subió a 2,15 bolívares y en enero de 2010 se establecieron dos tipos distintos, según el destino de las divisas: 2,60 y 4,30 bolívares por dólar. En diciembre de 2010, el Gobierno puso fin al cambio de 2,60 bolívares por dólar y fijó la tasa oficial única en 4,30.

La doble paridad regresó en febrero de 2013, un mes antes del fallecimiento de Chávez por un cáncer, cuando el cambio de la divisa estadounidense fue fijada en 6,30 bolívares por el Gobierno, que además anunció la creación del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad).

En este mercado paralelo oficial el tipo de cambio fluctúa y el coste de la divisa estadounidense registra una cotización que en la actualidad promedia el doble de la tasa oficial fija de 6,30 bolívares por dólar.

El Gobierno dio vida luego a un llamado Sicad II, donde la cotización asimismo fluctúa y la divisa estadounidense reporta un coste aproximado a los 50 bolívares en la actualidad.

En Venezuela rige adicionalmente una cuarta cotización que ofrece el mercado no oficial especulativo, donde la divisa se cotiza hoy en 176,20 bolívares, precio que pagan «solo los estúpidos», según dijo Maduro el martes pasado.

En este contexto, Capriles insistió en que el control estatal de cambio favorece la corrupción, y recordó una denuncia del año pasado sobre un supuesto desfalco de al menos 25.000 millones de dólares.

«¿Dónde está la lista pública de las empresas que recibieron dólares oficiales? El país quiere saber» porque los oficialistas se «robaron unos 25.000 millones de dólares», sostuvo Capriles dando por buenas unas denuncias de quien fue hasta el 17 de junio pasado vicepresidente de Planificación de Venezuela, Jorge Giordani.

El promotor del actual control de cambio de divisas y hasta ese día ministro de Planificación denunció que «empresas fantasmas» estaban recibiendo divisas del Estado, y en una carta pública dijo en junio de 2014 que, adicionalmente, Maduro no transmitía liderazgo y que ha manejado el gasto público de manera descontrolada.