“Prostitución Cambiaria” por Francisco J. Quevedo - Runrun

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Un cínico titular de prensa de esta semana apuntó que las “prostitutas en Venezuela ganan más cambiando divisas que con sexo…”  La pregunta de las 64.000 lochas es: ¿Y de dónde salen esas divisas, si no es del sexo? La noticia sirve para dramatizar la prostitución cambiaria venezolana pero asoma una estrategia del Estado para cerrar la brecha entre el dólar oficial y el paralelo.

Ya con anterioridad, el Diputado Elías Mata habría declarado que el Ministro Jorge “Giordani reconoció que más de 20 mil millones de dólares… fueron robados por las empresas maletín, no sólo fueron empresas privadas, sino también públicas, y en el año 2013 el presidente Maduro reconoció que había cerca de 10 mil millones de dólares robados de igual manera” en Cadivi. Que hay corrupción, parece un hecho, pero la iniciativa de las prostitutas podría revelar la intención del Gobierno de cerrar la brecha entre el dólar paralelo y el oficial, haciéndose la vista gorda con las compras y el destino de las divisas adquiridas por intermedio del Sicad 2.

Piense usted: ¿Qué se requiere para comprar divisas en el Sicad 2? Tener los reales y firmar una declaración de origen para esos fondos. ¿Se requiere acaso declarar el destino y luego demostrar buen uso de las divisas? No, no hace falta presentar facturas ni presupuestos, ni rendir cuentas posteriormente. Una vez que los dólares estén disponibles en su cuenta, usted puede –valga la redundancia– disponer de ellos. ¿Y quién o cómo lo limitan a usted de venderlas en el paralelo? Básicamente, nadie, de ninguna manera, solo su conciencia, su presupuesto y sus necesidades. Quizás sea esa la lección que nos dejan las prostitutas.

Y es que –más allá de la pudrición de Caidivi la ausencia de controles en el Sicad 2 parece muy a propósito, pues permite canalizar fondos de un mercado oficial a uno paralelo, con un diferencial de tasas importante. Cualquiera se gana, como ellas, Bs. 50.000 ó 100.000 al mes, calladamente, y sin sudarse la espalda. ¿Será esa la intención? El hecho que la brecha entre el dólar oficial y el mercado negro venga estrechándose parece corroborarlo.

Más aún, la prensa nacional citaba en Marzo, con la llegada del Sicad 2, que “se despenaliza… la venta y compra de divisas, (pero) se penalizan de una manera muy estricta los ilícitos cambiarios que se comentan con divisas que sean otorgadas por el Estado…”  El detalle está en que por este medio se cruzan operaciones entre privados, uno que oferta, otro que compra, y en el peor de los casos, entre el banco y su cliente, al firmar este una autorización al primero para liquidar los bonos adquiridos y abonarle a él el efectivo en su cuenta. No son divisas otorgadas por el Estado.

Así que “¡Muérete que no era pecado!” parecieran gritarnos las prostitutas.    

@qppasociados